Marcha mundial marihuana 2025

Activistas cannábicos de México, Argentina y decenas de países se movilizaron en la Marcha Mundial de la Marihuana 2025. Reclaman la legalización integral del cannabis, el derecho al autocultivo y el fin de las políticas represivas, denunciando el estancamiento legislativo en la regulación de la planta.

Miles de personas salieron a las calles en diversos países para participar en la Marcha Mundial de la Marihuana 2025, una jornada de movilización global que se celebra desde hace 25 años en más de 190 ciudades del mundo. Consumidores, cultivadores, pacientes medicinales y activistas se unieron para exigir políticas públicas que regulen el cannabis y terminen con su prohibición. Entre las principales demandas de este movimiento destacan:

  • Legalización integral del cannabis para uso recreativo, medicinal e industrial.
  • Derecho al autocultivo y a la libre asociación en clubes o colectivos.
  • Cese de la criminalización y persecución de usuarios, cultivadores y pacientes.
  • Marcos regulatorios basados en salud pública y derechos humanos, en lugar de enfoques punitivos.

Estas consignas resonaron en ciudades de toda América Latina, Europa y otras regiones, con cada país aportando su contexto particular. A continuación, presentamos un panorama de las marchas y reclamos en algunos de los países donde se llevó a cabo la movilización este año, así como un análisis del avance (o estancamiento) en la regulación del cannabis en el mundo.

México: Miles exigen regulación y cumplimiento legislativo

Activistas marchan en Guadalajara, México, con la consigna de exigir la «Regulación del cannabis ¡YA!» durante la Marcha Mundial de la Marihuana 2025. Miles de activistas y simpatizantes del Movimiento Cannábico Mexicano marcharon pacíficamente este sábado en la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Tijuana y otras ciudades del país en el marco del Día Mundial por la Liberación de la Marihuana. La participación fue multitudinaria: tan solo en la capital mexicana se congregaron unas 3,000 personas, quienes recorrieron la emblemática Avenida Paseo de la Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta el centro histórico. En esta XXV edición de la marcha nacional, los manifestantes portaron pancartas con mensajes claros, como “Queremos regulación, no persecución” y “La marihuana también es medicina”, reflejando el sentir de una sociedad que pide un cambio en la política de drogas.

Los colectivos mexicanos demandaron el derecho al autocultivo, el respeto a todos los usos de la planta (recreativo, medicinal, industrial) y el fin del acoso policial a las personas consumidoras, tal como señalaron en un manifiesto leído durante la jornada. Estas movilizaciones, afirman los organizadores, “siguen siendo necesarias ante una realidad jurídica que no ha cambiado a pesar de que la sociedad ya avanzó”. Cabe recordar que en 2021 la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional la prohibición del consumo lúdico de marihuana, un fallo histórico que en la práctica abrió la puerta a la legalización. Sin embargo, el Congreso mexicano ha incumplido el mandato judicial y no ha aprobado una legislación integral que regule el uso recreativo del cannabis, manteniendo un vacío legal que frena los avances.

La frustración del movimiento se sintetiza en las palabras de la activista Angélica Rodríguez, integrante del Movimiento Cannábico Mexicano, quien afirmó que “la regulación en México está estancada” y advirtió que la falta de un marco legal adecuado propicia el mercado negro. Otros participantes, como Luna (estudiante de doctorado en cannabis) e Isabela (colaboradora de un restaurante cannábico), subrayaron los beneficios medicinales de la planta y lamentaron lo difícil que es para los pacientes obtener cannabis de forma segura y regulada en la actualidad. Aun con pequeñas victorias —por ejemplo, México autorizó el uso medicinal de la marihuana en 2017 bajo regulación de Cofepris—, los activistas coinciden en que la falta de una regulación integral del mercado mantiene a los usuarios en la incertidumbre y la ilegalidad. La marcha de 2025 en México concluyó con un llamado urgente al Legislativo: “Queremos cambiar la ley, no romperla”, resumía un cartel, enfatizando la vía pacífica e institucional que buscan los manifestantes.

