La salida de Trudeau deja un legado mixto en la legalización del cannabis en Canadá, mientras las asociaciones y pacientes reclaman una regulación más inclusiva ante el riesgo de un retroceso conservador.
La inminente salida de Justin Trudeau marca un punto de inflexión para la industria del cannabis en Canadá. Su decisión de legalizar el consumo recreativo en 2018 no solo transformó el panorama económico y social del país, sino que también consolidó a Canadá como el único miembro del G7 en regular completamente el cannabis para uso medicinal y recreativo. Sin embargo, a pesar de este avance, las restricciones actuales y la falta de medidas más inclusivas han dejado insatisfechos a pacientes y asociaciones cannábicas, quienes ven en esta regulación un intento de control que sigue sin respetar plenamente sus derechos y necesidades.
Un avance que se queda corto
Si bien el cannabis ha generado una industria multimillonaria, miles de empleos y un aumento en la recaudación fiscal, su regulación sigue siendo un campo de batalla. Las encuestas recientes reflejan que un 62% de los canadienses apoya la legalización, lo que deja claro que la política de Trudeau ha sido, en gran medida, un éxito popular. Sin embargo, la rigidez en las normativas sobre marketing, límites de THC en comestibles y restricciones de acceso han debilitado su impacto real, limitando tanto a pacientes como a consumidores recreativos.
El control gubernamental sobre la producción y distribución ha beneficiado principalmente a grandes corporaciones, dejando de lado a pequeños productores y cultivadores. Las asociaciones de pacientes han reclamado durante años un acceso más flexible, incluyendo la posibilidad de autocultivo sin restricciones y la eliminación de barreras burocráticas en la obtención de licencias para tratamientos médicos. Trudeau, pese a su aparente apertura, nunca atendió completamente estas demandas.
Riesgos de una regresión con un gobierno conservador
La posible llegada al poder de Pierre Poilievre y el Partido Conservador amenaza con frenar o incluso revertir algunos de los logros alcanzados. Se teme que el gobierno conservador recorte el presupuesto de Health Canada en materia de cannabis, lo que afectaría la expedición de licencias y el desarrollo de nuevas normativas que amplíen el acceso al mercado. Esto podría generar un retroceso en el avance del sector y fortalecer el mercado negro, afectando tanto a consumidores como a pacientes.
Además, la esperada reforma sobre el acceso al CBD en farmacias y tiendas de productos naturales corre el riesgo de estancarse indefinidamente, privando a los canadienses de un acceso más amplio a productos de cannabis sin necesidad de recurrir a dispensarios especializados.
La urgencia de un marco regulador más inclusivo
A menos que el gobierno actual acelere las reformas pendientes, una futura administración conservadora podría enterrar aún más la posibilidad de una legislación más justa y equitativa. El sector del cannabis necesita un enfoque progresista que elimine las restricciones arbitrarias, permita el autocultivo sin trabas y garantice que los consumidores tengan acceso a productos de calidad sin depender de monopolios gubernamentales.
Los defensores de la legalización total insisten en que la regulación del cannabis no debe verse como un evento concluido, sino como un proceso en constante evolución que debe ajustarse a las necesidades de la sociedad. Canadá tiene la oportunidad de liderar a nivel mundial en políticas de cannabis, pero solo si los cambios no se limitan a medidas simbólicas y se transforman en verdaderas reformas estructurales.
El papel clave de las asociaciones y la comunidad
Es imperativo que las asociaciones de pacientes, activistas y empresarios del sector se organicen para presionar al gobierno y garantizar que cualquier futuro legislativo no solo mantenga la legalización, sino que la amplíe en términos de acceso, cultivo y comercialización. Es hora de reconocer al cannabis como un derecho y no solo como un sector económico regulado con limitaciones innecesarias.
El fin de la era Trudeau deja un legado mixto: un país pionero en legalización, pero aún lejos de un modelo verdaderamente inclusivo y justo. Ahora, más que nunca, es momento de que la comunidad cannábica se haga escuchar y exija una regulación que realmente respete los derechos de todos.
Acerca del autor
Escritor especializado en cannabis y residente en Miami, combina su pasión por la planta con la vibrante energía de la ciudad, ofreciendo perspectivas únicas y actualizadas en sus artículos.