Si hace quince años hubieras entrado en un CoffeeShop en Ámsterdam y preguntado por el contenido en CBD y THC del cannabis, lo más probable es que el encargado te hubiera mirado confundido. Sin embargo, si te hubieses acercado al Cannabis College para hacer la misma pregunta, probablemente uno de los voluntarios te hubiera dibujado una gráfica circular básica para mostrarte la proporción de los tres cannabinoides más estudiados hasta entonces: el Tetrahidrocannabinol (THC), el Cannabidiol (CBD) y el Cannabinol (CBN).

por Sensi Seeds

En aquel momento, se pensaba que el CBN era un cannabinoide totalmente independiente de los otros dos. A día de hoy, sabemos que en realidad es un metabolito del THC, que se convierte en CBN a medida que el THC se transforma por la oxidación del aire.

 La gráfica circular de los cannabinoides

La gráfica circular era una forma, excesivamente simplificada, de explicar los efectos de los diferentes tipos de cannabis, pero cumplía su cometido, ya que el cannabis contiene más de 85 tipos diferentes de cannabinoides, no sólo tres. Si la proporción de THC en la gráfica era más grande que las proporciones de CBD y CBN juntas, el efecto sería psicoactivo y estimulante. Si sucediera lo contrario y el THC fuera el porcentaje más pequeño de la gráfica, entonces el efecto producido sería más relajado y soporífero. Casi todo el mundo lo entendía enseguida.

Índica en periodo vegetativo
Índica en periodo vegetativo

Como el THC es el componente que produce la gran subida de energía y las risitas que buscan un gran número de personas, se invirtió una gran cantidad de tiempo, energía y recursos en la crianza de variedades de marihuana con un nivel de THC tan alto como fuera posible. El éxito de esta tendencia culminó, por lo menos en los Países Bajos, con la propuesta de las partes interesadas (y generalmente mal informadas) de ilegalizar la venta de cannabis que contuviera más del 15% de THC, en los CoffeeShops. Durante la búsqueda para conseguir la subida definitiva de cannabis, principalmente llevada a cabo en los años 90 y en la primera década del siglo XXI, se han obtenido variedades como Silver Haze y NYC Diesel, sin embargo muchas de las empresas de la industria del cannabis se olvidaron por completo del CBD y CBN, cosa que no ocurrió en la comunidad científica y médica.

Según lo explicado anteriormente, cuando el THC se degrada por la oxidación, se produce el CBN, y los dos cannabinoides se dan en una proporción inversa entre sí. Esto explica por qué, cuando la marihuana cosechada se guarda durante mucho tiempo (y sobre todo si se expone a la luz y el aire), los cogollos pueden producir un efecto más físico y corporal que psicoactivo, incluso aunque la genética de la planta sea principalmente sativa. El CBN es sólo ligeramente psicoactivo, y hasta ahora no ha producido efectos mayores de los que ya causan el THC y el CBD en mayor grado. Por otra parte, el CBD ha mostrado una serie de propiedades que siguen teniendo un impacto importante en el campo de uso del cannabis medicinal.

 El efecto séquito

En 2014, el CBD se ha dado a conocer mucho más y ha sido objeto de muchos más estudios en profundidad. Dichos estudios han demostrado que, a pesar de no ser considerado como psicoactivo, el CBD tiene un efecto soporífero y actúa como mediador para los efectos del THC. Los experimentos sobre los efectos del THC cuando se administra, con y sin CBD, han demostrado que, cuando se utiliza solo, el THC tiende a causar sentimientos de ansiedad e incluso de morbilidad. Cuando se utiliza junto con el CBD, no olvidemos que es lo natural, se experimenta un efecto intenso que levanta el ánimo, induce euforia y provoca la risa tonta que la mayoría de nosotros identificamos como signo de una buena sativa. Fuera del laboratorio, es prácticamente imposible consumir THC puro porque, en todas las formas naturales del cannabis, el THC va acompañado de todos los demás cannabinoides, ya que trabajan mejor juntos que por separado, actuando sobre su efecto de manera que, en realidad, aumenta la subida del usuario. Este efecto se ha llamado “el efecto séquito”. Este tipo de investigación sugiere firmemente que los medicamentos que aíslan el THC o que están elaborados a partir THC sintético son menos eficaces y producen mucho más efectos secundarios y no deseados que la planta sin procesar, en su estado natural. Dado que el cannabis contiene una gran variedad de cannabinoides, de los que actualmente sabemos muy poco y que se producen en un equilibrio delicado y complejo que la ciencia no puede, en la actualidad, esperar imitar. No es muy sorprendente que la gran mayoría de los consumidores medicinales de cannabis opten por una marihuana con todos sus compuestos individuales, obteniendo el efecto séquito de la planta entera.

