Hubo un tiempo en el que uno iba al monte, tan ricamente, y no se cruzaba con nadie. No había ni Dios. Podías hacer el pinopuente en pelotas y estar seguro de que tus únicos testigos iban a ser los mosquitos.

por Sensi Seeds

Pues bien, como suele decirse, cualquier tiempo pasado fue mejor, al menos en cuanto a intimidad silvestre se refiere. Y digo esto porque hoy quería hablaros del cultivo de guerrilla de cannabis: el único, el auténtico, aquel que elegiría el mismísimo Equipo A. Hablo de la forma de cultivar más salvaje y arcaica con la que podría toparse nuestra amada planta. ¿Ya os empieza a sonar? ¡Pues allá vamos!

La elección del lugar

Lo primero es lo primero y es que sin emplazamiento no hay cultivo y sin cultivo no hay guerrilla. Es por ello que la elección del lugar donde plantaremos se vuelve la decisión más importante del proceso. Esto es porque una mala decisión puede resultar en un fatal efecto dominó que acabé azotándonos con la mala suerte de ser descubiertos. Dicho esto, deben tenerse en cuenta una serie de factores que determinarán si la zona elegida es apta o no para nuestra salvaje aventura.

Ante todo, el lugar debe ser de difícil acceso. Así pues, siguiendo la premisa del típico pensamiento “yo no pasaría por ahí”, acertaremos fijo. El hecho es que hay mucha, muchísima gente, con un sinfín de motivos para pasar un día en el monte: buscadores de setas, senderistas, ciclistas, familias, jóvenes aventureros… incluso, en Cataluña, actores de la serie Juego de Tronos grabando los nuevos capítulos de la sexta temporada. Ahí es nada.

Estadísticamente hablando, habrá algunos más osados que otros, aquellos a los que les gusta pasear por caminos alternativos, inverosímiles, que no temen los terraplenes, que las rocas escarpadas les saben a algodón de azúcar. Sí, exacto. Es a ellos a quien debéis temer y mantener bien alejados porque son, animales aparte, los únicos que podrán encontrar vuestro cultivo.

Por todo ello y más, el área elegida debe ser invisible a un golpe de vista. No elijáis lugares que puedan avistarse con facilidad asomándose detrás de un arbusto o subiéndose a una piedra. Hay que intentar dar con una zona frondosa, que incluso a ti te cueste llegar y que esté rodeada, si es posible, de arbustos, maleza y árboles. Cabe destacar que el tema de los árboles es un poco delicado ya que si elegís un lugar con árboles demasiado altos estos podrían llegar a hacer sombra sobre vuestro cultivo, impidiendo así que vuestras plantas se alimenten del tan necesario sol, así que, ¡ojo al dato!

Un buen truco es visitar la zona durante el mediodía. De este modo podréis comprobar cuánta luz llega a vuestras plantas. Fijaros bien por donde sale y por donde se pone el sol y, en base a eso, colocad vuestro cultivo. Lo ideal es una pendiente o ladera orientada al sur, preferiblemente en el bosque, ¡sin pasar por alto los edificios!

Es importante también que haya obstáculos en el camino.  Con ello no os digo que busquéis vuestro antiguo juego de construcciones Lego en casa y lo lancéis cual desalmados por el camino, sino que simplemente cuantas más piedras y troncos haya que superar para acceder, mejor. Un excelente consejo es buscar ortigas. Cualquier sitio donde las ortigas crezcan en abundancia es un lugar adecuado para plantar.

Por otro lado, hay que usar la cabeza y, evidentemente, si veis restos de comida, latas, garrafas de agua, papeles o lo que sea que demuestre que ahí ha llegado alguien antes que vosotros, ¡alejaos! Ya que eso significa que ese lugar no está tan escondido como creíais.

Ni qué decir tiene que tampoco es aconsejable asentar vuestro preciado cultivo en cruces de caminos, cerca de carreteras o zonas habitadas, a la vera de alguna zona para acampar, etc. Probablemente los caminantes ocasionales no se darán cuenta, pero los que pasean a sus perros y toman la misma ruta de manera regular pueden sentir la curiosidad de comprobar qué son esas plantas gigantes de increíble y penetrante olor.

