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Benito Arias Montano y la peña sagrada

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Benito Arias Montano

Fue teólogo y erudito del estudio de las sagradas escrituras y de lenguas antiguas. Fue un sacerdote austero del siglo XVI pero interesado por la múltiple visión del mundo gracias a sus viajes. Pasó la mayor parte de su vida sumido en estudios bíblicos.

Benito Arias Montano, nacido en Fregenal de la Sierra (Badajoz) en 1527 en el seno de una familia hidalga empobrecida originaria de la sierra de Aracena. Su padre era notario del Santo Oficio. A los 19 años se fue a Sevilla a estudiar lingüística, gramática, retórica, teología, ciencias físicas y médicas y filosofía, que amplió más tarde en la Universidad de Alcalá de Henares, aprendiendo latín, griego, sirio, árabe y hebreo.

Se ordenó sacerdote en 1560 en la orden de Santiago y se retiró a Alájar (Huelva) donde estudió en profundidad las sagradas escrituras (este lugar será estancia de Benito en innumerables veces hasta poco antes de su muerte). Su fama de docto teólogo hizo que en 1562 el obispo de Segovia Martín de Ayala lo llevase consigo a participar en el Concilio de Trento donde se distinguió por su erudición. En Italia destacó en sus competencias doctrinales y en su austeridad de vida (Sánchez Rodríguez, 1996).

Su relación con Plantino

En 1566 Felipe II le nombró su capellán y confesor y en 1568 el mismo rey le pidió consejo sobre la propuesta del editor Christopher Platin (Plantino), de Amberes, de editar una nueva Políglota (multilingüe), y tras su respuesta entusiasta le confía la supervisión de la Biblia Regia y le ordenó dirigirse inmediatamente a Amberes, donde el grupo de estudiosos flamencos y franceses reunido por Plantino llevaba ya años trabajando.

Arias Montano durante su estancia en Amberes se relacionó mucho con el impresor Plantino y con el círculo de intelectuales y científicos que se reunía regularmente en su casa. Benito terminó por afiliarse a la “Familia Charitatis” o “del Amor”, secta secreta de carácter místico que contaba con gran aceptación en aquel círculo. Plantin fue uno de los mejores encuadernadores del momento. Había fundado en 1554 su imprenta con capital aportado por los miembros de la Familia del Amor. En 1562 Plantino tuvo que huir de Amberes por su relación con Niclaes y Barrefelt, miembros de la “Familia del Amor”, que eran para la Iglesia católica herejes.

Isidro Marín en el interior de la Peña de Arias Montano
Isidro Marín en el interior de la Peña de Arias Montano

La colaboración entre Benito y Plantino es excelente. Plantino se ocupaba de todo lo relativo a la cuidada impresión, al tiempo que admiraba el saber filológico de Arias Montano, quien se atiene a las directrices de la misión que se le ha confiado. La impresión de los ocho volúmenes de la nueva Biblia Políglota se completó a comienzos de 1572. Dicha obra empieza con esta frase “In rupe arcilacensi” (La Peña de Aracena); lo que indica la importancia del lugar que indica que fue aquí donde dio comienzo aquella titánica obra.

Puestos de suma importancia

 En abril de 1572 Arias Montano se fue a Roma para conseguir la aprobación del Papa, y tras obtenerla regresa a Amberes, donde permanece hasta 1575. Es enviado de nuevo a Flandes como consultor privado de Felipe II, donde defiende una política respetuosa de las personas y conciliadora. Se manifestó en desacuerdo con la política sanguinaria del Duque de Alba respecto a Flandes y defendió una orientación conciliadora de respeto a las personas del país con justicia, sin sobornos y procurando su mejoría económica. Benito condenó ciertas actitudes españolas y defendió los puntos de vista de los neerlandeses.