Marihuana creciendo en Islamabad, Pakistán

 CBD sin THC, el alivio del dolor sin efectos psicoactivos

Sin embargo, cuando se administra CBD sin THC, no se produce ninguno de los efectos negativos del THC solo, antes mencionados. El CBD parece no necesitar del THC para obtener como resultado un buen tratamiento, y ésta es una de las facetas más interesantes de su potencial medicinal: puede utilizarse para el alivio de diversas dolencias y enfermedades sin causar una subida o un efecto psicoactivo perceptible. Se ha llegado a decir que el CBD tiene un potencial medicinal aún mayor que el del THC, su primo más famoso. A pesar de las acusaciones, no siempre sin fundamento, de que a los consumidores medicinales, “les gusta colocarse”, hay muchas personas para quienes la parte de la “subida” es un efecto secundario no deseado e incluso desagradable de su medicación. El cannabis criado específicamente para tener un alto contenido en CBD y bajo contenido en THC sería una solución perfecta para los pacientes que simplemente quieren aliviar el dolor, sin experimentar ningún tipo de efecto psicoactivo.

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En Israel, un país que se ha beneficiado de la marihuana medicinal legal durante más de una década y que cuenta con un programa medicinal en el que participan unos 12.000 pacientes, ya ha estado en marcha durante más de diez años un programa de crianza para crear, precisamente, este tipo de cannabis. La empresa israelí Tikun Olam ha conseguido crear una variedad que tiene menos del 1% de THC y un 15,8% de CBD, un hecho sin precedentes. Esta nueva variedad dio resultados muy positivos desde el primer momento, ya que se puso a disposición de los pacientes con licencia, incluso antes de que hubieran comenzado los ensayos clínicos.

Por otro lado, piensa en ello por un momento. El cannabis es tan seguro como para que una nueva forma experimental del mismo pueda prescribirse a los pacientes, incluso antes de que llegar a probarla en ratones. Hasta ese punto es segura esta droga.

 Entonces, ¿qué es lo que resulta tan sorprendente del CBD?

Bueno, además de complementar los efectos del THC de varias maneras, entre las que se incluye una reducción en la conocida pérdida de memoria a corto plazo, el CBD puede tener algunos efectos bastante sorprendentes. A pesar de la reputación que tienen los “fumetas” de ser retraídos y antisociales, el CBD en realidad tiene efectos ansiolíticos (contra la ansiedad) y antidepresivos que pueden ayudar a reducir la ansiedad social, entre otras cosas. También se ha demostrado que el CBD actúa como analgésico, aliviando el dolor localizado, sin adormecer el área. Se están llevando a cabo investigaciones sobre las propiedades neuroprotectoras del CBD. La neuroprotección, en pocas palabras, protege las delicadas estructuras del sistema nervioso central y el cerebro de los daños causados ​​por el estrés, las enfermedades y otro tipo de traumas. Esto es lo que ocurre cuando se trata el síndrome de Dravet, ya que el cannabis con un alto porcentaje de CBD pueden reducir drásticamente el número de convulsiones experimentadas por los enfermos. Y, quizás lo más asombroso, se ha demostrado que el CBD inhibe la proliferación de células cancerosas.

