La legalización del consumo y venta de drogas «blandas» (marihuana y hachís) en Holanda resultó un éxito para el sistema de salud de ese país, al disminuir el nivel de adicción a estas sustancias entre su población.
Sin embargo, según el ministro consejero de Asuntos Económicos de la embajada holandesa en México, Wouter Jan Lok, la «tolerancia» trajo consigo el desarrollo de un fenómeno que se denominó como «turismo de drogas», que se ha posicionado entre los extranjeros.
En la política y la legislación holandesas se hace una distinción entre cannabis y drogas «duras», como éxtasis, cocaína y heroína.
En virtud de esa distinción, la tenencia de consumo propio (hasta 30 gramos) no se considera delito sino falta. La venta de mariguana y de hachís permitida en locales conocidos como «coffeeshops» (máximo cinco gramos por persona y día), constituye legalmente una falta, pero no se persigue si se cumplen ciertas condiciones, dijo.
En entrevista, el ministro Wouter Jan Lok aseguró que aún y con los resultados positivos en el aspecto social para los holandeses, la aplicación de políticas similares en otros países del mundo debería analizar características propias de cada nación para adecuar las posibles soluciones a los problemas locales.
Explicó que en Holanda la situación que permitió la flexibilidad para las drogas «blandas» fue la presencia de una gran cantidad de adictos, escenario considerado por las autoridades como un problema de salud pública.
A partir de los años 70 el país europeo homologó los estándares de gramos de portación permitidos para consumo propio y para la venta en locales.
El ministro consejero consideró que mientras más ilegal y criminalizado sea el uso de drogas, es más atractiva la posibilidad de que las organizaciones delictivas obtengan millonarias ganancias.
«Las frutas prohibidas están siempre más dulces», dijo el funcionario holandés.
-¿Recomendaría, dados los resultados, la aplicación de tolerancias similares en otros países?
-Lo único que podemos decir es que nuestra experiencia fue muy positiva a nivel interno. El problema es el turismo de drogas. Es muy difícil comparar las características de un país con otro.
-¿Cuáles son los objetivos principales de la política holandesa con respecto a las drogas?
-Reducir la demanda de drogas y la oferta y minimizar los riesgos del consumo para el consumidor, su entorno y la sociedad.
Disminuye consumo
-¿Cómo se vio afectado el consumo de mariguana ante un escenario legal más tolerante?, ¿disminuyó o aumentó este?
-El consumo en Holanda ha disminuido a nivel nacional, es decir, entre los ciudadanos holandeses, aunque no se ha reducido tanto como quisiéramos por el consumo que hacen los extranjeros.
– ¿Por qué solamente aplicar estas medidas con las drogas «blandas»?
– La idea es que un consumidor de cannabis que compra un producto a un traficante ilegal, tiene muchas más posibilidades de entrar en contacto con las drogas duras. Al separar el comercio puede protegerse a los usuarios de cannabis de otras formas de adicción a drogas mucho más dañinas desde el punto de vista sanitario.
-¿Actualmente, cuál es la percepción que la gente tiene de los «coffeeshops»?
-Al principio estos lugares eran la novedad y sí había un cierto boom, pero ahora estos locales están concentrados en regiones de frontera y en la capital, Amsterdam, y un poco menos en otras ciudades. Según la investigación más reciente, 362 de los 443 municipios que existen en Holanda (81%) no tenían ningún «coffeeshop».
-¿Qué opinión le merece la legalización de las drogas al ser Holanda pionero en legalizar algunas de las sustancias prohibidas?
-Habría que preguntarse primero qué se entiende por legalizar. Muchos especialistas en el problema de drogas dicen que la única solución al tráfico de las sustancias es la legalización, pero mi gobierno todavía no está en apoyo de este punto de vista.
-¿Qué debería ser tomado en cuenta por los gobiernos si se habla de posibles legalizaciones de las drogas?
-Legalizar ciertos aspectos de las drogas como el consumo, venta y tenencia, obviamente tiene una influencia en las actividades de las organizaciones criminales. Pero habría que preguntarnos por qué legalizar, qué se entiende por legalización, quién va a controlar y cuánto van a costar las drogas.
-¿Cómo plantear discusiones sobre legalización?
-El punto de referencia es el alcohol. Ese producto está legalizado, ahí los consumidores deben pagar impuestos para comprar las bebidas, que es un pago de más o menos ciento por ciento. En general, en el caso de las drogas el gravamen debería de ser naturalmente más alto para no estimular el uso.
– ¿Actualmente, qué pasa con los adictos que existen en Holanda?
-Ahora que la política está más dirigida a ayudar a los adictos, estas personas no son como antes o como en otros países, que se consideran los «héroes» que hacen cosas que son prohibidas por la ley. Son víctimas de adicciones… entonces, es gente triste, es gente a la que tenemos que ayudar.