Texto y fotos: Marqués de Esquilache

Rellenando-las-camas

A pesar de que las semillas autoflorecientes cada vez se están popularizando más entre los cultivadores, no se puede negar que son genéticas mucho más complejas y difíciles que las feminizadas normales. De hecho, son muchos los cultivadores que no quieren ni oír hablar de ellas. Las causas son muchas y variadas pero dando con un sistema de cultivo apropiado es cierto que pueden ser las mejores aliadas en tiempos de escasez de marihuana normal. Este reportaje es el producto de muchos ensayos, errores y aciertos. Pero finalmente el resultado es impresionante.

Antes de ahondar más en este sistema vamos a recordar brevemente la técnica del hugel kulture. Es un tipo de cultivo milenario que proviene del norte de Europa y cuyos principios biológicos son bastante simples a la par que eficaces. Los nórdicos hacían unos agujeros en el suelo, de aproximadamente un metro de profundidad y una anchura que variaba según el huerto que desearan hacer. En el fondo de estos agujeros ponían troncos de madera y a continuación los enterraban con la misma tierra que habían extraído para realizar el agujero. No valía cualquier tipo de madera ya que, por ejemplo, las coníferas no son apropiadas por ser demasiado ácidas. Y, por otra parte, la mejor madera para esta sencilla técnica es la blanda, como por ejemplo la de los chopos (populus alba y populus nigra) o la de los sauces llorones (salix babylonica). Estas maderas son muy blandas y se descomponen rápidamente. Y además se encuentran en todas las latitudes del globo terráqueo. ¿Quién no tiene algún chopo cerca de su entorno? Algunas maderas duras, como es el caso de los olmos (ulmus) también pueden utilizarse pero, al ser tan duras, tardan mucho más en descomponerse con lo que el sistema tardaría mucho más en ser eficaz.

Una vez realizado el agujero y habiendo colocado la madera en el fondo, volvemos a rellenarlo con tierra y a esperar. Un año es el mínimo para sacar los beneficios de este sistema. Pero hay que tener en cuenta dos cosas. Cuanta mayor sea la cantidad de madera depositada en el fondo y más tiempo esperemos, mejores serán los resultados. Si el primer año de hugel kulture nos da ya resultados visibles, el segundo aún más y así sucesivamente. He escuchado relatos de granjeros suecos que han mantenido un huerto hugel sin abonar en absoluto durante 30 años consiguiendo fantásticas cosechas. Pero, desde el punto de vista científico…¿de dónde proviene el enorme beneficio de este sistema milenario? Muy sencillo: del carbono que desprende la madera en su descomposición y que mantiene la tierra altamente fertilizada y además da vida a millones y millones de microorganismos que constituyen el primer eslabón de la cadena trófica del suelo. Un suelo vivo es un suelo fértil mientras que otro muerto no nos producirá nada de nada. En definitiva, es el carbono la base de este resultado tan brillante. Y dicho esto, vamos a ver cómo funcionan las raised beds, o camas elevadas que se diría en castellano.

En muchas zonas de los USA se utiliza esta técnica por distintas causas aunque la principal es la calidad y comodidad de los productos. Para hacer una cama elevada simplemente hacemos un cajón de madera paro sin fondo. Ponemos unos listones de madera en los cuatro lados del cajón y nos olvidamos del suelo. Las camas que os presentamos han sido hechas con madera de pallets encontradas por ahí. Pero podríais utilizar cualquier otra madera. Estas camas varían en su ancho y su largo, pero todas tienen la misma profundidad: unos 30 centímetros de altura. Rápidamente vamos a ver por qué se necesita tan poca altura y más aún si pensamos que después de rellenar la cama hasta el borde y regar, el peso del agua mojada hace que todo baje de altura y al final nos quedamos con un sustrato cuya altura viene a ser (aprox) de unos 12 centímetros o poco más. Cualquier maceta en la que podáis cultivar cannabis en exterior tiene mayor altura y, sin embargo, jamás nos dará plantas de hasta más de un metro de altura.

