La lucha contra la covid-19 ha tenido, y sigue teniendo, su principal frente de batalla en los hospitales, donde el personal sanitario se ha debido fajar hasta la extenuación para librar una batalla, muchas veces desigual, contra el virus que ha puesto al mundo entero contra las cuerdas.

Y esa lucha titánica ha tenido sus consecuencias en la salud de los profesionales. Según una encuesta del Sindicato de Enfermería SATSE, enfermeras y enfermeros han sufrido “un notable empeoramiento” de su salud a nivel físico y psicológico, a consecuencia de la sobrecarga de trabajo y la tensión emocional que han sufrido durante la pandemia.

En ese frente es donde ha puesto el foco un equipo de investigadores de la Universidad de Sao Paulo (Brasil), dirigido por el profesor de Psiquiatría Jose Alexandre S. Crippa, que ha hecho un ensayo clínico para determinar la eficacia del tratamiento con CBD, un componente del cannabis con propiedades ansiolíticas y antiinflamatorias, en la reducción del agotamiento emocional del personal que ha estado trabajando en la primera línea de batalla contra la covid. El estudio se llevó a cabo entre junio y noviembre de 2020 con 120 profesionales de la salud (enfermería, medicina y fisioterapia) del Hospital Universitario de la Facultad de Medicina de Ribeirao Preto de la capital paulista y sus resultados fueron publicados el pasado agosto.

En la introducción del estudio, los autores explican que varias encuestas han informado del aumento de casos relacionados con la pandemia, especialmente entre el personal sanitario “de primera línea”, de angustia emocional, depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático o insomnio. Según los investigadores, los tratamientos farmacológicos habituales para estas afecciones (medicamentos antidepresivos, ansiolí-ticos e hipnóticos), requieren a menudo varias semanas para ser efectivos y pueden producir, además, efectos adversos sustanciales. Por ello, consideran necesario otros medicamentos que sean “más seguros y eficaces” para tratar el agotamiento emocional, especialmente durante la actual pandemia.

Para llevar a cabo el ensayo, de carácter aleatorio, se eligieron al azar a 120 profesionales sanitarios de un total de 214 solicitantes y 61 recibieron durante 28 días 300 miligramos diarios de CBD por vía oral más medicación estándar, mientras los otros 59, el llamado grupo de control, sólo tuvo medicación estándar, sin que los investigadores, ciegos, supiesen qué había tomado cada uno. Todos los participantes, el 67% mujeres y con una edad media de casi 34 años, fueron evaluados de forma remota (por teléfono o a través de ordenador) usando escalas de autoevaluación semanales con un tiempo estimado de diez minutos por sesión.

El estudio reveló, según sus autores, que la eficacia y seguridad del tratamiento diario con CBD combinado con la atención estándar “fue superior a la atención estándar sola para reducir los síntomas de agotamiento emocional, ansiedad y depresión entre los profesionales de la salud de primera línea que trabajan con pacientes con Covid-19”. Además, precisan los investigadores, el grupo al que se le administró cannabidiol disminuyó el número de diagnósticos de síndrome de agotamiento y redujo significativamente el número de participantes con puntuaciones indicativas de ansiedad y depresión a las cuatro semanas del inicio del tratamiento.

“Los hallazgos del estudio sugieren que el CBD puede actuar como un agente eficaz para la reducción del agotamiento emocional y los síntomas de agotamiento entre los profesionales de la salud de primera línea, aunque es necesario equilibrar los beneficios con los posibles efectos no deseados al tomar decisiones sobre el uso del CBD”, concluyen los investigadores de la Universidad brasileña.

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Sin embargo, en la publicación de los resultados del estudio se advierte de que cinco participantes que recibieron CBD junto a una atención estándar “experimentaron eventos adversos graves”, cuatro casos de enzimas hepáticas elevadas y uno de farmacodermia, aunque todos tuvieron una recuperación completa después de la interrupción del tratamiento. Los propios investigadores señalan que el ensayo tiene limitaciones, entre ellas la falta de un estudio de diseño doble ciego controlado con placebo o un periodo de seguimiento corto. “Por lo tanto –advierten-, se debe tener cuidado al generalizar estos hallazgos a participantes de otras regiones o en diferentes contextos”.

Preguntados por los resultados de este estudio, las organizaciones de profesionales sanitarios de España, sin entrar a valorar la mayor o menor validez de la investigación, consideran que la solución al agotamiento emocional que padece el personal de la salud a causa de la pandemia no pasa por administrar un tratamiento farmacológico u otro, sino por solventar las causas de ese enorme estrés.

Notable aumento del índice de agotamiento en la enfermería

El mayor sindicato de enfermería en nuestro país, el SATSE, hizo una encuesta el pasado mes de febrero con 11.645 profesionales de toda España, que reveló de forma muy clara el alto índice de agotamiento que la pandemia ha originado en los centros sanitarios, especialmente en los hospitales.

