Aunque estemos hartos de leer y escuchar que la última gran revolución social vinculada con el uso de las drogas tuvo lugar en los años 60, lo cierto es que esta revolución barrió la (desde nuestra perspectiva) parte noroccidental del globo de oeste a este comenzando por los EE.UU. y tuvo un final que aún coletea por los países ex-satélites soviéticos. Esta ola alcanzó a España algo tarde, más bien a finales de los setenta, aunque sus primeros aleteos se dejaron sentir unos años antes gracias a las influencias de los países anglófilos circundantes, siendo en este caso el vecino más influyente Portugal.

25 Abril 1983 Porto La conocida como Revolución de los Claveles que tuvo su apogeo el 25 de abril de 1974, liberó a un país sediento de libertad de una tiranía pseudo fascistoide muy parecida al franquismo, el Salazarismo, cuatro años antes de que España fuera declarada una “democracia”. La circunstancia de Portugal hizo que, durante casi todo el siglo XX, sus costas fueran llamadas “el puerto inglés del sur” y la buena relación anglo-lusa no sólo se notaba en las enormes cantidades de pasteles, cigarros, dulces y salados de todo tipo, anglicismos en el hablar, y un largo etcétera que llenaban las repisas de nuestros vecinos peninsulares, sino en su cultura, sus libros, películas, etc.

Además, Portugal era un muy pequeño país con una relación costa-tierra interior desproporcionada. Si, a día de hoy sólo podemos suponer la cantidad de sustancias ilegales que entran por las costas gallegas, no tenemos más que imaginarnos las línea de costa portuguesa en esa época en la que la vigilancia era mucho menor, como un enorme caladero del tamaño de un país.

Otro factor a tener en cuenta es el enorme intercambio cultural que siempre ha habido entre los dos países ibéricos, si no por otra razón, por su cercanía. En concreto, existe una enorme tradición de intercambio cultural en las tierras de la frontera, no siendo extraño encontrar muchas familias mixtas, y grupos de personas que se desplazan de un país a otro a lo largo de sus vidas…

Tenemos la suerte de contar con un testimonio privilegiado; hoy voy a entrevistar a un grupo de personas, algunos portugueses de nacimiento, otros de adopción y otros españoles. Todos ellos rondan los 55 años, y todos ellos formaban parte de una pandilla muy bien avenida que tuvo la suerte de vivir en primera persona y en la mejor edad para ello esa época de cambio, apertura y desparrame.

Los españoles de este grupo importaron todo esto a nuestro país y vivieron en sus carnes esa “doble moralidad” que en esta época era tan común: después de pasar 4 meses en Portugal haciendo cosas “socialmente aceptadas” allí, por ejemplo, tenían que volver a España y se encontraban con la cerrazón esperándoles. Pero, por su parte los portugueses se sintieron líderes en aquél momento y su visión de las cosas es mucho más literaria, podríamos decir más beatnick.

Los participantes en esta entrevista son Consuelo, Teresa, Pedro y Joe. Los cuatro representan a un grupo mayor de amigos, en total podían ser unos 12 o 13, dependiendo del momento.

Pedro y Teresa son los portugueses de pura cepa que participan en la entrevista, aunque en el grupo real había más portugueses que españoles. Teresa es una mujer bastante alocada y que conserva un aspecto juvenil, morena y menuda, parece que era la “guapa” del grupo, conserva una carcajada muy especial y sigue pareciendo una niña, aunque acaba de celebrar su 60 cumpleaños. Pedro, el portugués, era ya un joven muy acomodado (de hecho todos lo eran, como la mayor parte de los jóvenes que participaron en la movida “hippy” peninsular) y a día de hoy es un hombre que disfruta de la buena vida. Consuelo es una mujer segura, con una mirada brillante, parece la más responsable de los cuatro, y en la entrevista es la que lleva la voz cantante y parece recordar con cariño aquella época. Joe es el más joven de todos.

