Cannabis Magazine 236

científica ya existente. Las revisiones pueden ser catalogadas en dos grupos: ● Las revisiones narrativas, aquellas en que un experto examina un tema, dando cuenta de muchos aspectos del tópico revisado, con formato narrativo y sin detallar los métodos utilizados para obtener y seleccionar la información. ● Y las revisiones sistemáticas, aquellas que sintetizan y analizan la evidencia respecto de una pregunta específica, de forma explícita y sistemática. Lo habitual en ellas es explicitar el método utilizado para hallar, seleccionar, analizar y sintetizar la evidencia presentada. A su vez, las revisiones sistemáticas pueden ser cualitativas, si la evidencia se presenta de forma descriptiva, sin análisis estadístico; o cuantitativas (metaanálisis), cuando se basan en el empleo de técnicas estadísticas para combinar cuantitativamente los resultados en un solo estimador puntual. Estos últimos tipos de revisiones son los que nos interesan. El estudio al que nos referimos en cuestión no es un ensayo clínico, es una revisión sistemática de 101 metaanálisis ya existentes, y es verdaderamente esta razón la que lo convierte en un estudio tan amplio: “hasta la fecha, ninguna revisión general ha evaluado sistemáticamente la evidencia sobre el cannabis, los cannabinoides y los medicamentos a base de cannabis y los resultados de salud en humanos a partir de metaanálisis que abarquen tanto estudios observacionales como ensayos controlados aleatorios”3. Los 101 metaanálisis se han seleccionado tras una búsqueda en diversas bases de datos (PubMed, Embase y PsycINFO) utilizando palabras clave. También se han excluido multitud de trabajos de la investigación (revisiones sistemáticas sin un metaanálisis, los metaanálisis de factores de riesgo para el uso de cannabinoides y los estudios individuales, entre otros). Llegados a este punto, cabe la pregunta: ¿tienen, entonces, sus resultados el mismo peso que los de un ensayo clínico aleatorizado? La jerarquía de la evidencia Las revisiones han de entenderse como tales, es decir, como revisión de la información ya existente y no confundir sus conclusiones con los resultados de, por ejemplo, un ensayo clínico aleatorizado. Este último es un estudio sistemático experimental que se lleva a cabo tanto en sujetos sanos como en pacientes, para evaluar la eficacia y la seguridad de un diagnóstico, un procedimiento terapéutico u otros, o para conocer los efectos producidos en el organismo humano (farmacodinamia) o su absorción, distribución, metabolismo y excreción (farmacocinética). Los ensayos clínicos pueden ser de muchos tipos (controlado, con grupos cruzados, simple ciego, doble ciego, etc.)4. Toda información biomédica (revisiones y ensayos clínicos incluidos) ha de someterse a una lectura crítica y al cumplimiento de una serie de criterios que garantizan su rigor científico, y prueban lo que denominan su “validez interna”. Algunos de los aspectos clave a tener en cuenta durante la lectura crítica de una revisión son: si aborda una pregunta clínica lógica y focalizada, si se establecieron con claridad y de forma apropiada los criterios para la inclusión y exclusión de los estudios a examinar, si pasa por alto estudios relevantes, si los estudios que examina tienen validez por sí mismos, si las evaluaciones de los estudios fueron reproducibles o si fueron consistentes los resultados de estudio a estudio. 25 Joven con porro y grinder (Pexels, CC0, Pexels) “ “AHORA BIEN, ¿ASEGURADO EL RIGOR CIENTÍFICO DE UNA INVESTIGACIÓN, TIENEN EL MISMO VALOR LOS RESULTADOS DE UN ENSAYO CLÍNICO ALEATORIZADO Y LOS DE UNA REVISIÓN? LA RESPUESTA CORTA ES SÍ

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