Cannabis Magazine 234

24 ¿Eso que le das a tu perro o gato es maltrato animal? Por si había dudas, emborrachar a tu gato o perro no solo no es gracioso; ahora, por fin, es delito. Uno de los grandes avances en legalidad, de aquellos a los que asistimos en este siglo, es el referido a los derechos animales. Si bien es cierto que queda mucho por conquistar en materia de protección animal y que los proyectos legislativos que se vienen alumbrando aún poseen reseñables lagunas, es evidente que existe interés por salvaguardar con herramientas efectivas la vida de los animales. En Estados Unidos, las medidas legales de protección animal van ganando terreno en todos los estados y ya consideran, en muchos de ellos, el suministro intencionado de drogas a un animal, como delito. En España, la recién estrenada ley de bienestar animal es una buena muestra del afán de defensa animal compartido. Sus propuestas resultan insuficientes para muchos, que han criticado duramente que se haya dejado fuera, en el último momento, a los animales de caza, los sufridores de forma histórica de las peores formas de maltrato animal de nuestro país. No obstante, la nueva norma es cristalina con relación al tema que nos ocupa, darle drogas a un animal, “sin justificación terapéutica ni prescripción veterinaria cuando sea preceptiva”, está tipificado como delito de maltrato1. Exposición accidental y toxicidad Los episodios de exposición accidental de animales a las drogas se suceden con frecuencia. Ahora bien, con exposición accidental no nos referimos a aquella, como relataba Dani Rovira en un monólogo, práctica común de los niños de pueblo de su época: cazar un murciélago, agarrarlo por las alas y colocarle un cigarro en la boca, para que aspirara grandes bocanadas de humo al tratar de liberarse, para regocijo de los presentes. La exposición accidental nada tiene que ver con la crueldad humana o el maltrato animal, pero puede ser igualmente dañina. Nos referimos a los casos, habituales para un veterinario, en que ha de enfrentarse a la intoxicación de un animal debido a un descuido humano. Los animales, por hambre o curiosidad, se llevan a la boca cualquier sustancia. Así, el consumo de drogas por parte de un ser humano, predispone a sus animales al consumo de las mismas. En Estados Unidos, un grupo de investigadores ha logrado determinar que los lugares con altas tasas de prescripción de opiáceos o aquellos más laxos en materia de sanciones legales por consumo de cannabis, son los que entrañan más altos riesgos para el consumo de estas drogas, respectivamente, por sus animales. De entre las llamadas recibidas por el servicio de toxicología de Estados Unidos (Pet Poison Helpline) se extrae que las drogas más comúnmente ingeridas de forma accidental por animales de compañía son los antidepresivos, los ansiolíticos, el ibuprofeno y otros tóxicos contenidos en diversos medicamentos humanos de uso común. No podemos olvidar que cada animal reacciona a las sustancias de un modo particular o, dicho de otro modo, las sustancias tienen distinta toxicidad para cada especie y pueden provocar efectos diferentes, más potentes o letales. Si tenemos animales, es nuestra obligación cuidar también el entorno en que se encuentran. Poner a buen recaudo los medicamentos y sustancias tóxicas para ellos, andar con mil ojos cuando estos se manipulan cerca del animal, o revisar el tipo de plantas que tenemos en el jardín o con las que entran en contacto nuestros animales, son algunos trucos que pueden resultarnos de tremenda utilidad para evitar disgustos. A menudo pasamos por alto este último detalle: informarnos sobre la toxicidad de las plantas. Todos conocemos Actualidad Oveja sonriente (LadyDragonflyCC, CC BY 2.0, Flickr) “ “LA EXPOSICIÓN ACCIDENTAL NADA TIENE QUE VER CON LA CRUELDAD HUMANA O EL MALTRATO ANIMAL, PERO PUEDE SER IGUALMENTE DAÑINA

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