Cannabis Magazine 213

85 que mi declaración durante el juicio de Ulbritch generó en Estados Unidos (y del que, afortunadamente para mí, no se enteró casi nadie en España). Creo que no eran ganas de adular cuando consideraba como “brillantes y geniales” las líneas de trabajo que estábamos desarrollando en la Red Profunda desde Energy Control, tarea en la que estaba inmerso en aquel entonces. “Tuvo la cortesía de decirme; ‘Antonio, quiero ser tu médico de cabecera. Tu médico a la antigua’, y yo le dije que encantado de la vida, dice el filósofo refiriéndose a mí en el libro de Ricardo Colmenero Los penúltimos días de Escohotado. No dudo de la literalidad de la frase, pero la realidad fue un poco más enrevesada. Pues mi visita fue una trampa para que Antonio me atrapara en sus redes. El azote de drogabusólogos, el dedo acusador contra el estamento terapéutico y sus ramificaciones en la industria farmacéutica desplegó toda su seducción (porque Antonio, además del profesor pedante o el irritante provocador, sabía interpretar muy bien el papel de seductor) para que yo accediera a visitarle de forma De nuevo con Escohotado, en Ibiza, el pasado verano Un gato que vivía en la casa de Antonio, en Ibiza “ “ ANTONIO NO TENÍA MIEDO A LA MUERTE, PERO SÍ AL SUFRIMIENTO FÍSICO INNECESARIO

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