Los camellos del Raval encarecen el coste de las sustancias ante el incremento del riesgo para vender su mercancía

Traficantes y consumidores de drogas intentan sortear estos días el confinamiento que mantiene a toda la población de Barcelona aislada para intentar frenar la pandemia del coronavirus. En la calle, los toxicómanos detectan una ligera escasez de sustancias. La cuarentena empieza a disparar los precios de los estupefacientes, cuya producción podría verse afectada.

Núria Calzada, coordinadora del proyecto Energy Control-ABD, cree que todavía es pronto para conocer el impacto del Covid-19 en el mercado de las drogas. Sin embargo, señala que podrían darse problemas en el tráfico debido a la interrupción de la importación de precursores, sustancias a través de las cuáles se sintetiza las drogas, y que proceden, en su mayoría de China. “Dependerá de la sustancia, no es lo mismo el cannabis que se puede producir a nivel local que la cocaína, que es importada”, aclara. 

TRAFICANTES SELECTIVOS

Fundado el 1997 en Barcelona, Energy Control es un colectivo con presencia en Madrid, Andalucía y las Islas Baleares, que informa a los jóvenes sobre el consumo de las drogas con el objetivo de reducir los riesgos, como las intoxicaciones, producidas muchas veces por la “falta de conocimiento” de la juventud. Monitorizan la pureza de diversas drogas como la cocaína y la heroína, y colaboran con los centros de reducción de daños de Barcelona, donde acuden los drogadictos para consumir sus dosis de manera más controlada.

 

En las calles del Raval, algunas toxicómanas están notando ya la subida del precio de las drogas. Así lo relatan las mujeres sin hogar que acuden al local de la entidad Metzineres, en el Raval. Lo constata su directora, Aura Roig. “El precio está subiendo muchísimo y los traficantes son más selectivos con los clientes”, explica la responsable de esta entidad que acoge a mujeres sin hogar en Barcelona. El lunes, una de estas chicas compró cocaína y recibió una pastilla. Una muestra, según Roig, de que las sustancias empiezan a escasear entre los camellos.

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MÁS RIESGO

El 70% de las mujeres que se acercan a este local consume drogas habitualmente. Estos días, una treintena de ellas comen y se reúnen en el local de Metzineres, donde también fabrican mascarillas para combatir el covid-19. Reacias a usar los albergues municipales y mezclarse con los hombres, por miedo a sufrir abusos y agresiones, las mujeres sin hogar representan uno de los colectivos más vulnerables durante este confinamiento.

Los narcopisos siguen operando pese al confinamiento y las redadas policiales de los últimos días. En un afán de sortear el control de los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana, los camellos vetan la entrada a los consumidores que llaman más la atención. El consumo, preferiblemente, tiene lugar en el interior. Calzada pronostica que el precio puede subir debido al riesgo al que se exponen los camellos, ahora multiplicado por el confinamiento. Ese plus de peligrosidad, que en algunos casos podría requerir de un segundo intermediario, podría hacer subir el precio de las sustancias que se venden.

CAE EL CONSUMO DE ÉXTASIS

Energy Control desarrolla estos días un estudio en línea recogiendo datos para conocer los efectos del coronavirus en la demanda de drogas. “Hay una cantidad importante de gente que hizo acopio de sustancias antes del confinamiento. Otras personas han reducido el consumo. El éxtasis, que se consume en locales de ocio nocturno, ha caído”, explica Calzada. 

Grupos marginales y toxicómanos durmiendo en las calles del Besòs / T.C

Grupos de personas duermen en la calle, en una imagen de archivo

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En la esfera internacional, estos días coge peso el mercado de drogas de la deep web (la Internet profunda u oculta). Este canal online permite a vendedores y compradores intercambiar sustancias por bitcoins. Calzada no descarta que este escenario pueda desarrollarse también en Barcelona. “Es un mercado que funciona bien, mucho mejor que la calle. La comanda te llega por correo ordinario“, argumenta esta mujer,  sobre los factores de violencia e inseguridad que acarrea el tráfico en la calle.

SOBREDOSIS

Roig y Calzada coinciden en señalar un riesgo entre los toxicómanos cuando termine el confinamiento: el aumento de sobredosis. “Existe un gran peligro de que esto ocurre porque el cuerpo se acostumbra a una pureza determinada”, ilustra Calzada. El peligro, cuenta esta experta en drogas, está en la previsible bajada de la pureza de la sustancia, la heroína por ejemplo, en las calles. Cuando la droga recupera, de nuevo, una alta calidad, los consumidores tienen más riesgo de sufrir una sobredosis.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.