Es una alegría comprobar cómo, al tiempo que por fin asoma la primavera, la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción), siempre atenta a las necesidades de los sufridos ciudadanos, contribuye a elevarnos el ánimo lanzando otra de sus inefables campañas antidroga. Si estás deprimido o desanimado, si a la resaca crónica que padeces se une la melancolía de saber que no podrás renovarla hasta que cobres a fin de mes, la contemplación de esta encantadora idiotez hará que sientas que has vuelto a colocarte, que las endorfinas no te han abandonado como aquel cutre desodorante, que la vida sigue siendo un maravilloso disparate.

A lo largo de los años, hemos visto campañas con todo tipo de enfoques, imágenes, advertencias, insinuaciones, alternativas, símbolos…. No será porque no lo han intentado, desde luego. Es sólo que no lo consiguen.

Desde una perspectiva cronológica, podemos hacer un repaso a las numerosas e imaginativas fórmulas que se han utilizado para tratar de hacer mella en la sensibilidad de los jóvenes, sin percatarse jamás de que experimentar con sustancias que alteran la conciencia y/o el ánimo es un patrón de conducta impreso en el ADN humano -como el impulso sexual-, y que tapar el sol con un dedo es una actitud condenada al fracaso eternamente.

1990. Los jóvenes tienen la palabra

El fin de los felices ochenta llega cargado de una nueva mentalidad de respeto e interés por la opinión de la juventud. Ahora se piensa que son ellos los que construirán las nuevas ideas que van a cambiar el mundo, gobernado todavía por ideologías del siglo XIX y que la frescura y la espontaneidad están por encima de la experiencia y la madurez. Por eso la campaña antidroga les deja hablar a ellos. El eslógan es : Y tú ¿qué opinas? Varios carteles distintos muestran a Miguel, Cristina o Christian, que aportan sus reflexiones innovadoras, profundas y complejas, de esas que impactan y que sin duda habrán dejado una huella imborrable en los miembros de su generación.:

¿Y tú qué opinas?. Miguel: ¡Guerra a las drogas!
(Argumento original, denso de concepto… y además pacifista. Edificante.)
Cristina: Las drogas te roban las ideas.
(Ella, en cambio, las tiene en abundancia, como vemos por su apasionante contribución.)
Christian: La droga te deja en pelotas
(Y la fotografía muestra a Christian sentado en el suelo en calzoncillos, sin duda porque antes de llegar a tan sesuda conclusión cometió un primer desliz con una de esas drogas aficionadas al nudismo.)

Enero de 1990: “Y tú, ¿qué opinas?”

1992. Miedo y asco en las napias

Asombrosamente, la campaña anterior no tuvo el resultado deseado. En el año olímpico los fiestorros farloperos rivalizan con el nuevo movimiento pastillero. El auge de la ruta del bacalao preocupa sobremanera a nuestras autoridades, y la campaña elegida apela directamente a la náusea, mostrando a un repugnante gusano blanco y gordo que se desliza por la nariz del muchacho. Con el lema “Ten cerebro. Pasa de la droga”, alguno habrá tenido una paranoia recordándolo mientras se esnifa una raya. Sin embargo, su impacto es efímero. Lo que tardas en comprobar que en tu nariz sólo queda el familiar picorcito.

Enero de 1992: “Ten cerebro. Pasa de la coca”

El mismo año, una opción más minimalista muestra un enorme NO en blanco sobre fondo negro. Total, ¿para qué más?, habrá dicho el publicista mientras prepara el turulo para esnifarse la N.

Enero 1992: “Tú eres el máximo responsable”

1993. Provocación

La impotencia por lo inútil de tanto esfuerzo va haciendo mella en nuestras autoridades que, desesperadas, recurren directamente al insulto personal y la provocación, a ver si por ahí suena la flauta. El eslógan elegido es:
“¡Gallina, atrévete! ¡Di NO!”. El próximo podría ser: “¡Gili…, o dices No o te inflo a h…!”

Junio 1993: “Gallina. Atrévete. Di NO”

1995. Si no podemos contigo, vamos a por tu madre.

Pero nada, ni por esas. Hartos de dirigirse a una juventud que se sigue poniendo ciega a todas horas, la campaña se enfoca hacia los padres, apelando su responsabilidad de ayudar al desarrollo de sus hijos. “Si quieres saber más sobre las drogas, habla con tu hijo”, es el lema, que de paso sugiere un reproche a la ignorancia de los padres.

