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Cultivo sin sustrato – El Burbujeador III

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Continuamos con el que con seguridad es el sistema de cultivo más económico y limpio de los que podemos encontrar, además de sencillo de utilizar y muy eficiente si mantenemos cierta atención sobre algunos detalles del cultivo que, por otra parte, son comunes a la mayoría de sistemas de cultivo aeropónico. Sin embargo, existen técnicas de cultivo exclusivas de los “burbujeadotes” debido a sus características, que serán aprovechadas al máximo si seguimos algunos útiles consejos.

Fotos y Texto: Luis Hidalgo

Parece increíble que sólo con agua y algunos líquidos que contienen nutrientes en diferentes formatos podamos cultivar plantas de marihuana (y otros vegetales, por supuesto) tan grandes como la luz de la que dispongamos nos permita. De hecho se pueden ver en distintos foros de cultivo, tanto en castellano como extranjeros, cómo utilizando sistemas hidropónicos de cultivo tipo Dutch Pot o Smart Pot con arlita (ver números anteriores) en exterior se hacen plantas monstruosas en recipientes de no más de 20 litros.

Resultados óptimos en cultivos con burbujeador

En interior dependemos de la intensidad de luz con la que contemos, dando por supuesto que hablamos de alta presión, ya sea de sodio para el ciclo completo vegetativo – floración o halogenuros para la primera fase y sodio para la segunda. No hay ni que decir que para conseguir grandes cosechas, hidro o no hidro, deberemos huir de los tubos fluorescentes, cfl’s o leds, ya que aunque el espectro lumínico es más eficiente que el de las lámparas de alta presión y se pueden conseguir los mismos watios con mucha menos temperatura, su coeficiente de penetración lumínica es demasiado bajo como para aprovechar las características ventajosas de los sistemas hidro y aeropónicos en cuanto a la producción y velocidad del cultivo hasta la cosecha.

El camino de la burbuja feliz

Como decíamos (ver anterior entrega), una vez montado el sistema, el depósito lleno con solución nutriente y pH controlado y en definitiva, todo lo necesario para comenzar el cultivo, llega el momento de chequear y conectar las luces. Estas deberán ir conectadas a un temporizador, tanto si nuestro cultivo es desde de semilla como si lo es desde esqueje. El resto de componentes, véase extracción, intracción, ventiladores, etc. deberán estar en principio conectados durante las 24 horas por lo que pueden ir directamente al enchufe sin necesidad de temporizador como las luces.

Una vez puesto en marcha el sistema, debería tomarse la costumbre de observar las plantas y el sistema de cultivo en si mismo de manera que nos familiaricemos con su funcionamiento y con el desarrollo (o parada L ) de nuestras niñas. Con el tiempo llegaremos incluso a controlar el estado del depósito y el nivel del agua con/sin nutrientes sin necesidad de mirar dentro. Es muy conveniente hacer revisiones periódicas para comprobar que todo está en su sitio, que los goteros funcionan correctamente y que los huecos ocupados por plantas reciben el agua suficiente y de la manera adecuada.

Debe evitarse a toda costa que caiga nada y menos orgánico al tanque de solución nutriente que tiene que estar siempre limpio y con un olor neutral, nunca con aroma a agua estancada o a podrido y sí a limpio, recordando siempre que para evitar problemas, en caso de duda siempre es preferible vaciar el depósito y llenarlo de nuevo sin olvidar ajustar el pH tras la adición de nutrientes y/o complementos nutricionales como potenciadores o estimuladores. Las plantas lo agradecerán con un crecimiento más vigoroso y una floración explosiva.

Vamos a hacer un resumen de todo el ciclo vital de las plantas desde el nacimiento hasta la cosecha. El inicio del cultivo puede ser desde semilla o desde esqueje. Si bien la última opción es la mejor por diferentes motivos ya explicados varias veces, el comienzo es más sencillo desde semilla, ya que la plántula nace con los cotiledones, que son como pequeños almacenes de energía y nutrientes, y que permiten que se alimente los primeros días sin necesidad del uso de nutrientes, tiempo necesario hasta que el sistema radicular crezca lo suficiente como para entrar dentro del depósito y empezar a recibir una nutrición plena. Si empezamos desde esquejes, debemos tener la precaución de dejar que las raíces se desarrollen lo suficiente antes de pasar las plantas al burbujeador por los mismos motivos que explicábamos más arriba. La clave es utilizar los nutrientes de manera muy ligera y mantener el pH entre 5,5 y 6,3 desde el primer momento.

