Aunque otros articulistas ya han tratado el tema genotípico en Cannabis Magazine*, quisiera tratarlo en profundidad, si bien desde una perspectiva humilde y sencilla, para aclarar ciertas incógnitas que nacieron durante las explicaciones de Neal C. Borroughs sobre la elección de semillas y sobre la crianza cannábica en estas concretas y limitadas circunstancias de cultivo.
Seré yo, Leroy McWolf, quien os guíe durante los próximos meses a través del camino de “El cultivo básico en espacios reducidos”. Sacaremos a relucir aspectos que nunca antes se han tratado y profundizaremos en otros que sólo se han esbozado.
Por Leroy McWolf
Volviendo a la contextualización habitual de la que partía el autor arriba mencionado, imaginemos que acabamos de comprar, fabricar o aprovechar un armario de reducidas dimensiones. Suponiendo que esas dimensiones rondan los 60x60x140 centímetros (una de las mínimas proporciones que nos permitirá obtener una cosecha aceptable teniendo en cuenta la relación entre el gasto y el beneficio), lo primero que pasa por nuestras cabezas es:
¿Qué tipo de plantas meto ahí dentro?
Los más inocentes (ingenuos, buenas personas, confiados y otros muchos etcéteras, sin ninguna intención de ofender, pues yo he sido el primero en caer en la trampa) os acercaríais a cualquier tienda especializada (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia) y le comentaríais vuestra situación al dependiente, el cual, en la mayoría de los casos, afirmará que para un interior de medianas dimensiones serviría cualquier híbrido; lo único que tenemos que ajustar es el tiempo de crecimiento que le damos a estas plantas en relación a sus periodos de floración. Casualmente, en la tienda tienen un híbrido que está funcionando muy bien. Pongamos que se trata, por ejemplo, de Jack Herer feminizada, de la casa de semillas Green House Seeds.
Suponiendo que el híbrido de Green House sea sólo un cruce de Haze x Red Skunk y que no lleva el tercer ingrediente secreto que nunca ha desvelado Sensi Seeds, estaremos ante una planta cruce de una reconocida sativa (Haze) y un híbrido sativo-índico muy recomendado para los climas templados más favorecidos (Red Skunk) por su resistencia, producción y efectos mixtos, a medio camino entre lo físico (índico) y lo cerebral (sativo).
Aun procediendo con un periodo vegetativo corto (yo recomendaría un mínimo que permita a nuestra planta haberse desarrollado lo suficiente para afrontar la transición del crecimiento a la floración; digamos que unas dos semanas bajo sodio, desde la germinación finalizada por completo hasta el momento en que cambiamos el fotoperiodo), crecerá todo cuanto pueda y le permita el sustrato durante sus más de 65 días de floración, y dará lugar a una planta de una clara tendencia sativa y potente, de considerable densidad de flor.
Suponiendo que usáramos unos tiestos de 6 litros, la rama principal de las plantas (dado que es imposible practicar podas para duplicar cabezas con algo más de una semana de crecimiento) podrían llegar a medir 100 centímetros si la cuidamos de forma adecuada (repito, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia), a los que le debemos sumar la altura del tiesto y el espacio que ocupa la bombilla y, aun con el cooltube, la distancia que debemos guardar hasta las plantas. No salen las cuentas, ¿verdad?
Lo cierto es que la duración de los periodos medios de floración (entre 45 y 65 días) no son concluyentes en lo que se refiere al efecto de sus flores, o a cómo se van a comportar (cuánto van a crecer) durante ese periodo de floración.
Entonces, ¿sativa, híbrido o índica?
Al igual que es prácticamente imposible que se retire de una planta autofloreciente la influencia rudelaris, puesto que es la que la hace florecer como rudelaris, y debido a ello su potencia nunca podrá equipararse a otras no autoflorecientes, en el caso de las plantas sativas, cuanto más cortos sean sus periodos de floración, por lo general, menos sativa es la planta.
El efecto más cerebral, más energizante, de las plantas sativas proviene de la prolongada producción de cannabinoides durante esos interminables periodos de floración. Esto produce altísimos porcentajes de THC. Por eso, y por el gasto y el esfuerzo que conlleva cultivarlas, son las marihuanas más caras que podemos adquirir en lugares como Amsterdam,
Cierto es que algunos híbridos nos han dado la posibilidad de cultivar plantas de aspecto sativo, con flores que producen efectos energizantes, propios de las sativas aunque menos potentes y con periodos de floración mucho más cortos.
Las grandes y más parecidas a las originarias sativas que continúan vendiendo diversas casas de semillas, aunque con mucha menos asiduidad que los híbridos o las índicas, rondan los cien días de floración. Es el caso de Dr. Grinspoon de la Barney’s Farm, genética que hemos tenido el gusto y sacrificio de cultivar personalmente en extensos espacios. Esta planta no deja de crecer durante todo su periodo vital y tiene unas producciones pequeñas, aunque de una calidad inigualable.
Por lo tanto, mi recomendación es observar el cruce del que proviene la semilla en cuestión y, si la tenemos, la información detallada que nos proporciona la casa de semillas sobre su creación.
Decantarnos por híbridos, como nosotros hacemos habitualmente, significa prestar un poco de atención a sus orígenes, pues de lo contrario podemos acabar teniendo plantas de tamaños que no pueden cultivarse debidamente en nuestros pequeños armarios.
