Psilocibina en la medicina moderna ¿Quién abastecerá el mercado emergente de los psicodélicos?
El renacimiento de los psicodélicos es un hecho. Durante décadas, sustancias como la psilocibina y el MDMA fueron relegadas a la clandestinidad, vistas más como drogas recreativas que como herramientas terapéuticas. Sin embargo, en los últimos años, estudios han demostrado que estos compuestos pueden tener un impacto positivo en el tratamiento de la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático.
En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aún no ha dado luz verde a estas terapias, pero la tendencia parece inevitable: la medicina psicodélica está en camino a la legalización. Y cuando eso ocurra, ¿quién se encargará de cultivar los hongos para este nuevo mercado farmacéutico?
El hombre que cultiva el futuro
Scott Marshall ya está listo para el desafío. Como jefe de micología en Optimi Health, una farmacéutica con sede en la Columbia Británica, Canadá, Marshall es uno de los pocos cultivadores con licencia para producir psilocibina en Norteamérica.
“El trabajo que hacemos aquí es pionero”, explica. “Estamos estableciendo las bases para la producción a gran escala, asegurando los más altos estándares de seguridad, calidad y consistencia.”
El camino ha sido largo. Hasta 2022, el cultivo de hongos psilocibios no era legal en Canadá. Pero con la creación de un programa de acceso compasivo, se abrió una pequeña puerta para su producción controlada. Optimi Health no tardó en aprovechar la oportunidad, consiguiendo más de 22 millones de dólares en inversión y una licencia para exportar psilocibina de grado farmacéutico a psiquiatras de distintos países.
A pesar de que el mercado legal sigue siendo pequeño, países como Australia han aprobado la psilocibina para tratar la depresión y el TEPT, mientras que en Oregón, EE.UU., ya se permite su uso supervisado. Incluso a nivel federal, crecen las voces que apoyan su legalización.
De la clandestinidad a la legalidad
Para Marshall, el camino hacia la industria farmacéutica no fue convencional. Hasta 2014, trabajaba en el sector inmobiliario. Todo cambió cuando un amigo, cultivador experimentado, le regaló un libro: Mushroom Cultivator: A Practical Guide to Growing Mushrooms at Home (1983).
Junto con el libro, le entregó una impresión de esporas de la variedad Golden Teacher, una de las más conocidas en el mundo de los hongos psilocibios. Con ellas, Marshall cultivó sus primeras tres setas, iniciando un viaje que se convertiría en su gran pasión.
“Seguí cultivando, creciendo y aprendiendo. Lo hacía por mi salud y bienestar, pero con el tiempo sentí que debía compartir este conocimiento con los demás”, recuerda.
En 2018, fundó su propia empresa, Ra Mushrooms, dedicada a la venta de kits de cultivo. Aunque en ese momento el psilocibina seguía siendo ilegal, Marshall ya se había convertido en una figura influyente en el mundo de la micología, compartiendo sus avances en redes sociales.
Cuando en 2022 recibió la oferta de Optimi Health, supo que había logrado lo impensable: pasar de ser un cultivador del mercado gris a trabajar en el naciente sector farmacéutico.
La carrera hacia el mercado legal
A pesar del entusiasmo, el camino para convertir la psilocibina en un medicamento de uso masivo sigue lleno de obstáculos.
- Complejidad en los ensayos clínicos: Empresas como Compass Pathways han avanzado en la investigación, pero el proceso es costoso y lento.
- Regulación estricta: La psilocibina debe cumplir los mismos estándares que cualquier otro fármaco, lo que implica inversiones millonarias en infraestructura.
- Cambio de percepción social: Aunque la narrativa en torno a los psicodélicos ha cambiado, aún persisten prejuicios.
Sin embargo, Marshall y otros pioneros saben que la legalización no es cuestión de si ocurrirá, sino de cuándo.
“Estamos marcando la pauta para el futuro de la medicina psicodélica”, afirma. “La psilocibina puede transformar vidas, y queremos asegurarnos de que esté disponible para quienes la necesiten.”
El futuro ya está aquí
Mientras gobiernos y empresas farmacéuticas siguen debatiendo la legalización de los psicodélicos, en las instalaciones de Optimi Health más de 500 libras de hongos esperan su momento.
Para Scott Marshall, el objetivo es claro: establecer los estándares de producción que garantizarán el acceso seguro a la psilocibina cuando llegue su aprobación definitiva.
La pregunta ya no es si los psicodélicos tendrán un lugar en la medicina del futuro. La pregunta es quién los cultivará.
Y Marshall ya tiene la respuesta.
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Acerca del autor
Amante del cannabis y especializado en el mundo de las sustancias psicoactivas. Escritor y psiconauta.