Los elevados precios de licencias y el incierto modelo de negocio ya han obligado a cerrar centros en Oregón, mientras Colorado se prepara para regular el uso terapéutico de la psilocibina
A partir del próximo año, Colorado se convertirá en el segundo estado de EE.UU. en regular la producción y el uso de hongos psilocibios con fines terapéuticos, una medida esperada por quienes abogan por la medicina natural. Sin embargo, la experiencia en Oregón, el primer estado en legalizar la terapia con psilocibina en 2020, ha encendido las alarmas entre los empresarios de Colorado.
En Oregón, los centros de servicio de psilocibina, donde los clientes pueden someterse a una experiencia terapéutica o un «viaje guiado», han comenzado a enfrentar serios desafíos financieros. Uno de los principales problemas es el elevado coste de las licencias, que ha llevado a algunos centros a cerrar en menos de un año. Tal es el caso de Inner Guidance Services en Albany, Oregón. Tras su primer año de funcionamiento, su dueña, Dee Lafferty, se vio obligada a recurrir a una campaña de financiación colectiva para poder renovar la licencia anual de 10.000 dólares. Aunque logró recaudar el dinero, el futuro sigue siendo incierto: “El programa no está diseñado para ser rentable. No sabemos cómo pagaremos la licencia el próximo año”, admitió Lafferty.
El problema radica en que los costes operativos superan los ingresos. Entre las tarifas de los facilitadores, el alquiler de espacios, los suministros y la electricidad, el modelo actual se vuelve insostenible. Este escenario ha hecho que en Colorado las tarifas de licencias se hayan convertido en un tema de gran preocupación. A pesar de que los reguladores locales buscan equilibrar los requisitos para facilitar la entrada al mercado, los empresarios temen que los altos precios impidan el desarrollo de este sector naciente.
Un ejemplo de esto es la propuesta del Departamento de Ingresos de Colorado, que ha planteado una estructura de tarifas escalonada para los centros de sanación. Los centros más pequeños, conocidos como «micro-centros de sanación», que solo planean realizar unas pocas sesiones de psilocibina al mes, tendrían que pagar entre 3.000 y 12.000 dólares anuales en los próximos tres años, lo que sigue siendo demasiado elevado para muchos profesionales de la salud mental interesados en ofrecer esta terapia.
Además de los costes de licencias, las terapias asistidas con psilocibina también son costosas para los pacientes. En Oregón, una sesión guiada puede costar miles de dólares, lo que limita el acceso a un tratamiento que se presenta como una solución prometedora para problemas de salud mental como la depresión y el trauma. Sin embargo, al no estar cubierto por los seguros médicos, la sostenibilidad de este modelo es cuestionable. Centros como Inner Guidance Services han tratado de compensar ofreciendo sesiones a bajo coste y microdosis para aquellos nuevos en el uso de la psilocibina. Incluso así, muchos centros luchan por sobrevivir.
Los empresarios de Colorado observan con atención lo que ocurre en Oregón, donde los altos costes y la falta de un mercado amplio ya han llevado al cierre de centros como The Journey Service Center en Portland. Para Lafferty y otros defensores de la terapia con psilocibina, el éxito de este modelo pasa por una mayor educación pública, la regulación de precios más accesibles y, eventualmente, la inclusión de este tipo de terapias en los seguros médicos.
De no resolverse estos problemas, el prometedor futuro de las terapias psicodélicas podría verse frustrado antes de despegar en Colorado.
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Amante del cannabis y especializado en el mundo de las sustancias psicoactivas. Escritor y psiconauta.