Una vez que hemos decidido pasarnos al vapor y tenemos nuestro vaporizador ideal, toca aprender a usar las temperaturas de vaporización ya que, gracias a éstas, podremos potenciar mucho más el efecto buscado, consiguiendo un notable ahorro en nuestras preciadas esencias.

 

Vaporizador portatil sin control de temperatura

Primeras vaporizadas

Antes de hablar en profundidad sobre las temperaturas, es importante que conozcamos algunas claves a tener en cuenta sobre todo en las primeras vaporizadas:

  • Las hierbas deberán ser picadas antes de introducirlas en el vaporizador, para que de esta forma el vapor pueda producirse con más facilidad, gracias a la mayor superficie de contacto con la fuente de calor.
  • Nunca sobrepasar los 215 grados centígrados, porque correríamos el riesgo de que se produjese la combustión de nuestras hierbas (en el caso de las extracciones es diferente, pero de eso hablaremos más adelante).
  • El rango de temperatura básico será entre los 185 y 210 grados centígrados, ya que a estas temperaturas serán liberados la mayoría de los cannabinoides.
  • Hay vaporizadores que aunque tienen termostato, éstos se regulan por niveles y no indican la temperatura aunque sólo tendremos que ir al manual de usuario, que ahí nos vendrán indicadas.
  • En el caso de vaporizar hierbas con un bajo porcentaje de humedad, se recomienda bajar unos 10 grados centígrados la temperatura, para evitar que se vaporicen demasiado rápido, al estar “demasiado secas” para ser vaporizadas. Por el contrario, si las hierbas estuviesen demasiado húmedas, se podría dar una pasada por el vaporizador a una temperatura inferior a los 150 grados centígrados, sacando así unas inhalaciones cargadas de flavonoides, obteniendo un rico sabor, además de una deshidratación de las hierbas, conseguiremos que se produzca una descarboxilación, para así transformar algunos cannabinoides, como el THCA, a su estado psicoactivo, el THC, para posteriormente vaporizarlas a una temperatura normal.
  • Se aconseja hacer las inhalaciones de forma suave y prolongada, para de esta forma, obtener unas nubes de vapor de mayor calidad, evitando además la molesta tos, ya que el vapor pasa con más suavidad por el sistema respiratorio.

Bote hierbas recicladas

Aclarar que debemos diferenciar entre hierbas húmedas y verdes, ya que las que están verdes, dejarán un mal sabor en nuestro vapor y no así las que solo contienen un exceso de humedad.

Una vez tenemos las primeras claves para vaporizar, toca hablar de las temperaturas ideales, ya sean para el efecto buscado, los cannabinoides que deseemos vaporizar o las esencias de las que dispongamos.

Vaporizando cannabinoides

Los cannabinoides forman parte del grupo de los terpenofenoles, y además de ser los responsables de la psicoactividad del cannabis son los encargados de activar los receptores cannabinoides del cuerpo humano. En la actualidad conocemos unos 160 cannabinoides diferentes, los cuales han de ser vaporizados a diferentes temperaturas, aunque los principales y más conocidos son:

THC (Tetrahydrocannabinol): Es el cannabionoide más presente en el cannabis, además, éste siempre ha sido el cannabinoide más preciado por sus propiedades analgésicas, antiinflamatorias y antioxidantes, aunque la propiedad más buscada en el THC es la euforizante, ya sean consumidores lúdicos o medicinales. Para vaporizar correctamente este cannabinoide debemos ajustar nuestro termostato a unos 160  Grados.

CBD (Cannabidiol): El CBD es un cannabinoide particularmente destinado a los consumidores medicinales. Gracias a la multitud de propiedades que posee, es capaz de ofrecernos efectos: ansiolíticos, analgésicos, antisicóticos antiinflamatorios, antioxidantes, antiespasmódicos y un sinfín de propiedades que vamos descubriendo con los estudios que se van realizando. Además, el CBD consigue contrarrestar los efectos secundarios producidos por el THC, como son la ansiedad o paranoia, haciéndolo por este motivo aún más importante, sobre todo para los consumidores medicinales. Este preciado cannabinoide tiene un punto idóneo de vaporización sobre los 195 grados centígrados, aunque a partir de los 170 grados centígrados ya empezara a volatilizarse.

