El diario El País publica un reportaje sobre la mefedrona y otras drogas que en la actualidad pueden adquirirse por Internet, en un tono poco alarmista para lo que nos tienen acostumbrados. En él citan a Energy Control y comentan su trabajo.
Las nuevas drogas que están apareciendo a través de la Red no son ilegales hasta que las autoridades de cada país conocen de su existencia, estudian sus riesgos y toman medidas. Durante un periodo de tiempo, viven en un limbo legal. Por eso en el Reino Unido algunas han sido bautizadas como legal highs, algo así como subidones legales. Las autoridades policiales no las pueden perseguir porque aún no han entrado en la categoría de drogas ilegales.
Energy Control es un colectivo que está en la primera línea en el mundo de las drogas. Si algo pasa, ellos son los primeros en enterarse. Colaboran con el Ministerio de Sanidad y con el Departament de Salut de la Generalitat, entre otras instancias oficiales. Desde 1997, aplican una política de reducción de riesgos que parte de un principio básico: si la gente va a tomar drogas de todas formas, mejor que tenga información sobre ellas; y mejor que lo que tomen haya pasado algún filtro de calidad. Los más de 70 voluntarios de esta organización acuden a raves (fiestas al aire libre o en lugares abandonados que duran más de 24 horas) y montan un puesto al cual acuden las personas que van a consumir éxtasis para que les analicen las pastillas y les orienten sobre su consumo y sobre, por ejemplo, los efectos secundarios. En definitiva, analizan e informan. Desde hace unos meses, han iniciado un experimento pionero: los lunes y los jueves por la tarde, los consumidores de éxtasis, mefedrona y demás drogas de diseño pasan por su laboratorio con pequeñas muestras de sus pastillas para que sean analizadas. «No estamos ni a favor ni en contra del consumo», explica Nuria Calzada, coordinadora de Energy Control. «Trabajamos con la población que consume y está expuesta a riesgos. Las drogas son un tema de salud y no de moral».
Calzada explica que la irrupción de la mefedrona y demás nuevos productos de síntesis es consecuencia de una crisis que se produce a finales de 2008 en el mercado del éxtasis. La falta de acceso a los componentes químicos (los llamados precursores) que lo configuran provoca una carencia en el mercado. Empieza a aparecer éxtasis de peor calidad: en 2008, el 91,2% de las pastillas de éxtasis que analizaban en Energy Control contenían MDMA (metilendioximetanfetamina, el principio activo); en 2009, tan solo un 36%.
En ese contexto la baja oferta de pastillas que, además, son de peor calidad, facilita la irrupción de las llamadas RC, las Research Chemicals. Aparecen derivados sintéticos de feniletilaminas (sustancias creadas a partir del modelo del éxtasis), triptaminas (inspiradas en el modelo del LSD) y catinonas (sustancia de la que procede la mefedrona). Entre 2009 y los primeros meses de 2010, el número de muestras de RC recibidas en Energy Control se ha multiplicado por dos: suponen el 13% de lo que los consumidores les llevan para analizar.
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