La importancia del agua

Está claro que elegir el emplazamiento es la parte más importante del proceso en el cultivo de guerrilla  pero, ¿podéis hacerlo donde sea? Sintiéndolo mucho la respuesta es rotundamente no. Uno no puede llegar con sus bártulos a cualquier zona y ponerse a cavar ahí, a lo loco. Hay que tener en cuenta ciertos detalles y entre ellos está el tema del agua. A ver, podéis ir y venir con garrafas para regar vuestro tesoro. Poder se puede pero casi que mejor si dais con una zona que esté cerca de un riachuelo o arroyo. Eso os facilitará enormemente las cosas y os restará un volumen de trabajo increíble. Tampoco os pongáis a la orilla de un río o cerca de alguno que pueda sufrir desbordamiento a la mínima que llueva. Hay que tener el agua cerca pero jamás debéis poner vuestras plantas en peligro de ahogo. De hecho, una fuente, si es lo único que hay cerca, también vale. Evidentemente, siempre existen sistemas de riego más autónomos y profesionales pero, como bien he dicho, lo importante es pasar lo más desapercibidos posible. Aquí lo importante es mantenerlas bien regadas. El sistema que se use ya queda a elección de cada uno.

La calidad del suelo

A la hora de elegir el suelo hay que usar cierta lógica. Sí, es cierto, en el desierto no pasa nadie y estáis alejados de todo pero… ¿podéis plantar marihuana? No ¿verdad? Pues eso. Hay que elegir un terreno en el que vuestras plantas puedan desarrollarse con la mayor facilidad y naturalidad posibles.

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Acabamos de comentar la importancia de tener el agua lo más cerca que podáis. Si, por lo que sea, acabáis plantando en una zona demasiado seca, lo que podéis hacer es mezclar el sustrato elegido con polímeros. Esto os ayudará a retener la humedad en vuestro sustrato y, por ende, a reducir la frecuencia de riego. Si, contra todo pronóstico, acabáis colocando vuestro amado cultivo en un lugar más húmedo de lo normal, entonces le metéis al sustrato arcilla expandida y ¡ancha es Castilla!

El siguiente paso, una vez bien elegido el emplazamiento y solucionados los temas del agua, del sustrato y del nivel de humedad, será cavar. La medida del agujero vendrá en función a lo grande que queramos nuestra planta y lo pronto o tarde que plantemos y cosechemos. Cuanto antes iniciemos nuestro cultivo de guerrilla y más tarde lo cosechemos más grandes serán nuestras plantas. Si ése es el resultado que buscáis entonces cavad un agujero lo suficientemente grande (de unos 60-65 centímetros de profundidad). Si por el contrario estáis plantando más bien tarde o no queréis plantas enormes, lo suyo será cavar un agujero de unos 40centimetros. Como siempre, la lógica será vuestra mejor consejera.

Peligro, ¡insectos y animalejos al acecho!

A veces, por bien que uno haga los deberes, hay cosas que se escapan de las manos. Por mucho que hayáis encontrado la zona ideal, el sistema de riego perfecto, el sustrato idóneo, mezclado con el mejor abono y tengáis las mejores semillas habidas y por haber, vuestro cultivo puede acabar destruido. Esto es porque nadie, absolutamente nadie, es capaz de controlar el comportamiento de los animales e insectos que por ahí haya. Puede que ésta sea la gran desventaja del cultivo de guerrilla frente al cultivo exterior normal (a no ser que vivas en una granja con animales salvajes sueltos en tu jardín, algo por lo que te compadezco si quieres plantar marihuana ahí).