 El cannabis no cura el cáncer, todavía

Este último hecho es el que ha provocado el clamor: “¡El cannabis cura el cáncer!”. Aunque potencialmente resulta muy emocionante, es demasiado pronto para hacer esta declaración y aún no tiene suficiente base. Lo que podemos decir en este momento es que el CBD puede ser capaz de curar ciertos tipos de cáncer en algunos casos. El Dr. Lester Grinspoon, uno de los mayores expertos en cannabis medicinal y autor del libro “Marijuana Reconsidered“, pionero en el tema, nos cuenta lo siguiente al respecto:

Actualmente, no hay duda de que el cannabis puede jugar algún papel no curativo en el tratamiento de esta enfermedad (o enfermedades), ya que suele resultar beneficioso para los pacientes con cáncer que sufren náuseas, depresión nerviosa, ansiedad, dolor e insomnio. Sin embargo, aunque cada vez hay más pruebas de estudios en animales que demuestran que se puede reducir el tamaño de las células del tumor y causar otros efectos prometedores sobre la salud en algunos tipos de cáncer, actualmente no existen pruebas de que cure ninguno de los muchos tipos diferentes de cáncer. Creo que llegará el día en que se demostrará que el cannabis o algunos derivados cannabinoides tienen poderes curativos del cáncer, pero mientras tanto, tenemos que ser muy cautos con lo que le prometemos a estos pacientes.

Kush

Encenderse un buen porro, incluso si está liado con la indica más rica en CBD, húmeda y oscura que puedas encontrar, no va a salvarte la vida, ni te va a garantizar una existencia libre de cáncer. Pero puede hacer que te sientas realmente relajado, y además puede aliviar los dolores musculares y los dolores de ovarios menstruales mucho mejor que un agradable baño caliente.

 Afghani #1, indica original procedente de las montañas de Afganistán

Una de las índicas perfecta para este propósito es Afghani #1 de Sensi Seeds. A lo largo de las últimas dos décadas, durante la mencionada locura por la crianza, “¡vamos a hacer la hierba más potente y psicodélica que jamás haya habido!”, Sensi simplemente guardó algunas variedades en la forma más cercana posible al fenotipo de la variedad local original. Ésta no es una variedad de cannabis recientemente criada, con un alto contenido en CBD, sino una de las mejores variedades para el alivio del dolor y que más tiempo llevan en el mercado.

El punto de partida de la historia de Afghani #1 fueron las semillas que llegaron a las manos agradecidas de Ben Dronkers, fundador de Sensi Seeds, un día indeterminado a finales de 1970, gracias a un agricultor afgano. El sol brillaba mientras Ben atravesaba el paso de Jáiber, como parte de su viaje a través de algunos de los países con la mejor marihuana y el mejor hachís del mundo. Inicialmente, iba buscando suministros de tela de cáñamo con la que crear la ropa distintiva que diseñaba y vendía en los Países Bajos, una mezcla de estilos clásicos con influencia medieval. La búsqueda de cáñamo, como era de esperar, le llevó a las extensas laderas llenas de cannabis atendidas por las familias de los agricultores que se han ganado la vida de esta manera durante muchas generaciones. En palabras de Ben, “les pregunté a los agricultores sobre la planta de cannabis y se rieron sin disimulo. Uno de ellos me dio un puñado de semillas de cannabis de regalo y me dijo que las semillas eran muy importantes. Naturalmente, esto me inspiró para conservarlas, aprender sobre las cualidades de las semillas de las diferentes regiones y para recoger más“.

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Las plantas de la familia del cannabis de este tipo, de rápido crecimiento, pesadas y compactas, reciben el nombre de la India, donde se cultivan estas variedades, mayoritariamente en las montañas del norte del país, y se utilizan para elaborar charas. Sin embargo, los ejemplos más perfectos del genotipo de índica, muy resinosa y oscura, se encuentran actualmente a cientos de kilómetros hacia el noroeste, en las montañas de Afganistán.

