El servicio de Rehabilitación del complejo hospitalario de Santiago ya conoce el preparado comercial a base de cannabis que se utiliza en algunos países para combatir ciertos dolores, y está dispuesto a utilizarlo en casos en los que está demostrado que funciona cuando en España se autorice para tratamientos.

«Es un tratamiento no aceptado en muchas partes, y que incluso crea divergencias en donde se usa. En países como Estados Unidos, por ejemplo, está autorizado solo en 14 estados. En Gran Bretaña y España se piensa en aceptarlo para tratar algunos casos de dolor. De momento va a iniciarse un estudio en Cataluña y en el resto de España no está autorizado», indica Javier Jorge Barreiro.

Este especialista se refirió al cannabis en un encuentro organizado por la asociación Artrite Santiago, en el que explicó cómo se produce el dolor que provoca esta enfermedad y cómo se trata. «El propio dolor puede producir inflamación, además de reducir la actividad y el movimiento de las personas afectadas, en las que es muy importante la reeducación», sostiene.

En el tratamiento de la artritis la rehabilitación no está siempre indicada, agrega: «en los períodos agudos de la artritis se aconseja el reposo y está contraindicado el ejercicio activo. La rehabilitación es interesante en los períodos de pausa», señala.

Demanda muy diversa

En la consulta de rehabilitación del complejo hospitalario los pacientes con artritis reumatoide representan sobre un 1% del total: «asistimos más procesos degenerativos, propios de la artrosis; aunque muchas veces se confunden ambas dolencias».

En rehabilitación se tratan afectados de numerosos males, como problemas neurológicos, lesiones de la columna vertebral, procesos respiratorios, linfedemas y otros: «casi todas las especialidades de la Medicina pueden tener alguna indicación para Rehabilitación, o varias», manifiesta.

Javier Jorge Barreiro resalta que el complejo hospitalario compostelano tiene muchos menos profesionales que otros con actividad semejante, como los de Vigo y A Coruña: «aquí hacen falta terapeutas ocupacionales, pero también más fisioterapeutas y médicos», sostiene.

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