El momento de la cosecha es, para la mayoría de los cultivadores, el más emocionante y feliz de todo el proceso del cultivo de cannabis.

Ese ansiado instante de gloria en el que, por fin, el jardinero puede ver los frutos de su trabajo, respirando así aliviado y dándose una merecida palmadita en la espalda.

¿Cuándo cosechar?

Existen diferentes modos de cosechar la marihuana y llevar a cabo uno u otro depende de la experiencia del cultivador o de la finalidad que esté buscando. Así pues, no es lo mismo cosechar los frutos para consumo personal que hacerlo con otros fines, como podrían ser los comerciales.

No existe una ciencia exacta para saber cuál es el momento preciso para cosechar la marihuana. Uno de los métodos más arcaiacos, pero quizás más efectivos, es simplemente que uno observe las plantas periódicamente para ver cuándo es mejor hacerlo. Así el jardinero podrá asegurarse con certeza si ha llegado la hora o si bien es mejor esperar un poco más.

Como he dicho, quizás éste sea un método demasiado generalista y que no todo el mundo puede aplicar al no tener la experiencia suficiente cultivando cannabis. Por ello, si conocéis a alguien que haya plantado la misma variedad con anterioridad no dudéis en hacerle las preguntas necesarias. Ellos podrán daros mucha información ya que a veces, dependiendo de la variedad, la cosecha se realizará en un momento u otro. De ahí que también sea importante saber qué estamos plantando.

Prevención de plagas

De las plagas, lamentablemente, casi nadie puede escapar. Están ahí, esperando al menor descuido para atacar nuestras preciadas plantas cuando más relajados estamos. Año tras año, las plagas vuelven a acecharnos, tanto en interior como en exterior. Por ello debemos estar preparados y prevenir, en la medida que podamos, que arruinen nuestra plantación.

En cuanto a cannabis se refiere, entre las plagas más comunes encontraremos la mosca blanca, la araña roja y lo pulgones. Estos últimos suelen aparecer durante el verano y puede que se trate de la plaga más común, especialmente en invernaderos o en cultivos al aire libre. Son insectos blandos  y con antenas, del tamaño de una pequeña cerilla. Los pulgones, según el tipo, pueden tener alas o no y, en cuanto al color, los que atacan a la marihuana suelen ser verdes o negros. Desgraciadamente, los pulgones aparecen en grupos, pero no temáis porque son fáciles de ver.

Existen varias y eficaces técnicas  para la prevención de plagas, tales como el tratamiento con bioinsecticidas o el aceite de neem. Este aceite es un insecticida natural que se obtiene del extracto de las semillas de la Azadirachta índica, una planta originaria de la India y Birmania. Se trata de un aceite amargo, por lo que es ideal para repeler a los insectos. Normalmente se diluye en agua y se pulveriza sobre las hojas. Este proceso debe repetirse durante unos siete días. De todas maneras, cada cual tiene su método favorito para combatir las plagas y simplemente debéis encontrar el más adecuado para vuestro cultivo y el que mejor se ajuste a vuestras necesidades.

 La importancia de los tricomas

Una manera efectiva para ver los tricomas y, por ende, saber si debemos cosechar, es observar atentamente la planta con una lupa. Si nos fijamos en sus increíbles glándulas de resina y nos centramos en encontrar los cristales, sabremos si ha llegado el momento que tanto tiempo llevamos esperando. Los que seáis más puristas podéis utilizar incluso un microscopio digital para tener una visión lo más nítida posible.

Los que todavía no estéis del todo familiarizados con el tema, los tricomas parecen pequeñas setas brillantes, de un color casi dorado. Ellos son, sin duda, los absolutos protagonitas. Tened en cuenta que si, buscando dichos tricomas, encontráis algo similar pero sin la “cabeza” característica de las setas, podéis ignorarlos sin problemas, ya que no influyen en la potencia de nuestro cannabis.