Argentina: Por una nueva ley de drogas y el fin de las detenciones

Manifestantes en Rosario, Argentina, portan una pancarta con el lema: «No más presxs por cannabis – Marchamos por una nueva ley de drogas (Ley 23.737)». En Argentina, la Marcha Mundial de la Marihuana 2025 tuvo un fuerte tono federal y de derechos humanos. Miles de personas se movilizaron simultáneamente en más de 20 ciudades del país, incluyendo Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza y Mar del Plata. En la capital, la concentración inició en la histórica Plaza de Mayo, desde donde una columna multitudinaria marchó hacia el Congreso de la Nación para visibilizar sus reclamos. Bajo el lema unificador “Por una nueva ley de drogas con perspectiva de derechos humanos. ¡Basta de personas presas por marihuana!”, activistas, usuarios, pacientes medicinales, cultivadores y organizaciones sociales exigieron al Estado argentino una reforma profunda de la legislación de drogas vigente. La protesta hizo especial hincapié en derogar o modificar la Ley 23.737, sancionada en 1989, que aún penaliza la tenencia y el cultivo de cannabis para uso personal. Para los manifestantes, dicha norma de hace 35 años es obsoleta y perjudicial, pues sigue siendo usada para criminalizar a consumidores y pequeños cultivadores bajo un paradigma prohibicionista que consideran “inconstitucional y funcional al narcotráfico”.

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Los organizadores argentinos —entre los que se cuentan agrupaciones como Mamá Cultiva, Matria Cannábica y Jardín del Unicornio— recalcaron que el mundo avanzó hacia modelos de regulación legal basados en salud pública y derechos humanos, mientras Argentina se mantiene anclada en un paradigma punitivo sin resultados. “No podemos seguir permitiendo que el miedo y la represión definan el vínculo entre el Estado y quienes deciden usar sustancias”, advirtieron en un comunicado leído frente al Congreso. Si bien en los últimos años hubo avances parciales —el país aprobó una ley de cannabis medicinal en 2017 (Ley 27.350) y otra de cáñamo industrial en 2022 (Ley 27.669)—, esos logros resultan insuficientes ante la continua persecución de usuarios y cultivadores. De hecho, los activistas denunciaron que los progresos legales conquistados se han empantanado bajo la actual gestión gubernamental, manteniendo trabas burocráticas y operativos policiales que socavan los derechos adquiridos. La exigencia central de la marcha argentina de 2025 fue volver a poner en agenda una nueva Ley de Drogas que deje de encarcelar personas por cannabis, enfoque la acción del Estado en el crimen organizado y garantice el acceso seguro a la planta con fines medicinales, terapéuticos o recreativos.

En ciudades como Rosario, la jornada culminó con festivales musicales, stands informativos sobre la planta y la lectura de un Documento Federal consensuado por organizaciones de todo el país. Este documento reiteró las demandas históricas del movimiento cannábico argentino: despenalización del consumo y autocultivo, amnistía para casos de presos por cultivar, e implementación efectiva de las políticas de cannabis ya aprobadas. La escena en Argentina mostró un movimiento maduro y masivo, decidido a “volver a las calles” para exigir que el cambio de paradigma se plasme en leyes concretas.

Colombia: Movilización y respaldo oficial a la legalización

En Colombia, la Marcha Mundial de la Marihuana 2025 también se hizo sentir en las calles, particularmente en Bogotá. Convocada por la Mesa Distrital Cannábica, la manifestación en la capital inició temprano, con múltiples puntos de concentración que confluyeron rumbo a la céntrica Plaza de Bolívar. Cientos de participantes alzaron la voz para promover el debate sobre la despenalización del consumo y cultivo de cannabis, en un país donde por ahora el cultivo y uso recreativo siguen prohibidos y solo está permitido el cannabis con fines medicinales. La marcha colombiana combinó un ambiente festivo (con música en vivo, arte y cultura cannábica) con un mensaje político claro: pedir políticas públicas que regulen el cannabis y pongan fin a la violencia asociada al narcotráfico.

El contexto legislativo en Colombia ofrece una luz de esperanza para los activistas. El presidente Gustavo Petro ha asumido una postura abiertamente favorable a la reforma: en marzo de 2025 solicitó al Congreso legalizar la marihuana, argumentando que su prohibición “fomenta la violencia” en el país. Este respaldo desde el más alto nivel del gobierno marca una diferencia respecto a otros países de la región y ha dado impulso a iniciativas legislativas. De hecho, el Congreso colombiano ha debatido en el último año un proyecto de acto legislativo para permitir el uso adulto de cannabis; aunque esa reforma no se ha aprobado definitivamente aún, nunca antes estuvo tan cerca de concretarse. En la marcha, los asistentes celebraron estas señales políticas, pero recordaron a las autoridades que la lentitud en los cambios legales sigue costando vidas y oportunidades. La consigna colombiana fue tanto para exigir sus derechos como para apoyar el llamado presidencial a un nuevo enfoque de drogas basado en la regulación, alejándose del modelo punitivo vigente.

