Cannabis Magazine 231

Sustancias Hasta que, entre las carcajadas, se cruzaron por un instante sus miradas y, la risa, dio paso a un inesperado gesto de contrariedad en el semblante del chaval. Gesto que, al vuelo, fue captado y replicado por las neuronas espejo de la señora, que se vio reconocida en la misma sensación de duda, de sospecha, de activación de la intuición… Por apenas dos o tres eternos segundos, ambos se quedaron en silencio, estáticos, contemplándose mutuamente, uno frente a la otra… hasta que él arrancó y se atrevió a preguntar: “Y tu hija, ¿a qué se dedica?” “Está estudiando arquitectura.” “¡Joooder! ¡Tanta casualidad no puede ser casual!”, soltó mi amigo casi a gritos. A lo que, la mujer, visiblemente inquieta, le inquirió: “Un momento. Espera, espera… Tú novia no será alta, delgada, rubia, con pequitas, estudiante de arquitectura...” “Joooder, sí… me cago en mi puta vida, ¡tal cual! ¿Cómo se apellida tu hija?” “Rodríguez Santos” “¡Dios! No hay más: es ella… y yo soy su novio… el novio de tu hija… ahora ya me conoces, y sabes que tomo heroína. Elena no tiene ni idea de esto (facepalm).” “¡Estupendo! Pues yo soy la madre de tu novia, también tomo jamaro… Elena tampoco sabe nada… encantada de… facepalm.” Hernández y Fernández Hernández y Fernández eran dos colegas míos que se merecen un capítulo aparte y que lo tendrán. Vaya esto a modo de adelanto… Eran mellizos. Yonkis primigenios. Supervivientes natos. Con una jeta de aquí a Lima. Y con un vicio de aquí a Sídney. En fin, que estaban una noche en una fiesta de disfraces, los dos ataviados con el uniforme de combate de los centuriones romanos. Con sus pectorales y sus abdominales cincelados en metal. Sus sandalias acordonadas hasta la rodilla. Su casco con cepillo mohicano-punkorrila. Su espada y su escudo. Se lo estaban pasando tan bien, que quisieron más. De modo que, en un descuido, se ausentaron un momentito, cogieron el coche y se dirigieron raudos y veloces al poblado de Valdemingómez. Fueron directos a la casa de los Gordos, a hacer cola ante el descojone general. Háganse a la idea: estamos en el epicentro de la venta de drogas duras de la capital de España, ante el centro de operaciones de un célebre clan gitano dedicado a la venta de heroína y cocaína desde tiempos inmemoriales, haciendo cola –de madrugada– con lo más selecto del lumpen madrileño… 118 HighwayStarz (depositphotos) “ “ “¡DIOS! NOHAY MÁS: ES ELLA… Y YO SOY SU NOVIO… EL NOVIODE TU HIJA… AHORA YA ME CONOCES, Y SABES QUE TOMO HEROÍNA. ELENA NO TIENE NI IDEA DE ESTO”

RkJQdWJsaXNoZXIy NTU4MzA1