Dicho esto, existen algunos trucos para evitar un final trágico. Por un lado, podéis colocar algo que aleje a los animales “grandes” de vuestras plantas. Por ejemplo, el típico alambre que se usa en los gallineros sería una buena opción. A ver, no os paséis. No queremos que nadie salga herido o peor, simplemente impedir que la fauna se coma nuestras plantas. Si lo que os da más miedo no son las cabras, las vacas, los conejos o lo que sea que tengáis al acecho, sino los insectos, será suficiente que con que rociéis algo que pueda proteger vuestro amado cultivo. El aceite de Neem es una buena opción. Lo que también podéis hacer es llevar vuestras plantas al lugar cuando éstas ya estén un tanto creciditas, así reduciréis las posibilidades de que los insectos las ataquen. Como siempre, cada cual hará lo que mejor se adapte a su situación y necesidades.

La variedad a elegir

Llegados a este punto hay que tener en cuenta varios detalles a la hora de elegir la variedad que vamos a plantar. Ante todo, debemos optar por una que sea fácil de cultivar, es decir, que no tengamos que estar constantemente atentos de su evolución, sino que podamos darle bastante libertad. Es importante también que sea robusta y resistente. Con esto me refiero a algo tan simple como que pueda hacer frente a las posibles inclemencias del tiempo y al hecho de estar constantemente a la intemperie. Ni qué decir tiene que nuestra variedad también debe ser enormemente productiva o, al menos, lo suficiente como para que todo el esfuerzo invertido haya valido la pena.

A la hora de escoger variedad también es importante tener en cuenta el tipo de terreno por el que habéis optado para plantar. De este modo, nos es lo mismo elegir una variedad que sea, por ejemplo, más resistente a los hongos (si estamos en terrenos húmedos), que una variedad capaz de resistir periodos de sequía (si hemos optado por tierra más seca). 

En general, las variedades Skunk, Northern Lights y White Widow son perfectas para iniciar un cultivo de este tipo. Una variedad que funciona especialmente bien y que, por supuesto, hace honor a su nombre, es nuestra Guerrilla’s Gusto.

Ventajas de optar por Guerrilla’s Gusto

Esta variedad se convierte en una elección perfecta para este tipo de cultivo de cannabis. Aunque la composición genética exacta se mantiene en secreto, Sensi Seeds ha revelado que se cruzaron una índica del norte de la India y una sativa del, casi tropical, sur de la India, con algunas de las mejores variedades cultivadas de Sensi resistentes al mal tiempo, además de la línea original de Skunk. Al parecer, la nueva variedad sorprendió incluso a sus creadores por su breve tiempo de floración, su resistencia a los climas más inhóspitos y su tamaño gigantesco.

Aunque alguna vez se ha dicho que es «tan fácil de cultivar que, básicamente, puedes tirar las semillas por encima del hombro y volver a cosecharlas a finales de verano«, se recomienda realizar ciertos preparativos si quieres conseguir los mejores resultados de tu cultivo de guerrilla. Germina tus semillas y, si es posible, deja que las plántulas empiecen a desarrollarse en interior.

Una vez hayas iniciado el proceso de cultivo de guerrilla siguiendo todos los trucos y consejos arriba mencionados, debes ponerte manos a la obra. Deja suficiente espacio entre los agujeros que hagas para tus plántulas, coloca las plantas de una en una y a pocos pasos de distancia entre sí. Asegúrate de que serás capaz de encontrar el sitio exacto de nuevo, sobre todo si no tienes pensado volver pronto. Utiliza hojas muertas y en descomposición, y un suelo rico y húmedo, como el que hay junto a los estanques o arroyos, para cubrir los agujeros, lo que debería proporcionar a las plántulas un buen comienzo sin necesidad de una gran cantidad de agua.

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Aunque es extremadamente resistente, Guerrilla’s Gusto necesitará protección contra los conejos, que suelen habitar exactamente el tipo de lugares que resultan perfectos para el cultivo de guerrilla. La opción con alambre usado en los gallineros que hemos comentado antes funcionará bien. Si no, también puedes hacer círculos con palos y  tela metálica para proteger las plantas jóvenes, dejando suficiente espacio para que puedan crecer sin obstáculos. Deben evitarse por completo las zonas donde hay ciervos. Es un consejo.

