Cannabis Magazine 236

caso las conclusiones son planteadas como definitivas, y a menudo la información resulta un tanto escasa. Por ejemplo, se habla de la existencia de una “asociación” entre cannabis y psicosis patente durante todo el trabajo realizado, pero no se detalla la naturaleza de esa relación (solo se apunta algún aspecto importante, como la predisposición genética, de forma tangencial), y parecen pasarse por alto aquellos estudios que especifican y matizan dicha relación. Es decir, leído por encima casi podríamos decir que el cannabis produce psicosis en los jóvenes, pero si leemos con detenimiento la investigación, veremos que no recogen evidencias que establezcan una relación de causa y efecto entre consumo de cannabis y psicosis. Es más, si repasamos la producción científica reciente en materia de cannabis y psicosis (e incluso cannabis y esquizofrenia, pues esta enfermedad es un trastorno psicótico) pronto observaremos que también hay estudios y voces expertas que contradicen la tradicional idea de que el cannabis provoca psicosis. Por el contrario, estos estudios demuestran que el cannabis puede actuar como un factor precipitante (al igual que eventos como un accidente, un duelo o un trauma) del episodio psicótico o factor de riesgo en personas con una predisposición genética. The Culture Hightambién se ha interesado por la cuestión y nos ha regalado un breve reportaje7 en que entrevista a expertos en esquizofrenia como Lester Grinspoon, profesor emérito de Psiquiatría de Harvard, David Nutt, psiquiatra y neuropsicofarmacólogo, o Igor Grant, neuropsiquiatra de la Escuela de Medicina de la Universidad de California. Grinspoon tacha la creencia de que el cannabis provoca esquizofrenia de “ridícula”. Nutt refiere que, tras estudiar más 2.000 investigaciones en cannabis, no existen evidencias para tal afirmación, aunque explica que lo que sí es posible es hallar individuos con esquizofrenia en los que el consumo de cannabis ha detonado la más temprana aparición de la enfermedad. Advierten, no obstante, que, si bien el cannabis no es la causa, las drogas en general pueden exacerbar las características de un cuadro psicótico. Los tres recurren a los datos para apoyar su postura: la población consumidora de cannabis ha ido en aumento desde los sesenta, pero no ha sucedido lo mismo con la esquizofrenia. Si el cannabis provocara esquizofrenia, con el ascenso de la población consumidora, aumentaría el número de enfermos de esquizofrenia. Sin embargo, si se comprueban las estadísticas, estas no arrojan correlación entre ambas variables. Mientras la tasa de prevalencia de la esquizofrenia, constante en sus valores en todos los últimos períodos, se sitúa en el 1 % de la población mundial8; la tasa de consumidores ha ido describiendo picos en un ascenso continuado. Como se apunta en el reportaje, difundir estas ideas sin fundamento y responsabilizar al cannabis en exclusiva de la psicosis, solo pone más obstáculos para su tratamiento, en tanto que niega y no atiende la influencia de otros muchos factores para el desarrollo de la enfermedad. Sí que se alude en la investigación a ciertos efectos positivos sobre la salud del consumo de cannabis, pero se trata de unos beneficios que se circunscriben en exclusiva a enfermedades como a la epilepsia y a dolencias relacionadas con el dolor y la espasticidad. Apenas se comenta, sin profundidad, que el cannabidiol (CBD) “puede ser útil para la ansiedad y los trastornos del sueño, e incluso como tratamiento adyuvante para la psicosis”. Por otro lado, las advertencias relativas al consumo de cannabis del estudio también van dirigidas directamente a embarazadas y conductores, los otros dos grupos más sensibles al consumo. En este sentido, los resultados retratados en el metaanálisis del Clínic son comprensibles y nada 27 Dibujo de la depresión psicótica (shattered.art66, CC BY-SA 4.0, Wikipedia) “ “SI EL CANNABIS PROVOCARA ESQUIZOFRENIA, CON EL ASCENSO DE LA POBLACIÓN CONSUMIDORA, AUMENTARÍA EL NÚMERO DE ENFERMOS DE ESQUIZOFRENIA

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