Planta de cannabis en crecimiento en cultivo hidropónico.

En cuanto a las luces, si hemos germinado semillas podemos poner un fotoperiodo de 18 horas de luz por 6 de oscuridad, o incluso 24 horas de luz continua desde el momento que el cañamón haya roto y las plántulas hayan extendido sus dos pequeños cotiledones hasta el final del periodo vegetativo. Si se ha optado por fluos o Cfl’s, recordar que no deben estar a más de 10 centímetros de las puntas de las plantas. Las luminarias LED pueden variar, pero también hay que mantenerlas muy cerca de las niñas. Si usamos alta presión, es esta etapa donde podemos aprovechar los halogenuros metálicos, aunque el vapor de sodio sirve también. Aunque la distancia estándar para principiantes es de 20 cm de distancia a las puntas para una 250W, 40 cm para una 400W y 60 cm. para una 600W, los más experimentados suelen colocar la mano entre la luminaria y la punta de las plantas detectando la altura adecuada del foco por el calor recibido, ya que si es demasiado para el cultivador también lo será para sus plantas. Si usamos esquejes, es conveniente mantenerlos alejados de la luz los 3 ó 4 primeros días e irlos acercando una vez hayan cogido fuerza.

Metiendo la Directa

La nutrición durante los inicios debería ser continua pero muy suave, como un 25% de lo recomendado por el fabricante del sistema nutricional que estemos usando durante la primera semana, que más o menos será el tiempo necesario para cambiar el contenido del depósito por primera vez. A continuación iremos subiendo un 25% cada día hasta alcanzar el total de la dosis recomendada, teniendo siempre la precaución de observar las plantas para detectar con antelación una posible sobrefertilización, que es el error más común entre los cannabicultores que usan este sistema de cultivo por primera vez, vaciando el depósito al menor signo de hojas en forma de garra o con las puntas quemadas, de color marrón o amarillo, y llenándolo con una solución nutriente más ligera.

Es durante este período de crecimiento vegetativo cuando las plantas se desarrollan más rápido y consumen más agua mientras ganan en robustez y en estructura, siendo con seguridad la fase más sencilla en el cultivo de cannabis sin ningún factor que, en principio, nos pueda dar problemas como sería el caso de una plaga repentina y salvaje. Sólo tendremos que rellenar el depósito cuando sea necesario añadiendo nutrientes según las tablas de los distintos fabricantes, controlar el pH a diario e ir subiendo las luces a medida que las plantas crecen.

Crecimiento en sustrato orgánico-

Aprovechando que en esta fase las plantas en general son más resistentes, es buen momento para probar y saber más o menos el tope de fertilización que admiten a base de ir subiendo la cantidad de nutrientes poco a poco hasta empezar a notar los primeros signos de sobrefertilización, ya explicados más arriba, momento en que rebajaremos la solución nutriente sólo con agua o si queda poca, mejor vaciar el depósito y empezar con una nueva mezcla.

Sin embargo, al pasar a la fase de floración suelen empezar las preocupaciones del cannabicultor pues las plantas tienen reacciones más rápidas y más visibles y son mucho más sensibles al estrés en general. No hay que preocuparse demasiado por los amarilleamientos de las hojas y estar siempre atentos al cambio de solución nutriente al menos una vez a la semana, controlando el color de las raíces que debe ser blanco o beige claro, y nunca marrón y maloliente o con babas. Ahora la luz estará 12 horas encendida y 12 horas apagada, y si seguimos usando flúos o bajo consumo, deberíamos cambiar a una temperatura de color de 2700K más recomendable para floración. Si usamos alta presión, es ahora el momento de meter el sodio si estábamos con halogenuros.

En cuanto a nutrición, lo más recomendable es seguir el programa para floración del fabricante, que siempre es diferente al de vegetativo ya que las necesidades de las plantas en cuanto a nutrientes cambian de un estado al otro. Muchos cultivadores se limitan a añadir cada vez mas nutrientes pensando que así saldrán plantas más grandes y por lo tanto, más productivas, pero en cambio demasiados nutrientes acabarán perjudicando con seguridad a nuestras nenas, incluso quemándolas por exceso de comida.

En el próximo capítulo continuaremos con las fases restantes y veremos un ejemplo práctico de cultivo en burbujeador desde esqueje. Hasta entonces, un saludo.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.

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