Según el sondeo, la sensación de estar quemado con el trabajo ha aumentado 13 puntos desde la irrupción de la covid-19 y llega ya al 69% de las enfermeras y enfermeros, mientras que el agotamiento emocional ha subido del 75 al 88%. Las consecuencias son episodios de nerviosismo, ansiedad o angustia, que el 92% tenga alteraciones del sueño y el 83% del apetito.

María José García, portavoz de SATSE, recalca, no obstante, que el agotamiento del personal sanitario no empieza con la pandemia, sino que ésta ha multiplicado lo que había empezado con los recortes de la sanidad pública que se produjeron en la anterior crisis económica. La falta de profesionales de enfermería, las ratios disparadas de pacientes que atienden y el malestar de los usuarios, que se traduce en algunos casos en agresiones a trabajadores, son, a su entender, los ingredientes principales de un agotamiento que se ha incrementado notablemente con la tremenda presión asistencial que ha supuesto la covid-19.

“No va a ayudar a mejorar el estrés que una enfermera tenga que atender a 20-25 pacientes por turno en un hospital, cuando según estudios científicos la media recomendable para garantizar la salud del paciente está entre 6 y 8. Y en Atención Primaria, lo recomendable son 1.000 cartillas por enfermera, y la media está ahora entre 1.800 y 2.000”, señala María José García.

A todas esas cifras se ha sumado la tremenda carga que ha supuesto la lucha contra la pandemia, las muertes de pacientes, el riesgo de contagio, la falta de medios de protección, la suspensión de vacaciones… “Lo que se ha vivido en la pandemia ha sido dramático. Se morían varios pacientes por turno y eso no hay sistema emocional que lo resista. Y aunque intentas sobrellevarlo, termina afectándote, porque además de no poder atender a los pacientes como necesitan, con los medios necesarios, los ves morir. Eso ha generado un enorme estrés”, clama la portavoz de SATSE.

Pero la organización sindical de enfermería no cree que la solución a estos males sea administrar medicamentos o tratamientos para aliviar el agotamiento de sus trabajadores, sino abordar desde la base los problemas que generan ese malestar psicológico y físico. “Ahora queremos algo más que aplausos, queremos medidas reales y que la sociedad nos apoye en nuestras reivindicaciones”, recalca María José García.

Y como primera medida, este sindicato exige que se generalice la atención psicológica al personal de enfermería que lo requiera, un servicio que ahora sólo se presta en algunos territorios. “El personal sanitario necesita un apoyo profesional especializado”, recalca García.

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“Para el agotamiento, lo mejor es el descanso”

La Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, una organización integrada por psicólogos, médicos, pedagogos y otros especialistas, tampoco ve la solución al agotamiento emocional del personal sanitario en un tratamiento de tipo farmacológico, sin entrar a valorar la idoneidad o no del uso del cannabidiol en este caso. “Lo mejor para el agotamiento siempre es el descanso”, subraya Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad.

A juicio de este experto, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense, lo que hay que hacer para solucionar este grave problema es dotar con personal suficiente a los centros sanitarios. “Los gobiernos –señala- deben tomar conciencia de que los sistemas sanitarios públicos eran ya deficitarios antes de la pandemia y que ahora con la pandemia lo son aún más. Los llevamos exprimiendo al máximo durante años y ya no dan más de sí”.

La situación de la atención primaria es, según Antonio Cano, especialmente dolorosa, lo que está llevando a muchos médicos a dejar la profesión o a irse a otros campos de la sanidad, porque ya no aguantan la falta de recursos, de reconocimiento a su labor, de remuneración ni el maltrato que están recibiendo. “Y eso no se va a poder suplir en años, porque se tarda mucho en formar a un médico”, advierte.

Ese desmoronamiento de la atención primaria y la enorme carga asistencial y emocional que ha soportado el personal sanitario en las UCI, en los hospitales, no se puede arreglar con un simple tratamiento, con un medicamento, recalca el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés. “Ahora les vamos a dar una sustancia para paliar su malestar, su agotamiento?”, se pregunta. “Como si le dan cafeína”, responde.

El Pleno del Congreso de los Diputados aprobó el pasado mes de junio crear una subcomisión para el estudio de las experiencias de regulación del cannabis medicinal que se han llevado a cabo en otros países, a fin de valorar la idoneidad de su legalización en España. La propuesta cuenta con el aval del 90% de la población que, según el Barómetro del CIS de abril, apoya la regulación del cannabis con fines terapéuticos.

La subcomisión, integrada en la Comisión de Sanidad del Congreso, deberá constituirse próximamente y escuchar a expertos y representantes de programas de regulación del cannabis medicinal que han puesto en marcha otros países, para, en el plazo máximo de seis meses, emitir un informe con una perspectiva de comparativa internacional sobre “la evidencia científica existente, debilidades, amenazas, fortalezas, oportunidades y resultados de las experiencias analizadas”. Ese informe tendrá que ser luego remitido al Gobierno para que sea utilizado en la regulación del uso médico de la marihuana en el Estado español.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.