Poco a poco nos vamos aproximando a nuestro objetivo, que no es otro que conseguir un alto nivel de conocimiento acerca de como funciona la transmisión hereditaria en el cannabis. Ya hemos visto que por sus especiales características, cuanto menos puros son los parentelas que intervienen en el cruce, más complejo resulta predecir el resultado, por lo que debemos procurar trabajar siempre con líneas poco o nada hibridizadas y mejorarlas antes de comenzar el proyecto de crianza. Si no disponemos de ellas, el trabajo se complica en demasía.
Ya hemos visto como se puede realizar una selección básica a partir de la observación del fenotipo o morfología de la planta y de la estadística de manifestación o no de los caracteres deseados a lo largo de la población general de individuos cultivados. Debemos aprender a reconocer estos caracteres cuando se manifiestan, pero también cuando dejan de hacerlo o cuando aparecen mezclados o “camuflados” con otros. Otro de los problemas surge por el hecho de que la mayoría de los alelos se encuentran afectados por mas de un gen, cuya activación o latencia puede alterar la manifestación de todos los caracteres que dependan en alguna medida de él.
También hemos podido comprobar como existen alelos cuantitativos, que son los que afectan a características relacionadas con el tamaño, el peso, proporción entre cannabinoides, etc, mientras que los alelos cualitativos se refieren a cuestiones como el aroma, la resistencia a plagas o el tiempo de floración. Por último, tanto unos como otros pueden ser monogénicos si dependen de un solo gen o poligénicos si lo hacen de dos o más. También ambos tipos de alelo o carácter pueden ser modificados por la variación de los niveles hormonales debidos a alteraciones metabólicas producidas por el medio ambiente en forma de factores bióticos y/o abióticos.
Algunos investigadores prefieren circunscribir la crianza de cannabis narcótico a la selección y mejora de caracteres cuantitativos, debido a la ya alta complejidad para fijar estos. Sin embargo, el autor prefiere tenerlos en cuenta, pues en muchos casos representan sutiles diferencias en el híbrido final que pueden marcar la diferencia entre la mediocridad y la genialidad. A lo largo del programa práctico de crianza que estamos siguiendo, podremos comprobar como se pueden reconocer algunos de estos caracteres cualitativos para ser fijados en la descendencia.
Genotipo y Fenotipo
Pongamos un ejemplo: el tiempo de maduración. Este es un factor poco considerado en el cultivo de cannabis narcótico, dándole siempre toda la importancia al tiempo de floración e incluso confundiendo estos dos procesos que son en realidad diferentes. En el cannabis, la maduración comienza tras un período determinado de floración en el que el sistema reproductor de la planta empieza a dejar de funcionar, haya sido fecundada la hembra o no. En caso de fecundación, el efecto es claramente visible pues mientras los embriones inician su crecimiento se observa como la producción de nuevo órgano sexual queda frenada y si se ha polinizado más del 70% de la hembra, se para completamente.
En el caso del cultivo “sinsemilla”, que suele ser el objeto de las semillas plantadas por el usuario final, el tiempo de maduración se hace realmente difícil de determinar ya que por un lado, la señal metabólica que produce la fecundación nunca llega por lo que la planta continúa produciendo flores. A esto se suele unir el hecho de que en cultivos de interior y/o invernadero, el fotoperiodo normalmente se mantiene constante. Incluso a pesar de que los cannabicultores más experimentados vayan aumentando horas de oscuridad a lo largo de la floración intentando imitar a la naturaleza, estos cambios nunca son tan graduales como en aquella y la planta adaptará dentro de su programa sus reacciones a la nueva situación. Por último, existen otros condicionantes más sutiles aún y que suelen quedar fuera de consideración por la carencia de los instrumentos de medición necesarios como pueden ser el nivel de radiación UVA y UVE, el ángulo de incidencia del rayo de luz sobre la planta o la cantidad de rayos gamma que recibe en un momento dado. Por lo tanto, a partir de todo lo anteriormente expuesto, podríamos decir que los genes que controlan los procesos de maduración en el cannabis producen distintas expresiones dependiendo de factores externos a la planta. Unos son controlables y medibles como el fotoperiodo o la fecundación y otros caen fuera de nuestro control.
Además, no debemos olvidar al otro parental, también necesario en un programa de crianza de cannabis: el macho. Aquí el problema se multiplica ya que para poder conocer todos los parámetros que nos interesan y reconocer los que puedan aportar unos tiempos de maduración acordes con los de la hembra nos veremos obligados a mantenerlo durante todo su ciclo vital. Por otro lado, los procesos metabólicos del macho son diferentes a los de la hembra para este carácter, pues el macho no queda “preñado” y por supuesto, no tiene que desarrollar ningún embrión.
