La guerra de la marihuana también llegará a España. El colectivo Aflora de Barcelona está diseñando una iniciativa legislativa popular (ILP) para despenalizar en el Congreso de Diputados el uso del cannabis medicinal. Lo hará tras el avance en California (EEUU), estado que legalizó el cultivo, consumo y venta del psicotrópico el pasado 1 de enero.

Aflora es una asociación sin ánimo de lucro cuyos usuarios consumen cannabis para fines medicinales. ¿Qué pretenden hacer? “Ya hemos empezado a mantener contactos y reuniones para armar una iniciativa legislativa popular (ILP) en el Congreso. El objetivo es despenalizar el consumo para fines terapéuticos”, explica Francesc Ita, su portavoz.

La asociación, registrada en el Ministerio del Interior, aúna a personas con patologías oncológicas y de otro tipo que consumen el psicoactivo de la planta de cáñamo para reducir el dolor, entre otros beneficios. “No puede ser que un paciente esté consumiendo, incluso por prescripción facultativa, y la policía lo pare en la calle y lo multe”, lamenta el activista.

El Colectivo Aflora está empezando a tejer una red a nivel estatal que recogerá firmas y entrará en el Congreso la proposición de ley. Entre otros, cuentan con el apoyo de grupos de terapia del Hospital Sant Joan de Déu y abogados, que moldearán la iniciativa para que se ajuste a ley. ¿Cuántas firmas quieren? “No 500.000, que son las necesarias. Queremos muchas más”, avisa Ita.

“La ley es más dura”

Uno de los sostenes con los que cuenta Aflora para seguir parte de la senda recorrida en California o Uruguay, que han despenalizado el consumo recreativo, es el despacho de abogados Bastet de Barcelona.

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“La ley catalana que regulaba los clubes cannábicos fue suspendida por el Tribunal Constitucional en diciembre, corrigiendo sentencias favorables de las audiencias provinciales. Dos años antes, el Tribunal Supremo castigó la distribución ‘organizada’. La jurisprudencia se ha endurecido. Se persigue más y con más ahínco”, lamenta Robert Castro, letrado.

“En la actualidad, los clubes no podrían tener más de 300 socios, algo inviable, pues la mayoría los superan. Tras varias batallas legales, hemos vuelto a la casilla de salida: se multa o persigue cualquier cosa que no sea autoconsumo de marihuana“, alerta el profesional.

En efecto, el artículo 368 del Código Penal castiga con hasta seis años de cárcel el “cultivo, elaboración o tráfico, o a los que de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal” de tóxicos. Es una barrera que los partidarios de la despenalización de la droga blanda no han conseguido rebasar.

“Dirección contraria a California”

En este escenario, España avanza en dirección contraria a la de California en materia de cannabis. La sexta potencia económica del mundo despenalizó el cultivo, tenencia de hasta seis plantas, compra de hasta 28,5 gramos y consumo lúdico el 1 de enero de este año, siguiendo los pasos de Uruguay, que aprobó una normativa similar en diciembre de 2013.

La medida en Estados Unidos, que también se inició con una iniciativa popular, ha generado un potencial mercado anual de 7.000 millones de dólares, 5.800 millones de euros al cambio. De este pastel, el Estado se embolsará 1.000 millones en recaudación impositiva. 

“En nuestro país los tribunales avanzan en sentido contrario. Se castiga más a los clubes. El marco legal más punitivo deja a las asociaciones en manos del criterio de proporcionalidad de los cuerpos y fuerzas de seguridad”, avisa Marcos Esteban, abogado penalista.

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“Ahora mismo no hay discusión posible: la marihuana es ilegal en todos los aspectos en España salvo en el autoconsumo. Y aunque parezca estrambótico sí, hay propietarios de clubes que están yendo a prisión. Sobre todo si se agrega el tipo de organización criminal al 368 del Código Penal o la cantidad incautada es de ‘notoria importancia'”, advierte el letrado.

La iniciativa de Aflora, si es exitosa, desbrozaría el camino hacia la legalización. “Si se formula como anuncia la entidad, no se despenalizaría la marihuana. Se regularía su uso medicinal. Sería un avance en la materia que evitaría el enjuiciamiento masivo actual. En mi opinión, es positivo”, concluye Esteban.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.

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