CBC (Cannabicromeno): Este cannabinoide es muy similar al CBD y el THC, aunque es un poco más desconocido que éstos. Ya hay estudios médicos que avalan sus propiedades antibióticas y antifúngicas, además de ser un potenciador de otros cannabinoides consiguiendo que estos aumenten sus propiedades analgésicas. Otra peculiaridad es la temperatura a la que lo tendremos que vaporizar, ya que al ser a 220 grados centígrados corremos el riesgo a combustionar por lo que solo recomiendo llegar a estas temperaturas usando un vaporizador de gran calidad, ya que estos disponen de termostatos más precisos.

CBN (Cannabinol): El CBN es un canabinoide fruto de la oxidación del THC, por lo que lo podemos encontrar en muy bajo porcentaje en plantas vivas, siendo necesaria una oxidación mediante la exposición al aire y la luz  o mediante una descarboxilación de nuestras hierbas, para poder extraer sus propiedades antioxidantes, sedantes y antibióticas. Gracias a que su temperatura de vaporización está en el rango “básico”, sobre los 185 grados centígrados conseguimos vaporizarlo prácticamente en su totalidad.

Δ-8THC (Tetrahydrocannabinol): El Δ-8THC, es al igual que el THC uno de los componentes psicoactivos primarios. Pese a esto, es un cannabinoide aún muy poco investigado y del cual sólo se conocen propiedades antiinflamatorias y antibióticas además de ser uno de los cannabinoides responsable del típico “subidón” producido por el cannabis. Para poder disfrutar de este, y de sus propiedades, deberemos vaporizar entre 170 y 180 grados centígrados.

THCV (Tetrahidrocannabivarina): De este cannabinoide también se conoce muy poco a pesar de estar presente en grandes porcentajes, sobre todo en plantas originarias de Sudáfrica y el Sudeste Asiático, llegando incluso a porcentajes superiores al THC. Este singular cannabinoide es el antagonista del THC, atenuando el efecto psicoactivo de éste. Además, gracias al antagonismo consigue anular la sensación de hambre provocada por el THC, haciéndolo idóneo para tratar problemas de obesidad. Este cannabinoide debe ser vaporizado a una temperatura cercana a los 220 grados centígrados, aunque ya a los 210 grados empieza a vaporizarse. En los últimos años son muchos los médicos que se han embarcado en el estudio del THCV, consiguiendo grandes avances sobre todo en enfermedades como la diabetes, la bulimia o el alzheimer.

Tarro para vaporizar extracciones

Según el efecto que deseado

Al igual que ocurre con los cannabinoides, modificando temperaturas podemos potenciar el efecto buscado, consiguiendo así optimizar mucho más nuestras esencias, con el ahorro que esto conlleva.

Efecto “Eufórico”: Si buscamos obtener un efecto totalmente euforizante, que no quiere decir enérgico, tendremos que vaporizar a unos 155 grados centígrados. Vaporizando a esta temperatura, conseguiremos entrar en un estado de alegría y euforia, pero no llegaremos a estar hiperactivos, por lo que es una temperatura adecuada sobre todo para echar unas risas entre amigos, incluso, para subirnos el ánimo utilizando la variedad apropiada, que dependerá en gran medida del consumidor.

Efecto “High”: Cuando busquemos un efecto que además de darnos ese toque extra de alegría, nos proporcione un efecto estimulante, debemos ajustar la temperatura del vaporizador entre 160 y 180 grados centígrados. Este rango de temperatura es especialmente valorado por los consumidores lúdicos ya que a dichas temperaturas extraemos toda la psicoactividad del cannabis, otorgándonos además un toque extra de vitalidad.

