Fuertedélica convierte a Fuerteventura en el nuevo epicentro del diálogo entre ciencia, arte y espiritualidad, uniendo a investigadores, terapeutas y creadores para explorar el futuro de la experiencia psicodélica en España.
En Madrid y en la costa malagueña, dos escenas distintas han dibujado, con apenas una semana de distancia, el contorno de un momento histórico singular para los psicodélicos en España. Por un lado, Psymposium, tres jornadas de ciencia, clínica y comunidad en el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid. Por el otro, Nexus 2025, un laboratorio vivo de creatividad, lucidez y sonrisas frente al Mediterráneo. Y, en la línea del horizonte, a tan sólo dos semanas de distancia, Canarias nos invita al siguiente capítulo: Fuertedélica, un encuentro internacional concebido para reunir a profesionales de la salud, artistas y activistas en torno a «las variedades de la experiencia psiquedélica».
Psicodélicos en la casa de la medicina
Entre el 2 y el 4 de octubre, Psymposium 2025 reunió a varios centenares de asistentes —presenciales y por streaming— en un foro organizado por la fundación Inawe con un propósito claro: acercar la evidencia científica y un debate ético maduro a profesionales y ciudadanía, en un contexto europeo donde los cambios regulatorios se aceleran de manera inexorable. El evento tuvo lugar en el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, un edificio histórico que, por unos días, se transformó en epicentro de una conversación inédita entre ciencia, clínica y sociedad civil.
El programa combinó sesiones empíricas, neurocientíficas y de reflexión deontológica. Antón Gómez-Escolar inauguró las jornadas con un recorrido visual por la historia del renacimiento psicodélico, desde los rituales ancestrales hasta los ensayos clínicos contemporáneos. Genís Oña, de la Universitat Rovira i Virgili, repasó las raíces de la investigación psicodélica en España —desde los pioneros hasta las nuevas generaciones de investigadores— y presentó los hallazgos más recientes en la materia.
José Carlos Bouso, director científico de ICEERS, ofreció una panorámica de quince años de estudios sobre plantas psicoactivas, desde ensayos con ayahuasca hasta proyectos de salud pública y justicia restaurativa. Asimismo, se presentaron resultados clínicos con psilocibina y DMT en el tratamiento de la depresión resistente, además del primer ensayo clínico con ibogaína en España. Investigadores como David Erritzøe (Imperial College London) y Tomáš Páleníček (Instituto Nacional de Salud Mental de la República Checa) aportaron datos sobre neuroimagen, conectividad cerebral y plasticidad sináptica que confirman el potencial terapéutico de los psicodélicos.
Desde el ámbito nacional, Tre Borràs, Rosa María Dueñas o Irene de Caso compartieron experiencias pioneras sobre salud mental y farmacología clínica, mientras Marc Aixalà situó el foco en un aspecto fundamental: la integración terapéutica como fase central del proceso, donde la ciencia se encuentra con la humanidad.
En la vertiente más experiencial y humana, la psicóloga Débora González presentó su trabajo sobre psicoterapia asistida con ayahuasca en el abordaje del duelo, defendiendo la integración emocional y la reconstrucción del sentido como ejes del proceso terapéutico. Por su parte, Inés Erkizia, farmacóloga de la Universidad del País Vasco, abordó los avances preclínicos con psilocibina y sus mecanismos neurobiológicos, mostrando cómo los efectos sobre la plasticidad sináptica y la red por defecto podrían explicar su impacto antidepresivo.
Además, el congreso contó con la presencia de otros destacados investigadores como Liliana Galindo (Cambridge Psychedelic Research Group); Magí Farré, experto en farmacología clínica de la MDMA; Chris Timmermann (University College London); Jerónimo Mazarrasa; Óscar Soto Angona; Sorcha O’Connor; y los testimonios de pacientes que compartieron sus experiencias personales. Con este elenco internacional y heterogéneo, el congreso consolidó su carácter interdisciplinar y su vocación de abrir nuevas rutas en salud mental, neurociencia y cultura.
Las discusiones no eludieron los dilemas. Se habló de la tensión entre evidencia y regulación, de los costes de acceso, de la necesidad de formar profesionales capacitados y de la urgencia de establecer protocolos éticos. En la mesa «Horizontes y fronteras terapéuticas», varios ponentes insistieron en que la eficacia no puede desligarse del acompañamiento, y que la terapia asistida con psicodélicos exige un marco de cuidado, presencia y responsabilidad.
Durante tres días, el viejo salón del Colegio de Médicos se convirtió en un lugar de escucha: allí donde antes se imponía el silencio del tabú, resonaron voces clínicas, vivenciales y científicas que reclamaron un futuro donde la innovación terapéutica camine de la mano del acompañamiento, la ética y la humanidad.