Las camas que os mostramos están diseñadas partiendo del concepto de hugel kulture. En efecto, como ya hemos dicho, son cajones de madera pero sin fondo. Unas raised beds normales irían colocadas directamente sobre el suelo y sería el mismo suelo el que haría las veces de fondo del cajón. Sin embargo, en nuestro caso, el fondo de cada caja contiene varias capas de cartón. Cartón cogido de las tiendas, de esas que se almacenan para tirarlas a los contenedores. Nuestro jardinero puso varias capas de cartón en el fondo de cada cama elevada y después regó a fondo con el objeto de humedecerlas todo lo posible. Hecho esto las rellenó de su sustrato hasta cubrirlas todo lo posible y volvió a regar a fondo. Con este riego el nivel de la altura del sustrato bajó considerablemente: pero no tanto como acabaría bajando a través de los sucesivos riegos que vendrían durante todo el cultivo. Para que os hagáis una idea os contaré que empleó tres listones de pallets para cada cama. Es decir, la altura de sus camas era la de tres listones de madera de pallet, lo cual viene a ser unos 30 centímetros, más o menos. Pero, como ya hemos dicho, tras sucesivos riegos, la altura final del sustrato se redujo hasta alcanzar poco más de 10 centímetros. ¿Cómo es posible obtener plantas autoflorecientes de hasta más de un metro de altura en semejantes circunstancias? Muy sencillo, pero debemos tener en cuenta la biología radicular del cannabis para comprenderlo mejor.

Es un error muy frecuente pensar que las raíces de plantas y árboles tienden a ir hacia abajo. Cierto es que van hacia abajo, pero no de una forma absoluta. Una vez han profundizado lo suficiente como para aferrarse al suelo, lo que hacen es crecer hacia los lados. Por lo tanto, en una cama elevada, las raíces tienen mucho más espacio para crecer que en cualquier maceta. Pero además, el cartón o cartones puestos en el fondo, al irse descomponiendo con cada riego y la humedad del sustrato, producen una muy considerable cantidad de carbono que, además de nutriente, invita a microorganismos y lombrices a desarrollarse al máximo. Al cabo de un mes, más o menos, todo el cartón que hayamos depositado en el fondo, estará ya completamente descompuesto. Pero ya habrá cumplido la función del hugel kulture y otra muy importante que no hemos mencionado: el impedir que crezcan malas hierbas. Nos saldrán malas hierbas, pero tan sólo aquellas cuyas semillas se depositen accidentalmente en el sustrato de las camas elevadas. Sin embargo, todas aquellas que estuvieran antes de poner el cartón no podrán salir adelante y esto supone un gran ahorro de trabajo. De lo expuesto hasta aquí, podemos ver cómo hemos mezclado dos técnicas de cultivo diferentes cuyos resultados son espectaculares. Al menos así me lo parece a mí ya que jamás había visto automáticas de 1,20 metros de altura…

Nuestro cultivador germinó y puso en la tierra de las camas elevadas sus semillas el día 15 de mayo. ¿Por qué esta fecha y no otra? Sencillamente porque quería aprovechar al máximo el número de horas solares de estas fechas. En efecto, si tenemos en cuenta de que el 21 de junio es el solsticio de verano y el día tiene 15 horas de luz, todas las semanas próximas a esta fecha son también días de muchas horas de luz. En interior eso nos trae sin cuidado pero en exterior es fundamental.

Como no disponía de muchos recursos económicos, optó por hacer un sustrato medio casero medio comprado. Compró algunos sacos de tierra vegetal enriquecida de calidad y, por cada dos sacos de esta tierra, añadió otro a base de arena de río mezclada al 50% con estiércol de caballo. La arena de río es muy barata y además él tenía acceso al estiércol de caballo gratis ya que su vecino cría estos animales. Sin embargo, a esta mezcla añadió también una moderada cantidad de humus de lombriz de una buena marca comprada en su grow favorito, que contribuyó mucho al crecimiento de las plantas. Al no disponer de mucho dinero, tuvo que elegir muy bien los productos que iba a comprar. Algunos los obtendría simplemente de su gallinero ya que el excremento de gallina es muy bueno. Pero antes de usarlo quería aumentar exponencialmente el número de microorganismos presentes en la tierra. Al tener tanto estiércol de caballo y tanta materia orgánica de la tierra vegetal comprada, sabía que aumentando el número de microorganismos, éstos se comerían tanto el estiércol como la materia orgánica y que, después, la defecarían en un formato de muy fácil asimilación por parte de las raíces. Por lo tanto, optó por un Fish Mix de Biobizz que contiene un gran número de nutrientes y una base de melaza de remolacha azucarera, producto que vuelve locos a los microorganismos. El éxito fue total y en poco tiempo algunas plantas alcanzaban ya el 1,20 metros de altura cuando comenzaban a cogollar.