Como también es recomendable practicar una poda apical*, debemos tenerlo en cuenta a la hora de la elección de semilla, porque existen algunas índicas e híbridos de predominancia índica que no responden bien a este tipo de podas. “Que no responden bien” significa que, en la mayoría de los casos, no se multiplican como debieran, muestran síntomas de raquitismo sin una explicación aparente, o se amontonan y no permiten que las diferentes ramas crezcan y florezcan de forma óptima.
La mayoría de cruces entre skunk e índicas, especialmente en el caso de las afganas, proporcionan plantas adecuadas para pequeños interiores, pues producen plantas con estructuras de arbusto, pequeñas, compactas, podables y con periodos de floración cortos.
Skunk suele proporcionar efectos cerebrales a los genotipos; sin embargo, hay personas que prefieren efectos más sativos. En esos casos existen cruces sativo-índicos, con periodos de floración medios y crecimientos cortos o moderados durante la floración, que serían los más adecuados en el caso de predilección sativa.
Hay muchas índicas, o plantas mayoritariamente índicas, adaptadas a interior que responden de la mejor manera posible en circunstancias pequeñas de cultivo.
Nosotros somos amantes de las índicas, y yo me confieso consumidor exclusivo de índicas e híbridos de predominancia narcotizante; retraso las cosechas y produzco hierba con características medicinales, tranquilizantes, ansiolíticas, relajantes y con efectos mayoritariamente físicos.
Lo importante es hacerse conscientes de que tenemos un espacio reducido que aprovechar al máximo, y la mejor forma de hacerlo es olvidar por completo las sativas puras y decantarse por híbridos, especialmente los de predominancia índica o los de menor crecimiento durante la floración.
Existen, incluso, plantas que están seleccionadas para una respuesta concreta en interior como Northern Lights y todas sus derivadas. Este tipo de genéticas, normalmente proporciona grandes producciones, pocas hojas, tamaños medianos/pequeños, responde bien a la poda y obtenemos flores con efectos mixtos, suaves, y con sabores más neutros, tal vez un poco menos intensos que otras variedades.
Si queremos cultivar cualquier tipo de hierba, especialmente las grandes sativas mencionadas, es inevitable que optemos por otro tipo de espacio, que modifiquemos nuestra forma de plantear el cultivo y tengamos en cuenta todo lo que implica un periodo de floración superior a ochenta días.
En resumidas cuentas, ¿cuáles son las mejores plantas para mi pequeño interior?
En primer lugar, debemos decidir si nos decantamos por la homogeneidad de genotipos o por la variedad. También es fundamental decidir si vamos a partir de semilla o de esquejes*. En este caso continuaremos con la fundamentación genética partiendo de un proceso desde semillas*, porque lo esencial es plantearnos si decidimos poner cuatro o cinco plantas con la misma genética, o si preferimos variedad.
En el caso de decantarnos por la variedad, debemos tener en cuenta que esto dificultará un poco todo el proceso, y dentro de esa variedad debemos decantarnos por plantas similares; de lo contrario, el armario será un desastre y cada planta responderá de forma totalmente diferente cuando todas tienen que ser alimentadas lumínicamente por el mismo foco de 250 vatios*.
Decantarse por la homogeneidad es lo más recomendable, especialmente en los casos de personas que estén comenzando a cultivar. Sin embargo, a todos nos gusta disfrutar de la variedad y nosotros, por ejemplo, hemos experimentado con tres, cuatro o cinco variedades en este tipo de espacios.
Si nos decantamos por la homogeneidad, las siguientes variedades son apuestas seguras:
– Norther Lights.
– Skunk, super Skunk y sus derivados.
– Algunos tipos de Critical, como Critical Mass, Critical 47, Critical + o Kritikal Bilbo.
– Algunos tipos de Kush, como 8 ball kush, All Kush o Power Kush.
– Algunos tipos de plantas californianas.
En el caso de decantarse por la variedad, debemos combinar adecuadamente estos genotipos entre sí, o con otros no mencionados. Algunos podrían ser White Berry de Paradise Seeds, Green Poison o Cream Caramel de Sweet Seeds, Bubble Gum o AK 47 de Serious Seeds, Pakistan Chitral de Cannabiogen Imaginemos que, complejizándolo lo máximo posible, decidimos poner en el armario cinco genéticas diferentes y queremos tener dos variedades con poco crecimiento durante la floración, pero predominancia sativa en sus efectos y otras tres con predominancia índica.
En el próximo número de Cannabis Magazine profundizaremos en esta posibilidad, explicándoos los orígenes de todas las variedades mencionadas y de otras muchas, además de su comportamiento durante el cultivo y su productividad. Sin embargo, os adelantamos que al tomar esta decisión estaremos dificultando notablemente la labor de cultivo. Esto no quiere decir que no sea factible llevarlo a cabo. En primer lugar debemos asumir que tendremos que calzar algunas plantas y hacer todo tipo de atados*, muchos más que si lleváramos a cabo un cultivo homogéneo, o al menos parcialmente homogéneo. En segundo lugar, debemos sumergirnos en la elección genética de la que hablábamos con anterioridad y que os describiremos con detalle el próximo mes.
Acerca del autor
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.