Cannabis Magazine 240

Cosmoterio 128 La verdad es que las personas adultas que juegan me inspiran más seguridad y confianza. Desde el primer momento supe que haríamos muy buenas migas. Algo en mi mente me indicaba esto. Pero no todo es juego y alegría. Lo primero y más importante es que Lorena y Pablo parecían ser muy buenas personas, mantenían luego una congruencia importante entre lo que decían y hacían, y dedicaban su tiempo a cosas que a nosotras nos interesaban mucho. Compartíamos elementos que eran muy preciados. Lorena y Pablo eran personas excelentes. Paula y yo habíamos estado vagando por muchos sitios en los últimos diez años. Algunos amigos y amigas nos llevamos, pero nadie con tanta complicidad como con Lore y Pablo. Hoy puedo decir que son grandes amigos, de los pocos que tengo grandes grandes, y creo que Paula podría decir lo mismo. A mí me importan muchas personas, pero mucho mucho me importan más bien pocas: mi familia que es Paula y mi gente sanguínea y la de ella, mi eterno compañero Xosé, Daniel, Cesar, Felipe, Sindy y Luchito y la mayoría están lejos, algunos a miles y miles de kilómetros. Ahora, desde que llegamos, Pablete y Lore son parte de esas pocas personas muy muy importantes: fundamentales. Lo son porque las risas colman de júbilo los momentos con ambos o con cualquiera, porque compartimos un rumbo en ciertos elementos muy bonitos, evadiendo un fango social de árido interés y porque, como he dicho antes, no todo es juego y alegría. Y en los momentos de dolor, tristeza y sufrimiento, han estado ahí, de manera desinteresada y con una altura elevadísima e inmerecida, pero esperable. De igual manera, en cualquier momento hemos estado ahí. Es un regalo para unas personas buenas que se merecen sucesos buenos y desenlaces buenos a las vicisitudes de la vida. Me encantó el día en que nos juntamos por vez primera, Xosé, Lore, Pablete, Paula y yo y lo delicioso que fue echar una partidilla, fumar un poco de hierba y tomar unas cervecitas. Como Xosé vivía lejos, aprovechábamos algunas épocas de festivos para vernos, como en las vacaciones de invierno. Solíamos hacer una comida todos los años y comenzamos a hacerla aquí en el pueblo. La de este último año ha sido genial, Pablete y Lore vinieron, también Manolón que acá lo conocen como “Ofe” y el señor Willson, que ahora vivía en Alemania desarrollando juegos y contenido audiovisual. Fue una pena no poder contar con César. Terminamos la noche cantando y tocando canciones todas inventadas, a Xosé y a mí nos seguía resultando muy sencillo improvisar con el otro y esa noche la relatividad temporal arrojaba temas de quince minutos. Lore y Pablete, sois grandes amigas nuestras, es un placer compartir camino con ambas, un abrazo enorme, gracias por el cariño.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTU4MzA1