Con este título y patrocinado por la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, se ha publicado el trabajo de investigación firmado por Juan F. Gamella y Maria Luisa Jiménez Rodrigo. Este  trabajo  aporta datos acerca de los patrones y consecuencias consumo de cannabis en España y  sus conclusiones son una aportación objetiva y desapasionada.

Sin duda el cannabis es la droga social que ha experimentado una mayor evolución en la sociedad occidental en los últimos 50 años. Ha pasado de ser una droga marginal y desconocida a ser de uso común y a estar presente en todos los grupos de edad y sociales. En todo el mundo occidental se ha producido este proceso de integración de esta nueva droga y pese a su ilegalidad, su consumo empieza a ser tan normal como el de otras drogas sociales ya bendecidas como el alcohol o el tabaco. El hecho de que los patrones de inicio a su consumo coincidan en edad con los del alcohol y tabaco no es más que un reflejo de esta realidad social.

Desgraciadamente desde las ciencias sociales ha habido un escaso interés por un cambio de tal envergadura. Son pocas las referencias en este campo y a menudo sujetas a sesgos ideológicos consecuencia de una política de drogas básicamente irracional y basada casi exclusivamente en la prohibición y en la llamada guerra a las drogas. La política prohibicionista no ha redundado en una disminución del consumo sino más bien lo contrario, además de impedir cualquier intento de minimizar los riesgos asociados a las drogas. Por otra parte sabemos que la primera victima de las guerras es la verdad, y en caso de las drogas también se cumple esta máxima. Muchas de las opiniones que en la actualidad enfatizan los daños del cannabis responden a este criterio de justificar los medios para conseguir un fin de índole moral o ideológico como sería el de proteger a nuestra juventud.

De entre los pocos estudios existentes cabe destacar los estudios de Peter Cohen y colaboradores en Ámsterdam y luego aplicado en Bremen y San Francisco, los de Kleiber y colaboradores en Alemania y los realizados en Australia por el grupo de Swift. La que presentamos es la primera de estas investigaciones que se realiza en nuestro país y creemos que su contenido será de interés para nuestros lectores por lo que presentamos un resumen de la misma. El objetivo de esta investigación, en palabras de sus autores, es estudiar las características y consecuencias del consumo prolongado de cannabis con una perspectiva socio antropológica. J. F. Gamella y M.L.Jiménez , antropólogo y socióloga-politóloga respectivamente, diseñaron un trabajo de campo etnográfico completado con cuestionarios y entrevistas.

Los resultados son interesantes desde el punto de vista etnográfico, pues nos ofrecen una buena aproximación a la realidad social del consumo de esta planta y sus derivados en España. En cuanto a las consecuencias del consumo prolongado de cannabis los resultados son mucho más limitados por no abordar el tema en profundidad con una perspectiva médico-psicológica. De todos modos y pese a las limitaciones metodológicas en este último aspecto los datos aportados permiten sacar conclusiones en cuanto al potencial adictivo del cannabis y los riesgos para la salud asociados a su consumo. Las conclusiones, en mi opinión, son de alabar por su objetividad ( algo poco frecuente en este ámbito) y el análisis sociopolítico del consumo de cannabis en nuestra sociedad merecería ser tenido como referencia por los gestores de la política en materia de drogas.

Quiénes, cuándo y cómo consumen cannabis

La muestra del estudio es de 204 usuarios, andaluces, con 8 años de consumo por término medio. Están presentes todos los grupos de edad y aunque hay mayor número de hombres no hay diferencias de sexo. El nivel educativo es algo más alto que el grupo de similar edad y origen, hay un 54% de estudiantes incluyendo universitarios. La muestra incluye todo el espectro de ocupaciones desde empleados, profesionales, empresarios amas de casa y jubilados. Según los autores “Hay usuarios, sobre todo moderados, que no han visto mermado su logro educativo y profesional por el consumo moderado de cannabis”

El inicio al consumo de cannabis se ha ido reduciendo a lo largo de los años y es en la actualidad un proceso adolescente e incluso infantil y se produce siempre en un entorno social. Esta realidad responde al proceso de integración y normalización del cannabis y los jóvenes se inician a la par que otras drogas como alcohol y tabaco. La gran mayoría fuma porros con amigos y en un entorno de consumo colectivo. Este carácter social se va matizando con la edad aumentando a la par que ella el consumo individual sobre todo en los consumidores intensivos. La principal forma de consumo es el porro, mezclando el haschís o marihuana con tabaco. El estudio destaca el incremento del consumo y cultivo de la marihuana como alternativas al tradicional haschís marroquí.

