Profundizando en la decisión del Congreso colombiano y sus repercusiones en la política de drogas y la sociedad
En una reciente y crucial sesión plenaria, el Senado de Colombia tomó una decisión significativa al rechazar el proyecto de ley para legalizar el cannabis de uso recreativo. La propuesta, presentada por la senadora oficialista María José Pizarro y el representante liberal Juan Carlos Losada, enfrentó una fuerte oposición, resultando en 46 votos a favor de archivarla y 40 en contra. Este resultado destaca las divisiones profundas en el Congreso colombiano y pone de relieve la complejidad del debate sobre la política de drogas en el país.
La iniciativa propuesta buscaba introducir un cambio radical en la política de drogas de Colombia, pasando de una postura históricamente prohibicionista a una de regulación y control del cannabis recreativo. Los proponentes argumentaron que la legalización podría ser una estrategia eficaz para combatir el narcotráfico y reducir los daños asociados al consumo problemático. Además, destacaron la importancia de una regulación adecuada para proteger a los jóvenes y prevenir el acceso ilegal.
Por otro lado, los opositores del proyecto se apoyaron en la política prohibicionista que ha caracterizado a Colombia durante décadas. Esta postura se reforzó significativamente durante el mandato del expresidente Álvaro Uribe, quien incluyó una prohibición explícita del cannabis recreativo en la Constitución. La derogación de este decreto por el actual presidente Gustavo Petro, que desautorizaba la incautación de drogas en espacios públicos, añadió más controversia al debate, evidenciando la división de opiniones respecto al manejo de las políticas de drogas en el país.
La decisión del Senado ha generado una serie de reacciones de diferentes sectores políticos y sociales. Mientras figuras como Clara López y Ariel Ávila expresaron su descontento, argumentando que la legalización debilitaría a las mafias y al crimen organizado, el expresidente Duque celebró la decisión, enfatizando la protección a las familias colombianas. Gustavo Bolívar, por su parte, criticó la decisión como un retroceso, señalando la oportunidad perdida de avanzar en el desarrollo económico y social que podría aportar la legalización.
Este episodio resalta la complejidad y la polarización del debate sobre el cannabis recreativo en Colombia. A pesar de permitir el uso medicinal del cannabis y la posesión de pequeñas cantidades para consumo personal, el país sigue manteniendo una postura rigurosa contra su legalización completa. La reciente votación no solo refleja la postura actual del Congreso sobre este tema, sino que también pone de manifiesto las diferentes visiones sobre cómo abordar el consumo de drogas, el narcotráfico y la seguridad pública en Colombia.
En conclusión, la decisión del Senado colombiano de no avanzar en la legalización del cannabis recreativo es un claro indicador de las tensiones existentes en el país en torno a la política de drogas. Mientras algunos ven en la legalización una oportunidad para reformar y mejorar el enfoque actual, otros continúan defendiendo la necesidad de mantener las políticas restrictivas actuales. Este debate no solo es relevante para Colombia, sino que también resuena en la discusión global sobre la mejor manera de abordar el uso de drogas recreativas y sus implicancias sociales y económicas.
Amante del cannabis y especializado en el mundo de las sustancias psicoactivas. Escritor y psiconauta.
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Swami Cannahttps://www.cannabismagazine.net/author/psiconauticaorg/
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