Cannabis Magazine 215

el Control del Tabaco en todos los países una de las metas a conseguir en relación al Objetivo 3 (Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades) de la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible. Lamentablemente, los datos de consumo de tabaco en España no llaman al optimismo. Desde hace veinte años, siete de cada diez personas en nuestro país ha fumado tabaco alguna vez en su vida y la edad media de inicio apenas ha variado, estando siempre entre los 16 y los 17 años. Además, las dos iniciativas legislativas más importantes en materia de prevención del tabaquismo (la Ley 28/2005 y la Ley 42/2010) no parece que hayan conseguido reducir la forma más arriesgada de consumo: el diario (ver Gráfico 1). De hecho, las prevalencias de consumo diario en hombres oscilan entre el 30 y el 40 % desde el año 1997 y en mujeres de entre 35 y 64 años, desde el año 2017 se viene observando el pico más alto de consumo diario de toda la serie histórica. Tan solo en el grupo de mujeres entre 15 y 34 años se ha observado una reducción significativa de diez puntos porcentuales (del 36,5 % en 1997 al 26,5 % en 2019). Es más que evidente que la nicotina es la responsable de que tantas personas desarrollen una de las dependencias más severas a drogas y, por tanto, esa enfermedad denominada tabaquismo. Sin embargo, en ocasiones, se olvida que la morbilidad y mortalidad asociada se debe más a los productos de la combustión que a la nicotina en sí misma. Es decir, es el humo del cigarrillo el último responsable de la larga lista de problemáticas potenciales para las personas que fuman y aquellas que se encuentran cerca de ellas y también se hallan expuestas al mismo: cáncer, problemas cardiovasculares, problemas respiratorios, etc. Esta dependencia severa se traduce en la incapacidad que tienen muchas personas de abandonar el consumo de tabaco y a que se sucedan los intentos para abandonarlo. También hay personas que no desean dejar de fumar porque encuentran beneficios en la administración de nicotina. Para todas ellas, la reducción de daños podría ser una alternativa a considerar, especialmente para aquellas personas que han fracasado de manera repetida en los intentos para dejar de fumar o que no desean dejar de hacerlo. Sin embargo, en nuestro país, el Ministerio de Sanidad ha presentado objeciones a la consideración de la reducción de daños como estrategia de salud pública. En un informe de 2014 señalaba que “incluso en el hipotético caso de Control de riesgos 98 “ “ EL MAYOR PROBLEMA ASOCIADO A LA NICOTINA ES QUE LAS PERSONAS QUE SE VUELVEN ADICTAS A ELLA EMPLEAN COMO VÍA DE ADMINISTRACIÓN LA INHALACIÓN DEL HUMO PRODUCIDO POR LA COMBUSTIÓN DE LAS HOJAS DEL TABACO Luces y sombras de la evolución del consumo de tabaco en España

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