LSD, psilocibina, cannabis y alcohol bajo la lupa en un nuevo estudio sobre ansiedad y trauma tras el atentado del 7 de octubre en Israel
A veces, de las tragedias surgen conocimientos cruciales. Un nuevo estudio revisado por pares, publicado en la revista Journal of Psychopharmacology, ha analizado el impacto psicológico del consumo de sustancias psicoactivas entre los supervivientes del atentado terrorista del 7 de octubre de 2023 durante el festival de música Nova, en Israel.
Esta investigación aporta datos inesperados sobre cómo las sustancias que alteran la mente influyen en la ansiedad, el estrés postraumático (TEPT) y el trauma. Tres semanas después del ataque, científicos de la Universidad Reichman iniciaron un estudio pionero para responder a una pregunta clave: ¿cómo afectó el consumo de drogas —especialmente psicodélicos— a la salud mental de los supervivientes?
Diseño del estudio
Participaron 343 asistentes al festival, de entre 18 y 64 años (189 mujeres y 154 hombres). De ellos, 57 habían consumido psicodélicos clásicos (psilocibina, LSD o mescalina), 133 cannabis, 147 alcohol y 124 MDMA (éxtasis) entre una y cinco horas antes del ataque. El entorno del festival y la proximidad temporal del consumo al evento traumático ofrecieron un contexto naturalista único para analizar estos efectos.
Contra lo que se creía, el consumo de MDMA no se asoció con una reducción del TEPT ni de la ansiedad: los supervivientes que habían tomado MDMA o ninguna sustancia psicodélica presentaban niveles más altos de síntomas. En cambio, quienes consumieron psicodélicos clásicos mostraron niveles significativamente más bajos de ansiedad y TEPT, incluso tras controlar variables como edad, género, historial psiquiátrico y consumo previo de psicodélicos.
En concreto, los usuarios de LSD, psilocibina o mescalina registraron puntuaciones de ansiedad y trauma inferiores: la media de ansiedad general fue de 1,90, pero entre los consumidores de psicodélicos clásicos se redujo a 1,38. En cuanto al TEPT, la media fue de 3,27, frente a solo 2,83 en el grupo psicodélico.
Reacciones desde la comunidad científica
El Dr. Josh Siegel, investigador de la Universidad de Nueva York y experto en psilocibina, calificó el estudio como “impresionante”. Subrayó la relevancia de desmentir que el MDMA tuviera un efecto protector, una idea extendida hasta ahora. “Los datos son claros: el MDMA no solo no protege contra el TEPT, sino que lo agrava”, declaró.
Siegel valoró la investigación como única y difícil de repetir en el futuro. Añadió que, aunque el cerebro está biológicamente programado para reaccionar con intensidad al trauma, los psicodélicos afectan precisamente esos circuitos emocionales de forma muy potente.
Más allá del estudio
Otras investigaciones también han explorado cómo el consumo de drogas antes de un evento traumático puede influir en sus secuelas psicológicas. Aunque los ensayos clínicos con LSD y psilocibina han mostrado eficacia en tratar trastornos de ansiedad y depresión, su impacto en traumas agudos (como violencia o atentados) aún se está estudiando.
Respecto al MDMA, la terapia asistida con esta sustancia (como en los ensayos de fase 3 de MAPS-Lykos) había generado esperanza. Pero en junio de 2024, la FDA rechazó su solicitud de aprobación, citando la necesidad de más datos. Lykos ha anunciado nuevos ensayos para volver a intentarlo.
Este estudio israelí ofrece un indicio claro: ni el alcohol ni el cannabis ayudaron; la sobriedad no marcó la diferencia, y el MDMA fue perjudicial. Solo los psicodélicos clásicos parecieron tener un efecto protector. Una teoría es que podrían alterar la forma en que el cerebro graba y consolida recuerdos traumáticos, reduciendo su carga emocional, y favoreciendo una mayor aceptación de la experiencia.
Estado actual de la investigación con psicodélicos
En 2025, la LSD se encuentra en ensayos clínicos avanzados para tratar la ansiedad generalizada. MindMed ha demostrado en un estudio de fase 2b que una sola dosis de 100 microgramos reduce significativamente los síntomas, con un 78% de respuesta clínica y un 50% alcanzando la remisión. La FDA ha concedido la designación de “Terapia Innovadora” a esta fórmula.
La psilocibina también avanza en ensayos de fase 2 y 3 para depresión mayor, TEPT, anorexia nerviosa y depresión posparto. COMPASS Pathways ha observado mejoras sostenidas tras una sola dosis de 25 mg en pacientes con trastorno depresivo resistente y estrés postraumático.
Conclusión
El estudio de la Universidad Reichman abre una nueva vía para entender cómo los psicodélicos pueden influir en la resiliencia humana ante el trauma. En este caso concreto, los supervivientes que habían consumido LSD o psilocibina presentaron menores niveles de ansiedad y TEPT que aquellos que no consumieron psicodélicos o tomaron MDMA. Aunque no se halló ninguna relación entre el consumo de estas sustancias y la probabilidad de sobrevivir al ataque, los datos sugieren que el estado mental al entrar en una experiencia traumática podría ser modulado —y quizás amortiguado— por ciertas drogas psicodélicas.
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Acerca del autor
Amante del cannabis y especializado en el mundo de las sustancias psicoactivas. Escritor y psiconauta.