Cannabis Magazine 236

112 En definitiva, me reencontré con mi padre en la segunda década de este siglo y nos hicimos amigos. Fue curioso y bonito discutir sobre política, música, literatura y, por supuesto, sobre cine, la gran pasión de ambos y de la que los dos nos creíamos expertos (y que él me había inculcado a mí de niño). Quedábamos todos los fines de semana en un pequeño pueblo costero del sur del Galicia donde teníamos una casa familiar y salíamos de vinos, a ver los partidos de futbol a los bares, a comer y a cenar fuera, a algunos conciertos y, una vez al mes, al cine más cercano, a media hora en coche. Siempre pagaba él, le encantaba estar jubilado, ser generoso y disfrutar de su vida y su dinero sin tener que trabajar. De esa época fugaz recuerdo muchas conversaciones, observaciones, discusiones y consejos. Pero el que se me quedó grabado, supongo que por lo poético, fue el que me dijo un día de celebración y fiesta en el que yo estaba pletórico: “disfruta el calor del sol de hoy en la cara, de los efluvios del vino, de los placeres, del amor, del sexo... pero recuerda que vendrán malos tiempos, peores que estos, por eso: guarda una botella de vino para los días de lluvia”. Creí haberlo entendido y quise abrazarle, pero en mi casa no éramos de esa clase de efusividades, así que brindé con él por el consejo dado y seguí pasándomelo bien en el día de mi boda. Al año siguiente, mi padre empezó a mostrarse extrañamente excitado con todo y todos, y sobre todo en la calle con los amigos y conocidos. Él, que durante años había sido un modelo de discreción, ahora gritaba en los bares, cantaba en los karaokes, besaba a las amigas en los labios y meaba, si le apetecía, en la calle. El diagnóstico de Alzheimer fue devastador. Después de cincuenta años trabajando con la cabeza, leyendo, escribiendo y estudiando diariamente, no había podido mantener su mente lúcida, ni disfrutar un lustro, de su vida soñada. Los primeros meses de enfermedad fueron un proceso de aceptación y resignación por mi parte, y la obligación que me impuse de aprender sobre el Alzheimer y aprovechar lo mejor posible Aquellos tiempos “ “EL DIAGNÓSTICO DE ALZHEIMER FUE DEVASTADOR

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