Podemos deducir por tanto, que los factores externos a la planta con respecto a la expresión que ésta produce en reacción a ellos son tan numerosos que nos obligan a limitar en cierta manera el rango de éstos en el que la generación siguiente cumplirá los criterios de expresión, procurando seleccionar el mayor número de ejemplares posible dentro de los límites establecidos para ir descartando después al ir afinando en sucesivas generaciones.
El kit de la cuestión es que el fenotipo, al ser la “expresión física” del genotipo, no se transmite hereditariamente sino que desaparece al morir el ejemplar, y lo que intentamos es mantener un genotipo que exprese siempre el mismo fenotipo ante un rango determinado de condiciones. En definitiva, el problema fundamental de la mejora es descubrir los especimenes que poseen el genotipo que mejor expresa el fenotipo que deseamos. Si hubiera una correspondencia directa entre genotipo y fenotipo, el problema estaría resuelto, peor como más adelante se verá, esto no es así debido entre otras cosas a la herencia intermedia.
Las bases de la selección
Antes de continuar con la exposición de las teorías actuales de mejora vegetal, vamos a comenzar un programa práctico de crianza.
Como el Lector habrá podido deducir tras la lectura de este capítulo y los anteriores, para poder comprobar la expresión del mayor número posible de caracteres, deberíamos plantar el mayor número posible de semillas. Los bancos de semillas serios hacen plantadas enormes, de mil ejemplares o más de los que al final se seleccionan muy pocos individuos.
Lo cierto es que la tarea se puede aliviar bastante si comenzamos trabajando con líneas puras o completamente estabilizadas en los caracteres que deseamos pasar a la descendencia. Por otro lado, si bajamos un poco los niveles de exigencia en los caracteres que no consideramos “principales”, podemos trabajar con menor número de plantas.
Este es un modelo sencillo para intentar explicar por pasos como cualquiera con un equipo de 400W y un clonador puede emprender un proyecto de crianza. Esto no es un proyecto estricto o “dogmático”, sino un modelo general que puede ser escalado hacia arriba o hacia abajo, dependiendo de los medios del criador. Por supuesto, los bancos de semillas trabajan a mucha mayor escala y con matices y particularidades que no mencionaremos aquí y sí más adelante.
En este caso, asumiremos que tenemos un clonador con capacidad para 30 clones y una zona de floración con capacidad para 20 plantas. Los más puristas quizá encontrarán algún error según su criterio; sus aportaciones siempre serán bienvenidas en la dirección de correo electrónico [email protected].
A la hora de tomar las anotaciones correspondientes sobre las características de los ejemplares, será de inestimable ayuda el Formulario de Crianza Cannabica que se encuentra en nuestra web. Comenzaremos con dos líneas lo más puras posibles, pondremos como ejemplo la línea A que será Chitral Kush y la línea B será una raza congoleña con dominancia Haze en aroma, sabor y combustión.
El objetivo será obtener plantas de floración rápida y productiva manteniendo los aromas Haze, por lo que vamos a trabajar sobre los siguientes caracteres: velocidad de floración, velocidad de maduración, producción final, aroma, sabor y olor en combustión. Cuando hablamos de “seleccionar”, nos referimos a escoger los individuos que cumplan los requisitos del objetivo y que no muestren otros caracteres que no nos interesen.
En este punto, tienes 15 clones (2 x 5 hembras + 5 machos revegetados o bien clonados) y algo de material para fumar. El proceso no ha tenido costes extras para el cannabicultor.
2) Repetimos todo el paso 1 para la línea B 5 Am (Am1 – Am5) Coge los cinco machos Am y una de las copias de las hembras Ah y Bh y pon todo a florecer (15 plantas en total), permitiendo una polinización aleatoria (panmixia) entre ellos. Deberías terminar con 10 lotes de semillas (correspondientes a las 2×5 hembras): El grupo A (A1-A5) y el grupo BA (BA1-BA5)
Coge los cinco machos Bm y una de las copias de las hembras Ah y Bh y pon todo a florecer (15 plantas en total), permitiendo una polinización aleatoria (panmixia) entre ellos. Deberías terminar con 10 lotes de semillas (correspondientes a las 2×5 hembras): El grupo B (B1-B5) y el grupo AB (AB1-AB5)
Estate bien seguro de que las numeraciones se corresponden con los clones hembra del principio, por ejemplo, asegúrate de que las semillas AB1 y A1 provienen de la misma madre (A1) y lo mismo para el resto.
Ahora, el clonador estará vacío, y tendremos 20 paquetes de semillas, 5 de la A, 5 de la B, 5 de la AB y 5 de la BA
5) Cultivar la línea AB.
Vamos a germinar y cultivar los 5 paquetes de semillas de la línea AB (AB1-AB5). Podemos hacerlo de una vez, pero como no tenemos espacio, vamos a dividir la tarea en 6 cosechas sin semilla.