Como Guerrilla’s Gusto no es una variedad feminizada, tendrás que volver y, discretamente, destruir los machos cuando estos empiecen a asomar, al inicio del periodo de floración. Aprovecha esta oportunidad para ampliar o quitar la protección hecha con la tela metálica, ya que a estas alturas las plantas habrán aumentado considerablemente de tamaño. Si todo va bien, ésta debería ser la única vez que tengas que ir a verlas desde que plantes las plántulas en primavera hasta que coseches unas plantas gigantes plenamente desarrolladas en otoño. Guerrilla’s Gusto puede alcanzar una altura de tres metros y, a veces, se disimulan a plena vista porque tienen el aspecto de un árbol joven. La producción, como era de esperar, es muy grande.

¿Cultivo de guerrilla? Sí, pero no ahora

Es perfectamente comprensible que no todos los cultivadores, ya sean expertos o novatos, se sientan preparados o motivados para iniciar un cultivo de estas características. El cultivo de guerrilla, sobre todo, tiene que gustarte. Es evidente que muchísimas veces, más que por gusto, se practica por necesidad (dadas las normas opresoras que nos rodean en cuanto a la legalidad del cannabis se refiere) pero, aun así, el jardinero debe estar convencido. Digo esto porque el esfuerzo está casi a la misma altura que el posible, y frustrante, resultado final. Uno puede haber invertido gran cantidad de horas investigando la zona, buscando el lugar idóneo, despistando a los vecinos y curiosos, comprando los mejores abonos y semillas del mercado y, aun así, obtener un resultado catastrófico. No perdáis la esperanza, éste es un tipo de cultivo que si sale bien es fantástico. Pero, como con todo, hay que estar mentalizado para cualquier posible imprevisto. Si por cualquier motivo preferís el cultivo exterior de toda la vida, ¡adelante! Disfrutaréis lo mismo y podréis obtener resultados impresionantes.

De este modo, para aquellos que deseéis cultivar cannabis al aire libre, es de suma importancia considerar el clima local. Cuando uno compra semillas de marihuana en cualquier tienda es imposible que el vendedor determine cuáles son exactamente las variedades adecuadas para tu localidad, a no ser que te dé indicaciones muy generales. Por ello, siempre es recomendable comprar variedades procedentes de un banco de semillas que se encargue de especificar información detallada sobre el clima, tal y como hace el equipo del Sensi Seeds.

De este modo, determinar la variedad correcta para el hábitat en el que vives, depende de varios factores tales como la temperatura, las tasas de precipitación, el viento y el promedio de horas de sol durante la temporada de cultivo.

¿Qué elegir? Regulares, feminizadas o autoflorecientes

Son muchos los que se preguntan qué motivo hay para que los jardineros se decanten por un tipo u otro. Por todos es sabido que las semillas regulares tienen una fiel legión de seguidores. Podría decirse que los que las eligen conforman el sector más purista dentro de los cultivadores de cannabis. Por lo contrario,  muchísima gente tiene ciertas reservas a la hora de elegir semillas regulares por los  problemas de polinización que puedan presentarse y optan por el camino fácil de las autoflorecientes o las feminizadas. Entonces, ¿qué es mejor?  Eso queda a elección de cada uno.

En cuanto al clima, a grandes rasgos, es importante tener en cuenta que el cannabis generalmente prefiere las temperaturas por debajo de los 30°C, aunque algunas variedades pueden tolerar unos grados más. Si crece en temperaturas superiores a los 30°C puede ser aconsejable buscar un sitio que proporcione algo de sombra a tus preciadas plantas.

Lo importante es una buena cosecha

Sea cual sea el método por el que os decantéis, el salvaje guerrilla, el de toda la vida en vuestro jardín, el espontáneo en la terraza del vecino… lo francamente importante es el resultado. Por ello, y una vez hayáis acabado con las dichosas plagas y potenciales problemas e imprevistos, y vuestras plantas se hayan desarrollado tal y como deben, llegará el momento de cosechar. Ese inconfundible instante de gloria en el que, por fin, podréis ver los frutos de vuestro trabajo, respirando así aliviados y dándoos una merecida palmadita en la espalda. ¿Lo notáis? Es el sabor de la victoria.

Si es que al final… valió la pena, y lo sabes.

Acerca del autor

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.