Efecto “Mixto”: Este es en general el efecto más buscado por los vaporetas, ya seamos consumidores lúdicos o medicinales, ya que extraemos la mayoría de los cannabinoides, consiguiendo así obtener un efecto más parecido al que se produce cuando combustionamos, pero con las ventajas que conlleva vaporizar. En el caso de que busquemos este efecto, nuestro vaporizador debe estar ajustado a unos 190 grados centígrados, temperatura que la mayoría de estos traen prefijadas de fábrica al ser la “temperatura básica” de extracción total.

Efecto “Narcótico”: Cuando cae la noche esta es la temperatura más utilizada ya que al vaporizar a unos 210 grados centígrados, conseguiremos un efecto más sedativo, para que relajarse al final del día sea mucho más fácil. En especial los consumidores medicinales son los que usan esta temperatura, pese a que cada vez son más los consumidores lúdicos que optan por la relajación total. Para aumentar este efecto podremos dar una pasada previa a nuestras hierbas, ajustando el termostato sobre los 160 grados centígrados, eliminando el THC sin consumirlo. Así, otros cannabinoides como el CBD o el CBN no se verán contrarrestados por la psicoactividad de este. Bastará con que demos un par de inhalaciones a esta baja temperatura sin tragar el vapor o, en el caso de que nuestra máquina de vapor funcione mediante aire forzado, serán suficientes 30 segundos “vaporizando el THC”.

calentador sobremesa sin termostatoOtra forma de conseguir este efecto es reciclando las hierbas que hemos vaporizado a bajas temperaturas, buscando el efecto “high”, ya que su defecto, la ausencia de THC, en este caso será su mayor virtud. Gracias a haber sido vaporizadas a temperaturas de unos 160 grados centígrados, estarán cargadas de los cannabinoides de efecto más narcótico. En el caso de que, con anterioridad, sepamos que vamos a destinar estas hierbas para dicho fin, es conveniente depositarlas en un contenedor hermético que las preserve del aire y de la luz, para que de esta forma no se terminen de volatilizar los terpenos y cannabinoides aún presentes.

Vaporizando extracciones

Como todo lo relacionado al cannabis, las extracciones también tienen su punto particular ya que dependiendo de la calidad y el método de extracción de ésta, también dependerá la temperatura a la que la tendremos que vaporizar, por eso las diferenciaremos en dos tipos de extracciones:

Extracción mediante solventes: Aunque estas extracciones son conocidas de muchas maneras (BHO, Budder, Shatter…) todas se basan en el uso de disolventes, como serían el etanol o el gas butano, para de esta forma extraer toda  la resina a las hierbas. Estas extracciones, si están bien realizadas, carecen de material vegetal, por lo que será muy difícil que llegue a combustionar, pesé a esto, la temperatura idónea rondaría los 200 grados centígrados, ya que al usar temperaturas más altas degradamos en exceso los terpenos, obteniendo un vapor menos sabroso.

Extracciones mecánicas: Éstas son las extracciones más tradicionales, por consecuencia son las más extendidas y pese a que hay diferentes formas de realizarlas, ya sea en seco, mediante agua frío o hielo seco, se basan en una simple malla que dependiendo del micraje de esta, dejará pasar más o menos tricomas. No dejando pasar, en la gran mayoría de los casos, partículas de materia vegetal, por lo que con este tipo de extracciones sí debemos vigilar no superar los 220 grados centígrados, por que podríamos llegar a combustionar nuestra resina, siendo la temperatura más recomendable 210 grados centígrados, ya que al estar mucho más compactados los tricomas y a pesar de que previamente los desmenuzaremos finamente, necesitaremos una temperatura superior para alcanzar la ebullición de éstos y conseguir una buena calidad de vapor.

Una vez ya conocemos las diferentes temperaturas, y el efecto de éstas, os animo a que juguéis con vuestro termostato, hasta que deis con la temperatura ideal para vosotros, ya que cada vaporizador es un mundo y cada vaporeta un universo.

¡Yo vaporizo!

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.