5.1) germina tantas semillas de AB1 como puedan caber en la zona de floración. Normalmente, esto es algo más del doble de las plantas que entraran en la zona, y seleccionar las mejores a la hora de pasar a florar. Saca clones de todas las hembras. Ahora, divide el máximo de plantas que te caben en floración (20 en este ejemplo) y divídelo entre 5. El número resultante (4) es el número de plantas a seleccionar en esta cosecha. Puedes usar una hoja de puntuación para ayudarte en la evaluación de los caracteres (alelos) que deseas fijar, valorando cada uno de ellos para cada planta, y toma notas para futuras referencias. Identifica y selecciona los clones correspondientes a las 4 hembras seleccionadas y asegúrate de marcarlos como AB1
5.2-5.5) Repite el proceso 5ª para cada lote de semillas de AB2 a AB5 5.6) Esta va a ser tu octava cosecha, y es donde vamos a obtener lo mejor de lo mejor de la línea AB. Vegeta los 20 clones y ponlos a florar colocándolos aleatoriamente y sin marcas. Puntúa cada planta y usa los totales de cada grupo de 4 plantas y obtén las puntuaciones totales de cada grupo y categoriza los grupos de mejor a peor. Si recogiste datos a lo largo de las anteriores 5 cosechas, te ayudaran sobremanera. El objetivo es saber cual de los 5 lotes de semillas nos da los mejores resultados GENERALES, no individuales.
Ahora tienes el clonador vacio.
6-6.6) Repetir todo el proceso desde el punto 5) pero usando los lotes BA1 – BA5 7.1) Cultiva tantas plantas como puedas del lote A5 y selecciona los 3 mejores machos y las 3 mejores hembras, y mantén clones de los 6 ejemplares, claramente etiquetados como Am1-Am3 y Ah1-Ah3
1) Vamos a cultivar la línea A y a seleccionar los 5 mejores machos (Am1-5) y las 5 mejores hembras (Ah1-5), para su uso posterior.
1.1) germina algo más del doble de las plantas que te quepan en el cuarto de floración
1.2) haz el ciclo vegetativo
1.3) sexa las plantas
1.4) selecciona las hembras y trasplántalas a la maceta final
1.5) saca 4 clones de cada hembra
1.6) pon a florecer TODOS los machos y TODAS las hembras, no pasa nada
1.7) antes de que los machos comiencen a expulsar polen, sácalos, evalúalos y selecciona los 5 mejores
1.8) poda esos machos, quítales TODAS las flores y pásalos a vegetativo otra vez (revegetación)
1.9) cosecha las hembras, evalúalas e identifica las 5 mejores.
1.10) guarda los dos mejores clones de cada una de las 5 hembras seleccionadas (los sacamos en el punto 1.5), y descarta el resto
Ahora tenemos algo más para fumar y 30 clones que se distribuyen así:
2 x 5 Ah ( Ah1-Ah5)
5 Bm (Bm1 – Bm5)
2 x 5 Bh (Bh1-Bh5)
3) Cruces de la línea A y la línea BA
4) Cruces de la línea B y la línea AB (igual que paso 3)
En este punto, ya has tenido 7 cosechas sin semilla (2 + 5) y deberías terminar con 20 clones en el clonador (para este ejemplo de 20 plantas máximo en floración), 4 de cada grupo, etiquetados como AB1-AB5
7) En referencia a los pasos 5.1-5.5, utiliza los datos que has recogido para determinar los dos mejores lotes de la línea A, es decir, si A5 quedo la primera y A3 quedo la segunda, deberías descartar los lotes A1, A2 y A4
7.2) Cultiva tantas plantas como puedas del lote A5 y selecciona los 2 mejores machos y las 2 mejores hembras, y etiquétalos como Am4-Am5 y Ah4-Ah5.
Asegúrate de tener en el clonador 2 copias de cada clon Af, con lo que tenemos 15 clones (5 + 2 x 5)
8) Repite el proceso del paso 7, pero usando los datos del paso 6 para seleccionar las dos mejores líneas de la serie B 5 Am (Am1 – Am5) Repite el proceso de los pasos 3) y 4) de forma que tengas otra vez lotes de semillas etiquetados como A, B, AB y BA.
Ahora tenemos 30 clones en el clonador:
2 x 5 Ah (Ah1-Ah5)
5 Bm (Bm1 – Bm5)
2 x 5 Bh (Bh1-Bh5)
Con esto se da por terminado el primer ciclo del proyecto de crianza, quizá el más sencillo. No ha sido rápido, pero a cambio se consigue bastante material para fumar. Los lotes AB y BA representan un Híbrido Comercial F1 de calidad superior.
En las próximas entregas explicaremos qué sucede con los lotes A y B, para comenzar a continuación el proceso de estabilización, mejora y fijación de caracteres múltiple a través de técnicas como el retrocruzamiento y otras más avanzadas como la autopolinización por reversión sexual de la hembra. Y por supuesto, continuaremos con la parte teórica sobre mejora vegetal, pues no podremos abrir la puerta sin conocer el mecanismo.