Consumo de otras drogas ilegales

El consumo de otras drogas es mas elevado que el de la población de su misma edad y nivel socioeconómico. El 70% son fumadores de tabaco, todos han consumido alcohol y la gran mayoría sigue haciéndolo. Este consumo es mas frecuente entre los jóvenes pues se asocia el consumo de cannabis a situaciones de fiesta y recreativas donde el alcohol es nuestra droga social de referencia. Además de con alcohol y tabaco el consumo prolongado de cannabis también se asocia al de otras drogas ilegales como cocaína en todas las edades y con mayor frecuencia en hombres, drogas de diseño en los más jóvenes y opiáceos en los de más edad. Este tipo correlaciones entre drogas han sido habitualmente manipuladas para establecer causalidades falaces como la famosa teoría de la escalada. Por suerte no es este el caso y pese a la evidencia de que los consumidores de cannabis consumen mas drogas ilegales que los abstemios, los autores recuerdan que esta premisa se cumple también con alcohol y sobre todo con el tabaco y en sus conclusiones afirman: “El aumento del consumo de porros se ha visto acompañado de una disminución en el consumo de opiáceos…la hipótesis de la escalada supone una forma obsoleta y hoy contraproducente de mirar la relación entre diversos consumos de drogas y su relación con otras conductas problemáticas que se inician en la adolescencia”

 

Trayectorias personales de consumo y dependencia

La evolución en la frecuencia e intensidad del consumo de cannabis sigue unas pautas características. Una vez iniciado el consumo son posibles varias evoluciones en el tiempo. Lo mas habitual es la pauta de consumo oscilante, alternando periodos de mayor consumo con otras de menos y periodos de abstinencia 36%. En cuanto a la frecuencia hay diversas topologías: el consumidor ocasional la tercera parte y el consumidor diario 64%. De estos hay dos tipologías el consumidor moderado ( 1 ó 2 porros) la gran mayoría, y grandes fumetas ( mas de 5 al día). Los periodos de consumo intensivos son pauta habitual con el cannabis y son mas frecuentes entre los 18 y 24 años. Por otra parte los abandonos del consumo forman parte de la historia personal todos los consumidores el 70% ha abandonado alguna vez el consumo y un 25% lo ha hecho durante mas de cuatro años. Es interesante destacar que estos abandonos del consumo son espontáneos en su mayoría. De los que deciden abandonar el consumo voluntariamente la mayoría lo consigue sin mayores problemas. Estos abandonos son fruto de la evolución de las propias circunstancias personales y vitales.” La inmensa mayoría de los consumidores regulares de cannabis consigue dejar esta droga al cabo del tiempo sin ayuda o presión formal y, a menudo sin un plan previo o un propósito muy definido…El abandono del consumo sin tratamiento ni ayuda exterior tras fases de uso regular o habitual parece regirse por opciones abiertas en itinerarios o carreras de consumo trazadas socio culturalmente, donde, a cierta edad o en ciertos grupos el consumo ya no es apropiado.

Estos datos sobre la facilidad de abandonar o reducir el consumo han pasado desapercibidos a los autores cuando han valorado el potencia adictivo o la dependencia que genera esta sustancia. Para ello han interrogado a los fumetas siguiendo los criterios del DSM IV sobre dependencia. Según la escala de valoración de este manual norteamericano de psiquiatría solo el 17% puede considerarse adicto y según los datos del estudio estos serian principalmente los sujetos en etapas de consumo intensivo y agudización del consumo de otras sustancias.

Problemas derivados y desventajas del consumo

Cuando se interroga acerca de los problemas generados por el consumo las respuestas se agrupan en dos grandes grupos. Por un lado los derivados de su situación de ilegalidad que puede causar problemas con la policía, los padres en el caso de adolescentes o la pareja en el caso de los adultos. Los estudiantes también citan problemas económicos pero hay que tener en cuenta que habitualmente no suelen disponer de gran peculio. En cuanto a los problemas propios de esta sustancia y no de su estatus legal el 15% por ciento reconoce problemas de salud principalmente de tipo respiratorio y derivados del hábito de fumar. Un 27% admite haber tenido problemas psicológicos como pérdida de memoria, alucinaciones y paranoias. También un 27% reconoce que el consumo de cannabis ha influido negativamente en su rendimiento académico por falta de atención, motivación y efectos negativos sobre la memoria. Como aspectos negativos del cannabis son citados la apatía y la pereza, perdida de memoria y los síntomas indeseados como mareos, nauseas, sequedad de boca, hipotensión y vómitos.

Motivos para consumir cannabis

Cinco son los factores que engloban los motivos fundamentales para consumir cannabis: 1) como recurso calmante y relajante: automedicación; 2) como recurso social y recreativo; 3) como recurso para intensificar y alterar la percepción; 4) como recurso para la evasión de los problemas; 5) como recurso para el bienestar general.

Discusión y reflexiones finales

Lectura recomendada para todos aquellos que quieran reflexionar sobre la normalización del cannabis. Sirva de ejemplo el ultimo párrafo del libro: “En general. Coincidimos con MacCoun y Reuter en que la legislación penal, la coerción y el castigo no deben ser el centro de los sistemas de regulación del uso de drogas en una sociedad democrática. Es más eficaz a medio y largo plazo fomentar el autocontrol personal y los controles sociales informales que surgen de abajo hacia arriba y se basan en la convicción libre, la información fidedigna y los rituales y estrategias grupales que limitan y moderan el consumo. Esto es aplicable hoy al consumo de cáñamo en España”

El consumo prolongado de cannabis:

Pautas, tendencias y consecuencias.

GAMELLA, Juan F. y JIMÉNEZ RODRIGO, María Luisa

Madrid, Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD), 2003.

 

Acerca del autor

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.