Como dato extra, prestad atención al color de los tricomas y de los pelos y pistilos, ya que ése es uno de los datos clave para determinar si la marihuana está lista para cosecharse o no. Aquí tenéis algunos trucos y reglas generales para saber si es tiempo de cosecha en base al color de tricomas, pelos y pistilos. Seguro que lo veréis todo un poquito más claro… ¡o del color conveniente!

  • Demasiado pronto: Si los «pelitos» están casi todos de color blanco y como hacia fuera y los tricomas son todos todavía un poco translúcidos (es decir, de un color claro) entonces, sintiéndolo mucho, vuestra planta todavía es demasiado joven para la cosecha. Así que no cosechéis porque aún no está lista. Si lo hacéis, lo que obtendréis es una planta con un bajo rendimiento y una cosecha poco potente. O al menos no tanto como podría serlo.  
  • Comienza la cosecha: Digamos que la cosecha empieza cuando la planta ha dejado de producir más  «pelitos» blancos o pistilos y cuando alrededor de la mitad de dichos pelitos blancos han adoptado un tono más oscuro y se han medio rizado.
  • Más THC: Por otro lado, si lo que estáis buscando es un nivel más alto de THC, de nuevo fijaos en el color de los tricomas. Si la mayoría de ellos se han vuelto de un tono más “nebuloso”, ahí es precisamente cuando tienen los niveles más altos de THC y, sin duda, os producirán la euforia que buscáis, si ése es el caso. Eso sí, sólo podréis comprobarlo lupa en mano.
  • Más CBN: Si, por el contrario, buscáis un efecto relajante, más corporal y no tan mental, debéis esperar a que llegue la última fase de la época para cosechar. Apurad al máximo pero cuidado, que no se os pase el arroz. Prestad atención a vuestros tricomas y cuando estos se hayan vuelto de un color más oscuro, entre ámbar y dorado, ya los tendréis a punto. Decidíos por esto si buscáis efectos más calmantes y no un subidón psicoactivo. Es decir, si quieréis menos THC y más CBN.
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Cosecha, secado y curado

Lo mejor para saber con certeza qué es lo que te gusta, es probar los cogollos recogiéndolos en diferentes fases. Es decir, durante tu experiencia como cultivador, debes estar abierto a probar tanto cogollos de “cosecha temprana” como cogollos de “cosecha tardía”. Sólo experimentando llegarás a ser un erudito de la planta y sabrás en qué fase es cómo más te gusta. Eso sí. No me cansaré de recordaros que, sobre todo, no lo hagáis demasiado pronto. Sería una pena echar a perder una buena cosecha por ser impacientes. Así que… ¡intentad controlaros!

Ojo al dato. Si los tricomas son grises o bien se han marchitado, lo siento pero se te ha escapado el tren de la cosecha. Intenta prestar más atención la próxima vez y si te ha sucedido, no decaigas porque equivocándote aprenderás muchos más rápido.  

Pasos a tener en cuenta antes y durante la cosecha

Una vez concluimos que, en efecto, podemos cosechar, deben seguirse una serie de importantes pasos para que todo salga de la manera prevista. Uno de los principales consejos es que, cuando por fin llega el gran día, lo mejor es empezar bien temprano, antes de que la luz sea extremadamente potente.

La mayoría de los nuevos cultivadores quieren cosechar lo antes posible. No os preocupéis, es normal que tengáis ganas, así que si no podéis reprimir el ansia, basta con que cortéis los cogollos que van desde la mitad de la planta a la parte superior y dejad que el resto siga madurando. Os hago esta recomendación porque, a menudo, las partes superiores de las plantas madurarán primero, así que no hay problema. Cosecha y deja que al resto de la planta tranquila un poco más. Os daréis cuenta vosotros mismos de que los cogollos de la parte inferior van haciéndose más grandes y van adquiriendo un tono más borroso a medida que entran en plena madurez.

Asimismo, lo que suele recomendarse es empezar a cortar la planta manteniéndose alejado de lo que sería el núcleo de la raíz. Si las plantas son demasiado grandes como para cosecharlas con un corte en la parte inferior, mejor empezar primero por cortar las ramas más grandes y más pesadas. Si recordáis dejar uno o dos tallos más grandes unidos a las ramas que estáis cortando, seguro que lo agradeceréis más adelante ya que estos tallos formarán una «V» en las ramas que luego os facilitarán las cosas a la hora de secar vuestra preciada marihuana.

