Cannabis Magazine 236

y sonoros. Le dimos una buena ducha, pobre, olía fuerte, aunque no sé si a ella eso le importaba, ciertamente. Después de la ducha y de la cena, se tumbó en su gran cojín y se quedó dormida plácidamente. Probablemente hacía mucho tiempo que no se veía en una de esas, si es que alguna vez se había visto así. Era una perra socializada con las personas, de eso no había duda: jamás mordería a nadie. Ahora, parecía ser un poco granuja con los perritos, por lo general parecían no gustarle mucho los perros grandes y de color negro, pero también podría ser que esto tuviese relación con que le cuesta socializar con perros si se ve con la correa. De vez en cuando me bajo al río con ella. Aquí en el pueblo tenemos un espacio precioso. He comenzado a soltarla enrollándole la correa al cuello, para que la note, y poco a poco vamos mejorando. Mientras le doy unas caladas a un cigarrito de cannabis la veo alegre y más tranquila, olfateando todo el prado en busca de interesante información canina. Es una auténtica locura, una majadería y una insensatez: una sociedad que genera de manera constante perros y gatos abandonados. Ourense es una ciudad relativamente pequeña, pues en la protectora había 180 canes y más de 180 gatos: 360 almas mamíferas condenadas a sufrir, en la mayoría de los casos, la falta de responsabilidad de sus dueños humanos. Uno se paseaba entre los recintos, que eran jaulas, y veía la reacción de esos pobres animales: unos se alteraban ladrando a más no poder, otros se metían con miedo dentro de las casetas y otros se acercaban a ti, lamiéndote y expresándote lo mucho que les maravillaría vivir contigo, que los cuidases y les dieses una familia. Esto es lo que la mayoría de estos nobles seres parecían decir. Otros, pocos, habían llevado una vida tan jodida, tan violenta y solamente conocían el miedo, que parecía difícil que fuesen a ser adoptados en alguna ocasión. Me procuraban una lástima especial al observarlos y reflexionar sobre esto. El amor nos llegó nuevamente en esta etapa de la mano de una adopción en una protectora, su nombre es Lenda, una podenquita cruzada que solamente quiere sentirse segura… sentirse querida. Cosmoterio borodaty (depositphotos) 128

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