Todo esto hizo que Benito y su Biblia fueran atacadas y puestas bajo sospecha nada menos que por el Tribunal de la Inquisición que veía en la misma un atentado contra la Vulgata (la Biblia utilizada por Roma) y un rabinismo excesivo, fue tachada por la Inquisición de judaizante. Arias Montano se había atrevido a afirmar que la Vulgata estaba mal traducida. Uno de los acusadores de Arias Montano, León de Castro, lo fue también de fray Luis, que fue encarcelado. Al final tanto Arias Montano como la Políglota de Amberes salieron indemnes del ataque y su Biblia se editó en esa ciudad en 1572. En 1575, Arias Montano dejó Amberes y se marchó a Roma con la intención de persuadir a los cardenales para que acepten la Biblia Políglota. En Roma encuentra una seria oposición por catalogarse de judaizante. En 1576, Montano asume su cargo de director de la Biblioteca de El Escorial, hasta 1586 (Manzini, 1971).

En 1584, perdido el favor real, vuelve a Sevilla donde presidió el convento de Santiago de los Caballeros. Alternó su estancia en Sevilla con escapadas a la Peña de Alájar (actualmente Peña de Arias Montano). En 1594, ya anciano, se quejó de nuevos ataques y persecuciones por sus estudios bíblicos y por su simpatía por el mundo hebreo pero contó siempre con el apoyo del Rey. Cansado y enfermo, murió en 1598, al igual que su amigo y rey Felipe II. Sus restos reposan en el Panteón de Sevillanos Ilustres (Iglesia de la calle Compañía). Dona sus cuadros, esculturas, aparatos científicos, libros, etc… a Pedro de Valencia (cronista del rey y asesinado en extrañas circunstancias) y Juan Ramírez ya que les ayudaron en sus estudios y composición de libros “y otras cosas”. Ellos tuvieron que defenderle a su muerte de la pretendida corrección de la Biblia Políglota de Amberes (de Valencia, 2002).

Su ideario

 La iluminación, para Arias, es el origen ultraterrenal, también llamado intuición, es la ayuda del Verbum (o traducido al cristiano el misterio del Espíritu Santo). La voz de la verdad es escuchada en la intimidad personal que resulta del conocimiento del propio yo, otros personajes que llegaron a ese conocimiento fueron Fray Luis de León o Santa Teresa de Jesús.

Montano afirmaba que la Razón no necesita probar la existencia de Dios puesto que tal existencia la descubre el hombre en sí mismo y podía descubrirla en el resto de cosas. Hablaba de los sentidos corporales (vista, oído, olfato, gusto y tacto) convergen en lo que él llamaba sentido común, que presenta las cosas en tanto que agradables o desagradables, convenientes o no convenientes, útiles o nocivas para el mantenimiento y la vida del organismo humano. Montano defendía a las mujeres escribiendo que la única diferencia entre los hombres y las mujeres era su cuerpo, expresión clara de una unidad.

De su actividad como botánico, de la que Rodríguez Marín dice que era “harto perito”, tenemos bastante información. Sus contactos en Amberes además sirvieron para crear un puente entre los botánicos sevillanos y los de los Países Bajos, como Carolus Clusius. En su estudio tenía tanto minerales, vegetales como animales disecados (Jorge López, 2001).

 Su relación con la secta “la familia del amor”

 La cruda visión de la realidad llevó a Arias a acercarse, en su estancia en Amberes, a los círculos de la secta «la Familia del Amor», que, liderado por el editor Plantino, proclamaba un rechazo a los cargos públicos, la intimidad personal, la libertad, la indiferencia ante todo rito exterior de cualquier religión organizada y el cultivo de la sabiduría superior.

