La puerta se abre y un olor potente a marihuana me estremece la nariz. Estoy en el Private Cannabis, el club que ha abierto en Madrid donde se puede fumar marihuana “sin tener que hacerlo a escondidas, ni de forma ilegal”. Sus fundadores no quieren que se convierta en un lugar, donde se reúnan los “drogatas”, ni quieren malentendidos, al respecto. “La droga que se fuma es de los socios y esto no es un coffee-shop”.

No hay barra libre, ni se aceptan a todos: “queremos consumidores responsables”, dice uno de los fundadores de esta sociedad privada que ha abierto a pocos kilómetros del centro de Paracuellos de Jarama.

“La marihuana es una planta que no hace daño. De eso es lo que queremos concienciar a la gente y a la sociedad”.

En el interior del local, aparte del fuerte aroma a Cannabis la escenografía es la habitual y hasta austera: varias mesas de madera, paredes amarillas, una barra, con un montón de botellas de bebidas alcohólicas ordenadas en los estantes y música de fondo.

A esta hora hay pocos clientes, un par en la barra, las mesas vacías. Un chico amable se me acerca y además de invitarme a beber me ofrece ‘María’. No gracias.

Por el momento no llegan a 100 los interesados en asociarse, pero tampoco promete ser muy fácil entrar en esta ‘sociedad’. Zamora me asegura que “no tenemos fines de lucro”.

“Alguna gente toca el timbre de la puerta y no la dejamos entrar, hay que ser socio y para eso se exigen unos requisitos. No queremos que la gente venga solo a fumar petas, queremos gente concienciada”.

No basta con tener los 10 euros de la tarifa mensual para asociarse, ni ser mayor de edad. En el primer club privado de fumadores de Cannabis de España proponen la libertad individual para “que cada uno pueda consumir lo que quiera” y aspiran a que las autoridades se tomen en serio su legalización.

“En el siglo XXI la prohibición de la marihuana es un absurdo, hay que regularlo, porque erradicarlo, no lo van a erradicar. Siempre se ha fumado Cannabis y siempre se fumará, afirma este consumidor habitual.

Dentro, la marihuana cuesta seis euros, más o menos el precio del mercado ilegal. Lo que se obtiene es para pagar los gastos de alquiler de este local y otros”.

No se permiten consumir cannabis de forma ilimitada en el local. “Cada socio dispone de un máximo de 50 gramos a la semana y aunque haya a quien le parezca mucho, algunos lo hacen porque tienen problemas de salud”.

Si después de leer esto, todavía alguien cree que llegó el espíritu de Ámsterdam a Madrid, mejor vuelva a leer lo que dicen los estatutos del club de la hoja verde en su página web. “Esto no es un coffe-shop” aunque aquí se fume ‘mierda’.

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