La marihuana en Afganistán: ¿índica o sativa?

Desde hace miles de años, se cultiva marihuana en Afganistán, lo que ha dado lugar a la evolución de diferentes variedades locales. Existe incluso una posible subespecie del cannabis, Cannabis Sativa var. Afgana, que fue propuesta en 1926 por el botánico ruso Nikolai Vavilov. Sin embargo, en 2013 se publicó “Cannabis, Evolución y Etnobotánica”, de Robert Connell Clarke y Mike D. Merlin, en la actualidad el libro más completo y actualizado sobre el cannabis en el mundo, que clasifica la afgana en la subespecie Índica. La afgana presenta muchas de las señas de identidad de las variedades índicas clásicas. Las hojas suelen ser muy anchas, y de color verde oscuro, con reflejos púrpuras ocasionales. El contenido de cannabinoides es alto en THC, pero también alto en CBD y CBN, produciendo un efecto soporífero y sedante. La planta madura rara vez supera los dos metros de altura, aunque gracias a la tendencia general a criar fenotipos compactos, esto se considera ahora alto para una índica. Hay poco espacio entre los internodos, y se forman flores densas y ricas en resina.

Ben en Afghanistan

Los estudiosos especializados en los linajes de índica suelen referirse a estas variedades como “Afghanicas” o como “plantas de hachís”, cuando se refieren en general a las variedades encontradas en la India, Afganistán y Pakistán. Muchos amantes de la índica prefieren que su marihuana o ganja no presente ningún rastro de sativa o Skunk, mientras que los puristas sólo consumen hierba o hachís cuando están seguros de que es 100% índica.

 La búsqueda de la afgana definitiva

Durante los últimos años, los aficionados a las índica más decididos han viajado hasta Paquistán, luego han cruzado la frontera afgana para entrar en el “país del hachís”, a través de las altas montañas del Hindu Kush entre Chitral y Mazar-e Sarif, hasta bajar a Kandajar, en el sur. Buscaban semillas locales puras, inalteradas, para llevárselas a casa con el fin de cultivar la afgana de sus sueños.

Teniendo esto presente, Ben se propuso crear la afgana definitiva con los mejores ejemplares producidos por las semillas que había recogido en la zona. Estas genéticas fueron cuidadosamente preservadas, de la forma más cercana posible a la de los tipos de variedades locales originales, además de ser utilizadas en una serie de cruces nuevos y emocionantes que surgieron durante los años 80 y 90. Los mejores parentales de la gama, sin precedentes, de la variedad Afghani de Sensi se condensaron en una sola variedad de semillas que pueden proporcionar a los cultivadores ejemplos perfectos del genotipo afgano, una y otra vez. Finalmente, se puso a la venta el resultado perfeccionado del proyecto de crianza de una afgana pura: Afghani #1 de Sensi Seeds.

Plantas robustas con cogollos pegajosos

Cualquiera que busque una variedad densa, de crecimiento fácil en interior, capaz de producir cosechas copiosas y niveles casi alarmantes de resina no necesita buscar más. La composición índica pura de Afghani #1 la hace perfecta para los consumidores con fines medicinales que buscan un efecto inmediato, y su potencia es un factor a tener en cuenta, sobre todo en manos de cultivadores experimentados. Afghani #1 puede producir un fenotipo de mayor altura que normalmente se asocia con las Indicas, sobre todo si se les proporciona un período vegetativo largo, gracias a la dedicación de los cultivadores de Sensi para preservar la versión más auténtica de una posible Afghani definitiva fuera de sus zonas de origen. Esto puede ser una desventaja para aquellos que cuentan con una altura de techo limitada, pero si tu espacio de cultivo lo permite, se pueden lograr rendimientos mayores que los habituales gracias a este rasgo.

Tanto si consumespara aliviar el dolorcomo simplemente por diversión, Afghani #1es, sin duda, una gran variedadcon la que experimentar.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.