La mayoría de los cultivadores de cannabis de todo el mundo empiezan sus cosechas con semillas. Las plantas madres y los esquejes se están haciendo cada vez más famosas, pero la realidad de los hechos es que aparte de Holanda y Norteamérica, es inusual que se generen cosechas de esquejes.

Observando las ventas de semillas a escala mundial, es evidente que durante los últimos 10 años las semillas feminizadas han ido aumentado, despacio pero firmemente, un gran porcentaje del mercado de semillas cannábicas. En algunos países europeos representa, hoy en día, más del 90% de las ventas, tanto en growshops como en Internet. En el continente americano las semillas feminizadas son de cualquier modo menos famosas que en Europa, pero esta tendencia está cambiando rápidamente, con aumentos bruscos en ventas de semillas feminizadas en todo Canadá. Leyendo en varios foros de Internet americanos y europeos te das cuenta fácilmente que hay muchos puntos de vista diferentes en relación al título, los mismos tipos de categorización que uno puede hacer entre sustrato e hidroponía, orgánico y sintético, sativa e índica, ahora se pueden hacer entre semillas feminizadas y regulares.

Pero el hecho es que las semillas feminizadas no las han creado los productores sino que las han creado los cultivadores. Desde los pequeños cultivadores dedicados a la producción para auto-consumo hasta los cultivadores a gran escala. En mi opinión, las semillas feminizadas son una muy buena herramienta para producir cannabis de una manera efectiva y eficiente. Es un concepto muy sencillo, básico, pero que genera un buen puñado de diferencias. Tanto para cultivo en interior como en exterior, las semillas feminizadas garantizan que el espacio utilizado sea lo más productivo posible, no se derrocha espacio hasta que se eliminan.

Es más, las semillas feminizadas permiten a los cultivadores de guerrilla más seguridad, reduciendo el número de visitas necesarias al campo de cultivo.

Existen muchos mitos alrededor de las semillas feminizadas, la mayoría son falsos. En los últimos 5 años la mayoría de las preguntas se han respondido, ya que más y más cultivadores, en muchas circunstancias, han usado semillas feminizadas. Ahora, está claro que las semillas feminizadas son tan buenas como las regulares para hacer plantas madres. También está claro que las semillas feminizadas presentan mayor uniformidad de producto a gran escala.

Machos
Plantas macho

Hay diferentes técnicas que se usan para crear semillas feminizadas, desde hormonas a STS, y cada compañía productora de semillas tiene su receta secreta. Algunas son más fiables que otras y la calidad de las semillas feminizadas se puede juzgar por el número de hermafroditas que aparecen. Algunas variedades son más propensas que otras a ser hermafroditas, pero unas semillas feminizadas de buena calidad están cercanas a ser 100% libres de hermafroditas. Sólo grandes factores de estrés (programa de iluminación completamente irregular, ausencia de periodos de oscuridad, intoxicación por exceso de nutrientes) pueden producir hermafroditas incluso en semillas feminizadas de buena calidad.

En definitiva, el factor más importante a la hora de seleccionar semillas feminizadas es su fuente y la profesionalidad de su productor.

En mi opinión, las semillas feminizadas son el futuro de la producción de cannabis en todo el mundo.

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