Conocida por muchos como “la abuela marihuana”, nació en Madrid, en 1943, y fundó y presidió una de las primeras asociaciones cannábicas de España.

El pasado 24 de abril falleció una de las activistas más emblemáticas de nuestro país, Fernanda de la Figuera, a los 78 años.

Fernanda se caracterizó por ser una activista cannábica enérgica, de afilado e incansable pensamiento, sin pelos en la lengua y dispuesta a luchar hasta el final contra la prohibición de nuestra planta amiga.

Además de fundar y presidir una de las primeras (y, probablemente, la más emblemática) asociaciones cannábicas de Estado español, la Asociación Ramón Santos de Estudios sobre el Cannabis en Andalucía (ARSECA), Fernanda fue la primera española en conseguir que se reconociera su derecho al autocultivo, en 1995.

La abuela marihuana también contribuyó a crear la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC) y el Partido Cannabis por la Legalización y la Normalización (PCLYN), además de ser la portavoz de la Coalición Europea para Políticas de Drogas Justas y Efectivas (ENCOD) y, recientemente, ostentar la presidencia del partido cannábico Luz Verde.

Fernanda defendió, abiertamente y durante años, su relación con el cannabis, y afirmó haber podido combatir todo tipo de dolencias físicas y mentales gracias al uso que hacía de esta planta. De hecho, hace tan solo unos años, decía con rotundidad que, si no fuera por la planta, ella no estaría aquí.

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Tras más de cuarenta años de activismo incesante, Fernanda deja un legado envidiable tras de sí, y un vacío muy difícil de llenar.

Desde Cannabis Magazine queremos homenajear a esta encomiable mujer, la primera feminista del sector, una activista que siempre ha estado ahí, defendiendo a la marihuana y plantando cara por ella en cualquier parte.

Nos gustaría que el legado de Fernanda se transforme en una regulación, y los malos ratos que pasó durante sus últimos meses (puesto que fue represaliada con una multa de 10.000 euros, el pasado año, por cultivar para una asociación medicinal) fueran los últimos coletazos de una prohibición que ella misma combatió desde hace más de cuatro decenios.

En definitiva, nos despedimos de Fernanda con gran tristeza y nos quedamos con una frase que resulta de lo más apropiada en estos momentos: “Quiero que mezclen mis cenizas con tierra y planten marihuana”.

Adiós, Fernanda, siempre te recordaremos.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.