Debéis tratar a vuestra planta con el máximo cuidado en todo momento. Si partís alguna rama o cortáis como si tuvierais dos manos izquierdas, corréis el riesgo de que los tricomas se rompan. Por ello, algo super importante, es usar las herramientas adecuadas. No dudéis en comprar el material necesario, porque lo que queréis recolectar es más preciado que el oro para vosotros. ¡No lo maltratéis!

Secado y curado: dos pasos imprescindibles para la mejor marihuana

El secado y el curado se tornan pasos imprescindibles para obtener una marihuana de la mejor calidad. De hecho, hacerlo o no de la manera correcta, influye notablemente (para bien o para mal) en el resultado que vayamos a obtener. Para los que no lo hayáis hecho nunca, sin duda la marihuana os sabrá mucho mejor si lleváis a cabo el secado y el curado.

Secado

Después de cosechar vuestras plantas de marihuana, lo primero que debéis hacer es conseguir que se sequen. Uno de los métodos más utilizados consiste en colgarlas boca abajo, manteniéndolas del revés y colocándolas en un lugar oscuro y fresco. Debéis tener en cuenta que el lugar elegido no ha de ser demasiado húmedo y ha de tener mucha ventilación. ¡Es importante que corra el aire!

Debéis revisar los cogollos cada día y controlar si hay signos de moho, ya que es imprescindible detectarlo a tiempo y solventar el problema cuanto antes mejor. Tened en cuenta también que se han de eliminar las hojas sobrantes de la planta. Seguramente, al secarse, algunas caerán solas. Las demás, eliminadlas con cuidado para no dañar los cogollos.

No hay que olvidar que el secado es algo que debe hacerse despacio y con buena letra. Sed pacientes, porque un secado demasiado rápido hará que vuestra marihuana acabe oliendo a pino o peor… ¡que tenga un mal sabor! Si tenéis miedo de dejarlas secar demasiado tiempo y que vuestro preciado tesoro acabe atestado de moho, lo único que tenéis que hacer es colocarle un ventilador delante para que circule bien el aire. Una vez hayáis eliminado las hojas sobrantes, los cogollos deben de colgarse de nuevo boca abajo y, otra vez, necesitarán de un lugar fresco, seco y con aire para terminar de secarse.

Curado

El curado puede tener un efecto excelentísimo en vuestro cannabis. De hecho, si realizáis bien el proceso de curado, vuestro cannabis tendrá un olor y un sabor increíbles. Si, por el contrario, lo hacéis incorrectamente, las desventajas van desde un sabor desagradable a que la marihuana no os produzca subida o incluso a que acabéis fumando moho. Un drama vaya.

Para empezar con el proceso de curado, deberán de seguirse unos pasos muy sencillos. Como os comentaba antes, lo importante es tener a mano todos los bártulos y utensilios necesarios. Igual que para vigilar a vuestras plantas muy de cerca necesitabais una lupa, ahora deberéis armaros con una bolsa de papel y una bolsa de plástico resistentes. Si os preguntáis por qué son necesarias, la respuesta es fácil. La bolsa de papel es la encargada de proporcionar la oscuridad necesaria al proceso, mientras que la de plástico tiene la función de impedir que el papel absorba nuestro amado THC.

