Pregunta: He visto en la televisión que las personas que fuman cannabis terminan desarrollando una enfermedad llamada “síndrome amotivacional”. Me gustaría saber si esto es cierto y cuáles son las características de esta enfermedad. Muchas gracias. Pedro (Cuenca).

Según algunos científicos, el consumo muy frecuente de cannabis puede llevar a un cuadro caracterizado por apatía, indiferencia ante las cosas, pérdida del espíritu de superación, falta de interés…en definitiva, un cambio en estilo de vida en el que se pierden las ambiciones y las motivaciones convencionales que impulsan a la mayoría de las personas. A esta entidad se la ha denominado “síndrome amotivacional”.

Existen muchos motivos para dudar de su existencia. A lo largo de la Historia y en relación con el cannabis, las referencias a algo parecido al síndrome amotivacional brillan por su ausencia hasta principios de los años 60, cuando se empiezan a comunicar los primeros casos procedentes de universidades de EE.UU. Este dato es sorprendente ya que el uso del cannabis como psicoactivo tiene más de ocho mil años.

Los datos científicos sobre el síndrome amotivacional son antiguos y escasos. Una búsqueda en cualquier base de datos médica sobre términos como “cannabis y psicosis” o “cannabis y memoria” arroja cientos de estudios científicos como resultado. Pero al buscar “síndrome amotivacional” sólo aparecen unos pocos estudios fechados a mediados de los setenta y de muy baja calidad científica.  Desde hace décadas se conoce que el uso de grandes cantidades de cannabis puede producir alteraciones reversibles de la memoria, pero hasta el momento no hay una explicación satisfactoria sobre cuáles son los mecanismos que producirían el síndrome amotivacional.

 No hay duda de que muchas personas pueden experimentar cambios en sus valores o actitudes coincidiendo en el tiempo con el consumo de cannabis. Muchas personas comienzan a fumar cannabis durante la adolescencia o juventud, precisamente las etapas de la vida en las que con más frecuencia se presentan cambios en la personalidad. Así, tener motivaciones o inquietudes distintas a la de los adultos puede considerarse más como un síntoma de una etapa normal de la vida (la adolescencia) más que como una “enfermedad asociada al cannabis”.

Otro de los problemas que plantea este síndrome es su definición. Para diagnosticar una enfermedad mental es necesario cumplir una serie de criterios universalmente aceptados y recogidos en clasificaciones internacionales (DSM-IV, CIE-10). El síndrome amotivacional no aparece citado en ninguna de estas clasificaciones y ni siquiera se ha definido de forma concreta cuales son los criterios para diagnosticarlo. Por ejemplo, para el Manual de Drogodependencias de la Agencia Antidroga de la Comunidad Autónoma de Madrid (2002), el síndrome incluye rasgos tan curiosos como “tolerancia ante las conductas desviadas” o “desarrollo de conducta menos religiosa”. Cómo una sustancia química puede actuar selectivamente sobre funciones tan específicas continúa siendo un misterio.

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