Cannabis Magazine 230

Salud verde 86 del concepto y seguí el hilo. Para ilustrar la definición que acabamos de explicar, el tuit ponía un ejemplo el “supuesto beneficio económico que va a generar la legalización del cannabis a través de los impuestos declarados por su venta”. No acabé de entenderlo: yo diría que las convenciones de Naciones Unidas o la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes son los más claros ejemplos de intromisión del interés particular de unos pocos sobre la salud pública y la soberanía de las naciones. Pero tampoco le di demasiada importancia y aquella noche el asunto no me quitó el sueño. Unos días después, los chicos al timón del Twitter del PNSD volvían sobre el tema. Esta vez retuiteaban una columna de opinión de la web “lasdrogas.info” titulada “Captura corporativa: las estrategias de la industria del cannabis para atraer a nuevos consumidores”2 en la que, ahora sí, el eminente preventólogoManuel Isorna informaba de un descubrimiento inédito. La lista de supervillanos empeñados en subyugar a la Humanidad (Magneto, el Doctor Inferno, Sauron, los Illuminati, el Club Bildeberg, los reptilianos, el tándem Soros-Gates…) se ha ampliado. El último nuevo enemigo es la todopoderosa y oscura industria del cannabis, un monstruo lovecraftianocuya única razón de existir es expandir sus tentáculos por el mundo hasta conseguir que hasta el último de sus habitantes se convierta en un porrero empedernido. Para lograr este objetivo, la industria cannábica empleará sus aparentemente ilimitados e infinitos recursos económicos. Porque, según sostiene Isorna, el lobbycannábico manipula resultados científicos, financia proyectos de investigación, presiona a los gobiernos, contrata expertos para que defiendan sus posturas, subvenciona a partidos políticos que coinciden con sus intereses, controla la formación de los profesionales, hace publicidad encubierta en colegios y universidades mediante la financiación de supuestas actividades lúdico-educativas, promueve una buena imagen corporativa y cuestiona la regulación gubernamental. Los objetivos son mantener el negocio de la marihuana y hacer muchos nuevos consumidores. ¿Cuántos? Pues cuanto más y más jovencitos mejor. Del tono del artículo de opinión se deduce que, si por la industria del cannabis fuera, mezclarían cogollos en la leche materna para que los recién nacidos se fueran acostumbrando ya. Por supuesto, el señor Isorna es libre de pensar lo que le dé la gana sobre la industria del cannabis y publicar sus opiniones en cualquier medio que lo considere oportuno. La libertad de pensamiento y de prensa son pilares básicos de los sistemas democráticos. Otra cosa es el grado de respeto, credibilidad o curiosidad intelectual El monstruo del cannabis a punto de entrar en acción “ “TRAS BIN LADEN, VOLDEMORT OSAURON, LA INDUSTRIA DEL CANNABIS ES EL ÚLTIMO SUPERVILLANO

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