Era un grupo de evangelistas conciliadores y ecuménicos y el movimiento esotérico holandés “La Familia del Amor” formaron un “colegio invisible” transeuropeo de sabios de inspiración espiritual, los cuales se hallaban en constante correspondencia los unos con los otros. El movimiento finalmente acabó por adquirir carácter público en Inglaterra con la fundación Royal Society que estaba formada por un grupo de científicos animados por un profundo compromiso espiritual y procedentes, en su mayoría, de la tradición masónica. Pertenecen a esta tradición Robert Boyle (1627-1691) e Isaac Newton (1642-1727).  Robert Boyle fue uno de los fundadores de la física moderna pero también filósofo de la ciencia, alquimista, y estudioso de Nostradamus y toda una autoridad en todo lo relacionado con la mitología del santo Grial. Isaac Newton fue el descubridor de la ley de la gravedad pero también un alquimista, estudioso de las religiones antiguas. Afirmaba que el Nuevo Testamento estaba falseado por la Iglesia (Hopkins, Simmans y Wallace-Murphy, 2005: 266).

La secta espiritualista flamenca llamada la “Famille de la Charité” (la Familia de la Caridad) estaba dirigida por Barrefelt y el editor Plantino. Arias fue amigo personal de Plantino ya que ambos gustaban del refinamiento espiritual, su interés bíblico, su preparación ascética y cultural. Estos hombres buscaban un ambiente de tranquilidad y rehusaban cualquier compromiso político. Trataban de establecer un vínculo de cultura al margen del fanatismo que imperaba en su siglo (piénsese que el protestantismo acababa de aparecer y comenzaron guerras entre éstos y los católicos). Ellos buscaban la tolerancia. Arias estuvo en Flandes y se agregó a los humanistas (que eran perseguidos tanto por los calvinistas como por los católicos). Benito contaba además con conocimientos de alquimia y firmaba al lado de su nombre la palabra siro-caldaica “Thelmid” que significa “el discípulo”, pero ¿El discípulo? ¿De qué? Se intentó que Arias fuese juzgado por la Inquisición pero no le encontraron motivos suficientes para tal hecho (Rekers, 1973).

 La peña de Alájar actual peña de Arias Montano

 Allí fue visitado por el Felipe II en 1569 que le pidió que fuera su consejero secreto sobre asuntos de Portugal. Se dice que Felipe II no pasaba de ir de Madrid al Pardo y del Pardo a El Escorial ¿Qué vino a descubrir a Alájar el emperador? ¿No podía haberse desplazado Arias Montano? Curiosa son las dos pirámides, a mi me parece más dos pequeños obeliscos, realizadas en mampostería mandadas construir por Arias Montano a fin de perpetuar la visita de Felipe II. Actualmente sólo queda un túmulo reconstruido. Benito vivió en total 44 años en la Peña de forma interrumpida.

Estaría en la Peña hasta que fue llamado por Felipe II para ser profesor de lenguas orientales en el monasterio de El Escorial y responsable de su extraordinaria biblioteca. En dicha biblioteca dejaría huella de su saber. A partir de 1575 fue bibliotecario del Escorial. La biblioteca contaba con libros confiscados por la Inquisición. Benito podía leer libros de magia, ocultismo y de alquimia. La biblioteca contaba también con libros árabes. Felipe II tenía interés por la medicina y las plantas medicinales. Él fue el que estableció las Farmacias Reales en Madrid y en San Lorenzo y en donde podemos encontrar a día de hoy las “simientes de cáñamo”.

Benito siempre deseaba estar en la Peña en Alájar, su hastío de la vida en El Escorial y de las intrigas políticas y su renuncia a un obispado y de otras dignidades que le ofrecieron. Arias Montano encontró la paz y el aislamiento necesario para proseguir sus estudios en Alájar. En su retiro, Arias Montano llevaba una vida idílica, rodeado de libros, cuadros flamencos, instrumentos científicos y plantas exóticas que le enviaban sus amigos extranjeros. En la Peña de Alájar mantenía una nutrida correspondencia, especialmente con la Corte y los Países Bajos, que alargaba la sombra de este habitante de Alájar por toda Europa. Sus idas y venidas a la Peña de Alájar eran constantes. Sin embargo, son raíces más profundas las que desvelan la estancia de Arias Montano en La Peña (Mora Mantero, 1924).