  • El primer paso es colocar algunos cogollos en la bolsa de plástico hasta que quede llena, más o menos, hasta la mitad. Cerramos la bolsa con cuidado, dejando espacio para no sofocar a nuestros estimadísimos amigos. Una vez hecho esto debemos colocar la bolsa de plástico dentro de la bolsa de papel, creando una “doble bolsa”. Es muy importante comprobar cada día el estado de los cogollos, oliéndolos, tratando de moverlos un poco para distribuir de algún modo el curado… y no os preocupéis si parece que están sudando, eso es precisamente lo que deben hacer.
  • Una vez hayáis hecho esto, llega el paso final para poder disfrutar al máximo de vuestro recién cosechado cannabis. Así pues, el objetivo ahora es conseguir el mejor sabor y lograr secar del todo los cogollos. Para ello es recomendable que utilicéis un recipiente hermético, como podría ser un frasco de cristal o de plástico, o bien algo que pueda proteger vuestros cogollos del aire y de la luz. Después de lo que habéis leído, ya sabréis que a la hora de secar y curar, el aire y la luz no son precisamente nuestros mejores aliados. Debéis colocar cuidadosamente los cogollos de marihuana en el interior del frasco. Si dejáis espacio entre ellos mejor que mejor, ya que no queremos que se compacten dentro. De este modo, durante los primeros siete o diez días, tenéis que ir abriendo el frasco para reemplazar los cogollos y que, además, se vaya renovando el aire del interior. Haciendo esto conseguiréis que se sequen de manera uniforme y, además, podréis comprobar fácilmente si hay moho o cualquier otro problema de última hora. Si os sucediera, que no cunda el pánico. Simplemente, retirad los cogollos afectados y colocad el resto de nuevo en la bolsa de plástico/papel durante unos días para que puedan secarse del todo antes de volver a colocarlos dentro del frasco.
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El tiempo que permanezcan en el recipiente hermético puede ser de hasta dos meses, ya que cuanto más tiempo pasen ahí, más seguros estaremos de que se han secado totalmente. Si todo sale como esperamos y el moho no ataca de nuevo, obtendremos cogollos con muchísimo sabor y de calidad máxima.

Con la práctica, cuantas más veces probéis y experimentéis con este proceso, os daréis cuenta de lo eficiente que es. Además os costará cada vez menos saber cuándo están por fin en su punto perfecto. Así pues, cuando estén secos del todo y libres de moho, ya podéis proceder al almacenaje de la manera que más os convenga. Si lo hacéis bien os durarán mucho tiempo como el primer día.

La cosecha de otoño cierra la puerta pero el cultivo interior abre la ventana

Ahora que la época de cultivo exterior ha finalizado (para la gran mayoría de nosotros) y estamos listos para recoger los frutos, llega la hora de prepararse al máximo y planear nuestro querido cultivo indoor. El de interior es un tipo de cultivo sencillo. Incluso aquellos que no hayáis tenido experiencias previas haciéndolo, os resultará un proceso fácil, ameno y, sobre todo, enriquecedor. Aprenderéis con la práctica y obtendréis resultados increíbles si prestáis atención a simples consejos. Nos despedimos con un par de ellos:

  • Semillas: Ante todo, cabe saber que el cultivo de cannabis implica cuatro pasos básicos. Obviamente, el primero de todos ellos es conseguir las semillas. Si no conoces a nadie que te las regale (o que le sobre alguna que pueda dejarte eternamente), no dudes en hacerte con unas cuantas para iniciar tu aventura. Hay algunas súper buenas y económicas que te darán resultados increíbles. Echa un vistazo a las variedades de interior que te ofrecen en la tienda online de Sensi Seeds. La selección que hay está basada en factores tales como la altura potencial que puede alcanzar la planta, su tiempo de floración, el grado de potencia, etc. Os recomiendo investigar un poco. Seguro que encontráis la que más se ajusta a vuestros gustos. Para mí, por ejemplo, Northern Lights es indescriptible.
  • ¿Quién dijo frío?: Lo bueno a la hora de elegir una variedad indoor, es que no necesitas escoger una que se adecúe al clima de tu zona, ya que lo que debes hacer es crear un entorno de cultivo adecuado en una habitación cerrada, así que no te preocupes por el tiempo que haga de ventanas hacia afuera. Sean las que sean las condiciones metereológicas del exterior, no influirán nada en tu cultivo de interior.

Dicho esto, no olvidéis las dosis necesarias de atención, risas y buenos humos.

¡Feliz cosecha a todos!

Acerca del autor

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.