Por su bajo costo y su carácter legal, el dextrometorfano se ha convertido en la novedad dentro del campo de las drogas de diseño.

Una sustancia presente en los jarabes para la tos es lo último en lo que a sustancias psicotrópicas se refiere. Su bajo costo, su carácter legal y la facilidad con la que se puede encontrar son algunas de las características del dextrometorfano (DXM), lo que preocupa a médicos y autoridades.

El dextrometorfano es protagonista en multitud de foros de internet en los que se ha convertido en la novedad dentro del campo de las drogas de diseño. A pesar del alto nivel de seguridad que presenta esta sustancia, sometida a multitud de estudios científicos, se han registrado diversos casos de muerte derivada de su uso abusivo.

Agente eficaz contra la tos

Tradicionalmente, el DXM viene siendo utilizado para la elaboración de jarabes antitusivos. José Peñas, director del Centro de Atención Integral al Drogodependiente (CAID) Sur, de la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid, en España, comenta a EFE que, “esta sustancia es un opioide sintético, es decir, la clase de analgésico más eficaz a la hora de tratar dolores moderados y que actúa sobre los receptores opioides del cuerpo humano, que se utiliza para el tratamiento de la tos no productiva al actuar a nivel central deprimiendo el centro medular de control de la tos”.

Este tratamiento a nivel central de la tos se debe a que, tal y como añade Blanca Díez, del Centro de Información del Medicamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Vizcaya, en España, “hay dos mecanismos distintos para inhibir la tos: uno es inhibiendo el centro de la tos, y el otro es ejerciendo un efecto anestésico sobre la zona donde se produce”.

El dextrometorfano no sólo aparece en este tipo de medicamentos, sino que, atendiendo a las palabras de los expertos, “también puede aparecer en antigripales combinándose con otro tipo de fármacos como, por ejemplo, antihistamínicos o descongestivos”.

Abuso y adicción

Existen en el mercado varios tipos de sustancias que, contenidas en diversos fármacos, pueden resultar adictivas. José Peñas, agrega que, “las más características son los opiáceos (sustancias derivadas de la morfina) que se utilizan para el tratamiento del dolor o la tos, o las benzodiazepinas, ampliamente consumidas por los drogodependientes, tanto de forma individual como mezcladas”.

Santiago Cuéllar, doctor en Farmacia, especifica que, “a pesar de ser un agente semejante a la codeína, el dextrometorfano presenta una capacidad de generar hábito o adicción prácticamente nula. Es éste el motivo principal por el que se utiliza para medicamentos que no necesitan prescripción médica ya que, en caso de necesidad de un agente más potente, los médicos optan por la codeína”.

En relación a las cantidades que se consideran propias de una dosis normal, José Peñas apostilla que, “en condiciones normales la dosis que se recomienda para una persona adulta es de 120 miligramos al día (dividida en tres o cuatro tomas), siendo de 60 miligramos diarios para niños entre seis y doce años”.

El abuso en las cantidades parece ser el principal motivo por el cual esta sustancia puede llegar a resultar perjudicial para los consumidores. Blanca Díez, añade a EFE que, “en las dosis terapéuticas, que son las que se establecen en los prospectos y son las que se utilizan habitualmente, no existe ningún riesgo, por lo que los síntomas adversos sólo son palpables cuando la dosis es realmente excesiva”.

La farmacéutica continúa manifestando que, “cuando se habla de abuso en la ingesta de este medicamento podemos estar hablando de dosis que superan los 300 miligramos por cada una de las tomas diarias, alcanzando el kilogramo de dextrometorfano ingerido en un único día”.

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