Diciembre 1995: “Habla con tu hijo”

1998. La era de la electrónica

Como los padres, naturalmente, no resuelven nada, la publicidad antidroga vuelve a cambiar de táctica y trata de adaptarse a las nuevas tecnologías utilizando imágenes que se asemejan a las de los videojuegos, con la esperanza de que la modernidad oculte la debilidad del mensaje. La frase elegida es: “Las drogas no son un juego”. Definitivo.

Julio 1998: “Las drogas no son un juego (I)”

2000. Poética y estúpida

No es fácil de comprender a qué cerebro del tamaño de un cacahuete se le ocurrió que para evitar que los jóvenes consuman drogas lo más eficaz era ponerle signos de interrogación a una canción de Nino Bravo. Reproducimos el contenido del cartel por su interés antropológico:

¿Libre?
¿Como el sol cuando amanece?
¿Yo soy libre?
¿Como el mar?
¿Libre?
¿Como el ave que escapó de su prisión?
¿Y puede al fin volar?
¿Libre?

Sin comentarios.

Enero 2000: “¿Libre?”

2003. Un barrunto de sensatez

Quizás esta sea la primera campaña cuyo eslógan dice algo que es verdad. “No sabes lo que te metes”. El cartel es una secuencia de tres imágenes de una mano, en la primera sujeta algo redondo que parece una pastilla, la segunda gira un poco y se ve que no es una pastilla, y en la tercera ya se reconoce que es un clavo con una larga cola. Aunque un tanto brutal, es una campaña algo superior a la media. Por supuesto, no tuvo la menor repercusión.

Julio 2003: “No sabes los que te metes”

2004. Nos repetimos

En este año convulso se ve que les faltaron las ideas. Así que volvieron a recurrir a la del gusano, sin duda la que más impacto había tenido hasta entonces.

2007. La economía manda

En vísperas de la crisis -o ligera desaceleración-, los mensajes de las nuevas campañas ya empiezan a utilizar un lenguaje económico: “Todo tiene un precio”; menos apocalíptico que otras veces, pero también amenazador. Obviamente, no se refiere al dinero, sino a los problemas que genera el drogadicto a familiares y amigos, pero da igual. Suena a ruina.

Noviembre 2007: “Todo tiene un precio”

2009. La peli de miedo

Dos factores se combinan para dar lugar a esta campaña. Lo mal que lo empieza a pasar la gente con la crisis y el buen momento de las películas de terror, especialmente españolas. Como razonar con los consumidores de drogas no parece tener efecto, volvemos a intentar asustar. Y esta vez de verdad. “Bad Night. Esta noche te puede tocar a tí” parece un título perfecto para una película de miedo, y el cartel es terrorífico. Aunque en realidad, las imágenes parecen referirse a un simple mal viaje, a una paranoia que acaba por pasarse, no a un psicópata que asesina con una sierra eléctrica. Mola.

Junio 2009: “Bad Night. Esta noche te puede tocar a ti”

2014. El emú

Como vemos, ha habido campañas para todos los gustos -o disgustos-. Pero lo de la campaña actual no tiene perdón de Dios. Con el mensaje “las drogas no te ayudan”, presenta dos imágenes distintas, una de alguien que se presenta a una entrevista de trabajo en compañía de una hiena (se supone que es la droga con la que va colocado) y la otra… ¡estudiando con un emú!!!! La hiena vale, siempre ha tenido connotaciones negativas, pero ¿y el emú? ¡Qué arbitrariedad! ¿Qué les ha hecho ese pobre emú, una criatura que jamás ha hecho daño a nadie? ¿Alguien sabe de algún ataque mortal provocado por emúes? Con lo escasos que son y lo poco que se prodigan en la naturaleza. ¿Estudiar drogado es como estudiar con un emú en la habitación? ¿Qué tratan de insinuar? ¿Que el emú no sabe geografía? ¿Que se va a comer tus apuntes? Desde aquí hacemos un llamamiento a las organizaciones en defensa de los animales para que tomen cartas en el asunto, y no permitan que el noble emú se convierta en el nuevo símbolo antidroga, en el nuevo gusano.

Marzo 2014: “¿Crees que las drogas te ayudan?”

Fuente Multaspodrogas.com

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.