Del laboratorio a la playa
Una semana después, del 10 al 12 de octubre, el foco se desplazó al Mediterráneo. En el Rincón de la Victoria, la asociación Universo Ulises celebró Nexus 2025, un encuentro que trasladó el debate de la consulta médica al territorio de la creación, el cuerpo y la experiencia colectiva. Frente al rumor del mar, la cita reunió a artistas, pensadores y terapeutas en un formato que osciló entre congreso y celebración.
En los días previos, la librería Proteo, en Málaga, acogió dos presentaciones como prólogo al encuentro. José Carlos Bouso presentó Medicina psiquedélica (Kairós, 2025), y Juan Carlos Usó expuso Historia del ocio nocturno en España (El Desvelo, 2025), dos obras que anticiparon el tono plural y expansivo que marcaría el espíritu de Nexus 2025.
El periodista Héctor Márquez inauguró las jornadas en el restaurante Liceo Playa, con Miguel Castejón como maestro de ceremonias. Le siguió la presentación de la revista Ulises, a cargo de Jonás Sánchez y Jesús García. Posteriormente, la intervención de Juan Carlos Usó trazó una cartografía lúcida de la psicodelia andaluza, con Torremolinos como eje de la noche durante el franquismo, donde turismo, música y disidencia tejieron una cultura de libertad soterrada bajo la moral de la dictadura.
El poeta Antonio Orihuela cerró la primera jornada con una lectura que entrelazó mística, denuncia y humor. En las mesas del sábado, creadoras como Elif y Celia Emily Casey abordaron el arte como un espacio de búsqueda, un intento de devolverle densidad espiritual al acto creativo.
En «De Torremolinos a Burning Man», Antonio Orihuela, Juan Ramón Cuadros y Luis Otero enlazaron la memoria psicodélica andaluza con los movimientos globales. La mesa «Curar juntos» reunió a Aura Roig, Tre Borràs y Missa Mejías, que compartieron experiencias concretas de acompañamiento y redes de cuidado. Luego, «Códigos expansivos: psicotecnologías del siglo XXI» presentó las visiones de Israel Sales, Igor Domsac, Juan de la Vida y Ana Elda Maqueda.
Uno de los momentos más destacados fue la intervención de José Carlos Bouso, con la mesa «MDMA para la paz en tiempos oscuros», que conectó la investigación clínica con la necesidad ética de transformar las relaciones humanas a través de la empatía.
El encuentro culminó el domingo con ecstatic dance frente al mar, narraciones orales y actuaciones musicales de …and the Martianits!, Francisco Villalobos Santos, La Puerta Giratoria, DJ Kara Kan y AndThe. Mientras tanto, Marina Ruty pintaba en directo una obra de visión onírica, y los asistentes ilustraban un mandala colectivo. La clausura, a cargo de DJ Pirriqui, cerró la noche con clásicos del punk, sellando una experiencia de comunión y celebración.
Y no podemos dejar de mencionar a Xavier Vidal, el alma discreta detrás de Ulises, motor invisible de estos encuentros. ¡Gracias, Xavi!
Una nueva geografía para el conocimiento
Con ese doble telón de fondo —el rigor clínico de Madrid y la poética experimental de Málaga—, Fuertedélica llega ahora a Corralejo (Fuerteventura) con una tesis clara: integrar ciencia, arte y comunidad en un formato que replica la propia lógica de la experiencia psicodélica —preparación, iniciación e integración—, reduciendo ponencias para ganar conversación y dando espacio a jóvenes investigadores.
Entre los ponentes destacan Joan Obiols, Mendel Kaelen (Wavepaths) y Ronin Wesna, representante del pueblo shipibo. La combinación de enfoques clínico, tecnológico y ancestral refuerza la idea de que la experiencia psicodélica se teje entre disciplinas, culturas y cosmovisiones diversas.
El programa adopta un formato híbrido que amplía la experiencia más allá del auditorio, con talleres, actividades vivenciales y un espacio de pósteres científicos. En este diseño, la estructura misma del encuentro reproduce su mensaje: el conocimiento no se acumula, se encarna, se vive y se comparte.
España entra así en una fase donde rigor metodológico y cuidado humano caminan de la mano. Lo que se decide ahora no es únicamente el destino clínico de unas moléculas, sino el relato compartido de una cultura emergente.
Fuertedélica no llega para clausurar el debate, sino para abrirlo a más voces. Y quizás ésa sea la mejor noticia: que la ciencia y la poesía, por una vez, se han sentado a conversar en la misma mesa.
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.




