Como ya no le quedaba más presupuesto, a continuación añadió otra generosa capa de estiércol de caballo y un poco de guano de sus gallinas. Y nada más, tan sólo a esperar a que las plantas se comportasen como él esperaba. Si lo pensáis bien, os daréis cuenta de que no ha abonado demasiado. “He visto demasiadas automáticas en macetas que tenían un aspecto pobre y eso que sus cultivadores añadían la cantidad de nutrientes que el fabricante indicaba…” – nos cuenta. “Y sin embargo, siempre he tenido la sensación de que estaban sobrefertilizadas…” – asegura completamente convencido. No puedo estar más de acuerdo con él ya que cada vez veo más cultivos excesivamente fertilizados. En mi casa tengo un peral al que abono dos veces en primavera. Pues tiene tantas peras que las ramas amenazan con troncharse de tanto peso. Y el cannabis es igual. No es una planta que precise de demasiado abono. Lo que sí necesita es una buena cantidad horizontal de espacio para que las raíces se expandan y una cantidad muy moderada de abono. Eso sí….¡trillones de microorganismos!

Sin embargo, no todo ha sido perfecto en este cultivo y de hecho se ha cometido un gran fallo por falta de conocimiento. Efectivamente, su cultivador puso en cada cama diferentes marcas de semillas. El problema era que, mientras algunas pasaban del metro de altura, otras se quedaban a la mitad de tamaño. Lógicamente, las más grandes hacían sombra a las más pequeñas. “Nunca más me volverá a suceder…” – nos cuenta apesadumbrado. “Ahora ya conozco bien todas estas genéticas y la próxima vez pondré las más altas detrás y las más pequeñas delante…” – resume con total convencimiento. Y no sólo debemos hablar de este fallo. Digan lo que digan son pocas las genéticas autoflorecientes que están perfectamente conseguidas. A nuestro cultivador algunas no le han germinado. Otras le han salido con malformaciones y enanismo. Y lo peor de todo: algunas ni siquiera son autoflorecientes sino plantas normales. “Al principio pensaba que eran plantas enormes…” – nos revela. “Pero cuando todas las demás estaban ya casi para ser cosechadas y algunas no habían comenzado ni a florecer y ya medían 1,50 metros me di cuenta de que eran feminizadas regulares…” – dice con bastante cabreo.

Y no le falta razón ya que, seamos sinceros, a las autoflorecientes todavía les falta un trecho para ser perfectas. Las malformaciones de todo tipo y otros problemas son casi el 30% en muchos bancos de semillas. Es cierto que algunos bancos son muy buenos y ya han sacado plantas de total garantía. Pero otros…¡mejor ni hablar!

El año pasado, exactamente en las mismas fechas, nuestro cultivador cultivó algunas de las mismas genéticas que este año. Sin embargo, en aquella ocasión lo hizo en macetas de plástico de unos 20 litros de volumen. O sea, bastante grandes. Le preguntamos por las diferencias y su respuesta es muy contundente. “Las de este año, no sólo son el doble de grandes, sino también tienen un aspecto mucho más saludable. En otras palabras, voy a obtener más del doble de cantidad y más del doble de calidad” Y la verdad es que, visto lo visto, la mezcla de estas dos técnicas es verdaderamente explosiva y muy recomendable para las automáticas. Por otra parte, el empleo de madera en vez de plástico como contenedores, es muy aconsejable dados los calores brutales del calor del verano de nuestro país. Si además tenemos en cuenta que los materiales, a excepción de algunos nutrientes, son gratis y de muy fácil obtención, podemos afirmar que el hugel kulture hecho en camas elevadas es una de las mejores formas de cultivo. Le preguntamos qué piensa hacer con esas “automáticas” que le han salido y que en realidad son feminizadas normales. ”Nada de nada. Ahora, cuando coseche las auto, dejaré las normales pero añadiré algo más de sustrato. Y eso sí, les pondré unas barras de sujeción para que el peso, cuando sean mucho más grandes, no las tiren abajo…” En fin, que aquí nada se desperdicia. Animo a nuestros lectores a probar estas dos técnicas combinadas en la absoluta certeza de que ahorrarán dinero y ganarán en cantidad y calidad.

Hasta siempre, cultivadores.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.