De la anestesia a la esperanza ¿Puede la ketamina aliviar el sufrimiento existencial en pacientes terminales?

Durante años, la ketamina fue conocida únicamente como un anestésico. Sin embargo, su capacidad para inducir estados alterados de conciencia ha despertado el interés de la comunidad médica en un campo inesperado: el alivio del sufrimiento existencial en pacientes terminales.

En un momento en que la medicina moderna lucha por ofrecer consuelo a quienes enfrentan el final de sus vidas, un número creciente de especialistas está recurriendo a esta sustancia para ayudar a sus pacientes a encontrar paz en la transición entre la vida y la muerte.

La historia de Nick: del llanto al alivio

David y Nicolette Luery se conocieron en 1970. Se comprometieron seis semanas después de su primera cita y construyeron juntos una vida llena de amor. En 2017, tras jubilarse, se mudaron a Tucson. Pero su historia de amor se vio sacudida en 2019, cuando Nicolette, a quien David llamaba cariñosamente Nick, olvidó de repente un detalle imposible de pasar por alto.

En pleno vuelo de regreso de un viaje a Londres, le preguntó a su esposo: «¿Mi hija nos recogerá en el aeropuerto?»

Ellos nunca habían tenido hijos.

Un año después, Nick fue diagnosticada con Alzheimer. La enfermedad avanzó rápido, y con ella vinieron episodios de llanto inconsolable que dejaron a David sin respuestas.

Nada parecía funcionar, hasta que la enfermera especialista Melissa Koon sugirió algo diferente: ketamina.

Ketamina en el final de la vida Un alivio inesperado

Koon había usado ketamina con otros pacientes, incluidos aquellos en estado terminal, y había visto mejoras sorprendentes. En un caso anterior, una mujer con degeneración neurocortical basal, que no podía moverse ni hablar, pasó de llorar todo el día a un estado de calma después de recibir el fármaco.

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David, desesperado por ayudar a Nick, aceptó probar el tratamiento.

Después de la primera sesión, sus crisis fueron menos intensas. Tras la segunda dosis, el llanto comenzó a espaciarse. Con el tiempo, los episodios desaparecieron.

«Creo que la ketamina le permitió a Nick ser feliz en los últimos años de su vida. Y por eso, estoy profundamente agradecido.» — David Luery.

Un cambio de paradigma en los cuidados paliativos

Joe Solien, vicepresidente de One Point Patient Care, una red de atención paliativa en EE.UU., asegura que la ketamina está cambiando la forma en que los profesionales abordan el sufrimiento en pacientes terminales.

«El dolor y la depresión están en todas partes en los cuidados paliativos. Si no estás considerando la ketamina, no estás usando todas las herramientas disponibles», afirma Solien.

A diferencia de sedantes tradicionales como el lorazepam o la morfina, que solo adormecen el dolor, la ketamina parece permitir a los pacientes procesar su sufrimiento en lugar de suprimirlo.

La «frontera liminal». Entre la vida y la muerte

Laura Aylmer, trabajadora social clínica, describe el estado en el que estaba Nick como un espacio «liminal», donde la persona siente que está dejando de recordar, pero aún es consciente de ello.

«Es como estar de pie en el océano, viendo venir una ola gigante que representa la muerte, mientras la playa, símbolo de nuestra vida, se aleja cada vez más», explica.

Para muchos pacientes, la ketamina disuelve el miedo a esa ola, permitiéndoles aceptar la transición con mayor serenidad.

La ciencia detrás de los psicodélicos y el sufrimiento existencial

El psiquiatra Brian Anderson, de la Universidad de California en San Francisco, investiga cómo la ketamina y la psilocibina pueden aliviar el sufrimiento emocional en pacientes terminales.

«Estas sustancias parecen generar experiencias trascendentales que permiten a las personas enfrentarse a su propia mortalidad, procesar su duelo y encontrar significado en sus vidas», explica Anderson.

Su estudio busca evaluar si la combinación de ketamina, psilocibina y terapia psicológica puede mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan enfermedades terminales como el cáncer.

Un futuro prometedor, pero con desafíos

A pesar de su éxito en estos casos, el uso de la ketamina en cuidados paliativos sigue siendo poco común. Parte del problema es el estigma asociado a los psicodélicos y la falta de estudios clínicos a gran escala.

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Sin embargo, cada vez más médicos están explorando su potencial. En los últimos años, el interés por los psicodélicos ha crecido exponencialmente, y la psilocibina ya ha sido aprobada en Australia y algunos estados de EE.UU. para tratar la depresión resistente.
El legado de Nick: una despedida en paz

Nick solo necesitó siete sesiones de ketamina en seis meses. Sus últimos diez meses de vida transcurrieron sin necesidad del fármaco. Su angustia había desaparecido.

David Luery, su esposo, está convencido de que la ketamina le permitió a Nick vivir con dignidad hasta el final.

«Creo que, con mucha ayuda, Nick tuvo la mejor calidad de vida posible», concluye.

¿Un nuevo estándar en el final de la vida?

Lo que antes parecía impensable está cobrando fuerza: los psicodélicos podrían convertirse en una herramienta clave para la medicina paliativa.

Si la ketamina puede ofrecer paz a quienes enfrentan la muerte, ¿no deberíamos considerar su uso con más seriedad?

La historia de Nick es solo una entre muchas. Y tal vez, en un futuro no muy lejano, la pregunta no sea si la ketamina debe usarse en cuidados paliativos, sino por qué tardamos tanto en aceptarla.

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Acerca del autor

The Swami

Amante del cannabis y especializado en el mundo de las sustancias psicoactivas. Escritor y psiconauta.