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Un movimiento global y avances desiguales en la regulación

Las movilizaciones de 2025 dejaron en claro que la lucha por la reforma cannábica es global, pero el ritmo de cambio varía enormemente según la geografía. Los organizadores de la Marcha Mundial destacan que en muchos países el uso de la marihuana ya está permitido o regulado, e incluso socialmente aceptado, mientras que en otros persisten leyes estrictas. Uruguay fue el primer país del mundo en legalizar por completo la marihuana en 2013, regulando la producción y venta de cannabis con fines recreativos. A este pionero paso se sumó Canadá en 2018 con una legalización nacional, seguido más recientemente por iniciativas en Europa: Alemania, por ejemplo, se incorporó al reducido club de naciones que legalizan al aprobar en 2024 una ley que permite a los adultos cultivar hasta tres plantas de cannabis para consumo personal y poseer hasta 25 gramos, bajo el modelo de clubs sociales regulados. Estados Unidos, si bien mantiene la prohibición a nivel federal, ya cuenta con 24 estados que han legalizado el uso recreativo de la marihuana consolidando un mosaico de mercados legales en distintas regiones del país. Otros países como Malta y Luxemburgo han dado pasos importantes en Europa, y en Tailandia (Asia) también se han relajado las leyes sobre el cannabis en años recientes, mostrando que la tendencia hacia la regulación trasciende continentes.

No obstante, junto a estos avances significativos, coexiste el estancamiento o retroceso en otras latitudes. Gran parte de América Latina –con la excepción notable de Uruguay– sigue sin implementar regulaciones integrales: la mayoría de los países de la región permiten solo el cannabis medicinal (y en forma limitada), mientras el uso adulto permanece criminalizado. En naciones como México y Argentina, a pesar de fallos judiciales y proyectos de ley, la falta de consensos políticos ha pospuesto la anhelada legalización, lo que según activistas perpetúa el mercado negro y la injusticia sociaL. Incluso donde hubo progresos, como la mencionada Argentina con sus leyes de cannabis medicinal e industrial, los obstáculos administrativos y la falta de voluntad gubernamental han ralentizado la aplicación real de estos cambios.

En el plano internacional, las convenciones de drogas de la ONU aún imponen un marco prohibicionista, pero varios países están reinterpretando estos compromisos a la luz de nuevas evidencias científicas y enfoques de salud pública. El debate sobre la regulación del cannabis hoy incluye consideraciones de derechos humanos, desarrollo rural, seguridad y salud. Los activistas sostienen que un mercado legal y regulado permitiría un mejor control de calidad, educación para el consumo responsable, acceso medicinal seguro y el debilitamiento de las redes delictivas que se lucran con la prohibición. Por ello, la Marcha Mundial de la Marihuana se ha convertido en una plataforma crucial para visibilizar estas causas.

A medida que algunos gobiernos empiezan a escuchar –como el caso de Petro en Colombia o los planes regulatorios en Alemania–, la presión ciudadana no cede en otros países donde el cambio aún no llega. “Nos une una planta y una causa”, proclamaba un cartel en la marcha de Ciudad de México, y ese espíritu de unidad se reflejó en 2025 en cada consigna compartida desde los Andes hasta el Caribe, desde Norteamérica hasta Europa. La Marcha Mundial de la Marihuana de este año dejó un mensaje inequívoco: la sociedad civil organizada seguirá en las calles hasta conquistar una regulación justa del cannabis, convencida de que se trata de una reforma necesaria y beneficiosa para toda la sociedad, más allá de estigmas y temores heredados del pasado.

Acerca del autor

Justin Vivero

Escritor especializado en cannabis  y residente en Miami, combina su pasión por la planta con la vibrante energía de la ciudad, ofreciendo perspectivas únicas y actualizadas en sus artículos.