En esta peña quedan huellas megalíticas, con altares celtas de sacrificio, grutas donde, cuenta la leyenda, se sacrificaban doncellas mirando al sol naciente. Aún podemos ver un altar donde se alimentaba de sangre. El lugar era sitio de ermitaños y anacoretas, atraídos por la belleza del paraje, que habitaban en los huecos de la peña llamados “El palacio oscuro”, “La fuente” o “La sillita del rey”.

La “Sillita del Rey” es llamada así porque el mismo Felipe II, según cuenta la leyenda, llegó a sentarse. En el centro de la estancia hay aislada una piedra ciclópea con profundo rehundimiento, que lo mismo pudo haber sido túmulo que altar. Probablemente hubiese tenido ambos destinos. En dicha Sillita del Rey descubrimos que un orificio atraviesa su espesor, alejando nuestra teoría de que fuese una sepultura. Lo más seguro es que estuviera para dar salida a la sangre de víctimas inmoladas sobre esta piedra como un altar de holocaustos. Los sacrificios de víctimas humanas eran para los celtas un acto religioso, cuyas entrañas eran luego examinadas para adivinar los sucesos. Las “harmariguadas”, vestales del culto primitivo-local cuidaban de adornarlos de festones de hierbas sagradas. Los más importantes actos de la vida civil y pública se ejecutaban delante de los altares. También otra gruta llamada “El salón de los machos” en donde se albergan un altar celta al dios supremo Tentastes o Teutastes. En ella podemos encontrarnos un mascarón que representa a la diosa Astarté. Esta diosa se convirtió en la actual Reina de los Ángeles cuya advocación introdujo San Víctor el Ermitaño en el S. V. Deidad relacionada con el cannabis, la luna y las serpientes. Las serpientes representan la inmortalidad. Yo personalmente he visitado estas cuevas y todavía guardo el estremecimiento de lo misterioso y oculto.

Benito Arias Montano

Benito escribe sobre la peña: “juntas todas las bellezas naturales que este lugar posee, no creo que haya en Europa pieza que le lleve ventaja”. Alájar contó también con la visita de personajes tan ilustres como Adolfo Suárez, Felipe González o el Dalai Lama. Cerca de la peña se encuentran caseríos hippies como El Calabacino en donde podemos seguir oliendo nuestra planta amiga.

En próximos números visitaremos otra cueva mucho más misteriosa y lejana. Es la llamada Cueva de los Tayos en Ecuador. Ya que actualmente vivo en Ecuador y tengo contactos con la comunidad shuar realizaremos una visita a la enigmática cueva en donde se cree que vive o vivió una comunidad intraterrestre.

BIBLIOGRAFÍA 

  • de Valencia, P. (2002). “Escritos Espirituales. La lección cristiana de Arias Montano”, ed. Crítica de Jesús Luis Paradinas, en Obras Completas, Junta de Castilla-León (Universidad de León). León.
  • Hopkins, M., Simmans, G. y Wallace-Murphy, T. (2005). Los hijos secretos del grial, Círculo de Lectores, Barcelona.
  • Jorge López, J.J. (2001). La antropología en el humanismo cristiano (de Benito Arias Montano a Zubiri). Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, nº 18.
  • Manzini, G. (1971). Dos obras de Arias Montano. AIH. Actas IV. Centro Virtual Cervantes.
  • Mora Mantero, M. (1924). Monografía de “la Peña” llamada de Arias Montano en la villa de Alájar. La Exposición, Sevilla.
  • Rekers, B. (1973). Arias Montano. Taurus. Madrid.
  • Sánchez Rodríguez, C. (1996). Perfil de un Humanista: Benito Arias Montano (1527-1598). Diputación Provincial de Huelva. Huelva.

Acerca del autor

Isidro Marín Gutiérrez nació en la ciudad de Huelva en 1975. Es Doctor en Antropología Social y Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología. Ha publicado 29 artículos en revistas científicas, 18 libros y 15 capítulos de libros. Entre sus múltiples publicaciones e investigaciones

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