Cannabis Magazine 236

119 es decir, sin que medie el filtro de la lógica humana. Por eso, “tiende a destruir definitivamente todos los restantes mecanismos psíquicos” (Breton, 2001) para que quede solo la mente. No la mente pura y dura, ya que Breton considera que el sueño es uno de esos mecanismos que no han de despreciarse, porque el surrealismo “se basa en la fe en una realidad superior de ciertas formas de asociación desdeñadas hasta la aparición del mismo, en la omnipotencia del sueño y en el libre ejercicio del pensamiento” (Breton, 2001). Él mismo se apresura en exclamar que “es inadmisible, en efecto, que una parte tan considerable de la actividad psíquica haya retenido tan poco la atención en las gentes hasta ahora” (Breton, 2001). Las vitales aportaciones de Sigmund Freud para el desarrollo de la psicología y, en especial, su interés por el estudio y la interpretación de los sueños ya habían alumbrado a Breton cuando había trabajado en hospitales psiquiátricos durante la guerra, y seguiría volviendo a los presupuestos del doctor para profundizar aún más en la utilidad del sueño. Dos manifiestos más Un año más tarde de que El Primer Manifiestovea la luz, estalla la guerra de Marruecos y el surrealismo comienza a adquirir tintes políticos: Breton se afilia al Partido Comunista Francés (PCF). A la vez, y en un período que se extenderá hasta 1930, el surrealismo va ganando adeptos por el mundo: con la aparición del nuevo periódico El Surrealismo al servicio de la revolución, muchos artistas declaran su posición junto a Breton (Louis Aragón, Buñuel, Dalí, Max Ernst...). Con el aumento del número de surrealistas en el movimiento, también aumenta la diversidad de opiniones y el surrealismo asiste a sus primeras tensiones internas. Que se hubiera politizado un movimiento que, para muchos, era exclusivamente artístico, alegraba a una parte y alejaba a otra parte descontenta. También había zonas grises entre ambos polos, como era el caso de Miró y Jean Arpm que se quedaban con lo que les interesaba del surrealismo: con disfrutar de exponer con ellos pero sin involucrarse en los pareceres o las acciones políticas. En 1929, Breton se animará a publicar el Segundo Manifiesto Surrealista, donde desprecia a algunos artistas (como Masson o Picabia) y expulsa a otros (como Éluard o Dalí, por fascista). En 1938, se traslada a México, escapando de la situación política que se le venía encima a la izquierda en Europa “ “EL SURREALISMO NO PRETENDE ANULAR LA MENTE, SINO DEJAR QUE ACTÚE SIN ESTAR DIRIGIDA POR LOS DICTÁMENES DE LA RAZÓN Mujer, hombre viejo, y flor (1923-24), por Max Ernst (Mike Steele, CCBY-SA 2.0, Flickr) Ejemplar de 1926 de la revista La Révolution surréaliste (Mcleclat, CCBY-SA 3.0, Wikipedia)

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