Podríamos decir que la vida de todos ha estado muy influenciada por su circunstancia juvenil, pero en el caso de Joe, esta influencia es más patente. Su juventud discurrió por la sierra de

Granada (de hecho, su experiencia en esta sierra daría para otra entrevista), y a día de hoy, disfruta de la vida entre jamones en un pueblecito de fumetas en la sierra de Jaén.

Todos ellos parecen encantados de poder revivir aquella época a través de esta entrevista y el ambiente, desde el principio, es bastante relajado y lleno de risas.

CannabisMagazine (CM): En primer lugar, muchas gracias a todos por haber accedido a esta entrevista, me gustaría que alguno de vosotros me contase alguna anécdota para abrir boca.

Consuelo: (risas generales) … Yo creo que en esa época estábamos empezando con los porros y tal, y a Pedro le dejaron para cuidar una casa que estaba toda hecha de madera, estilo noruego o algo así, muy bonita, y nos íbamos allí con Pedro a fumar petas. Y un día, porque Pedro había invitado a nuestros padres también (él se llevaba muy bien con los padres de todos, era el amigo de los padres, el chico serio y responsable, pero era todo mentira), estábamos tan tranquilos y de repente llaman a la puerta y son sus padres y los míos, que vienen todos juntos a ver la casa. Y claro, abrimos corriendo las ventanas y nos pusimos a airear la habitación, pero no nos dio tiempo y rápidamente estaban dentro. Fue mi madre la que entró primero y, según entró, dijo “¡Ay, qué casa más bonita!¡Y qué bien huele a maderita!”. ¡Y ya está! Nadie dijo nada más…

CM: O sea que ellos no estaban para nada familiarizados con aquellos olores.

Consuelo: No, para nada. A mí solamente una vez mi padre me dijo algo y fue cuando vio en mi mesa unos puritos que me había traído una amiga de México, y me dijo “Hija mía, ¿tú sabes lo que es eso?” Y yo le dije, “sí, unos puritos, nada más que unos puritos”, y él dijo, “Bueno, bueno, tú sabrás de estas cosas, ¿verdad?” y ya eso fue lo único que me dijo en toda la vida sobre eso.

Joe: Sin embargo, nosotros nos acercábamos peligrosamente a fumar delante de ellos. Yo me acuerdo de una fiesta, la boda de Teresa en su casa de Lisboa…

Teresa: Sí, sí, y me había regalado una pipa, y yo me puse a fumar ahí, en el medio de toda la gente (risas generales)…

Joe, Consuelo, Pedro y amigosJoe: Y estábamos todos fumando y la casa estaba totalmente abierta y llena de personas, y los mayores no se enteraban.

Todos: es que no había conciencia, ¡los mayores no se enteraban de lo que estábamos haciendo!

Joe: Hay también que señalar que, nuestros padres, con el tema del alcohol, eran mucho más permisivos. Yo recuerdo que mi padre, teniendo yo 11 o 12 años, no impedía que el padre de Teresa me hiciera beber vino a ver si me emborrachaba.

Pedro: ¡a mí también, desde pequeño!

CM: A mediados de los 70, ¿la vida de la juventud era diferente en Portugal y España? ¿En qué?

Joe: Bueno, Portugal es precoz en el sentido de que la apertura de Portugal se da por lo menos tres años antes. En el año 75, medio Lisboa andaba “colocao” por la calle.

Teresa: Claro, por la guerra colonial, que de allí traían todo el tema.

Consuelo: Y yo me acuerdo que los chicos sobre todo eran mucho más espabilados, tal vez porque tenían que ir a la guerra, había pocos que estudiasen y estaban dispuestos a disfrutar al máximo de cada minuto.

Nancy, Teresa y Pedro en el campo

Joe: Claro, cuando termina la guerra, coincidiendo con la Revolución de los Claveles, una guerra que había durado desde el año 61, permiten volver a los ciudadanos con nacionalidad portuguesa, lo que llamaron los “retornados”. Y volvieron trescientas o cuatrocientas mil personas. Y ellos se plantearon qué podían traer de valor y pensaron que lo que más podía valer en Europa era eso, el cannabis, e inundaron Portugal de marihuana.

Teresa: aunque trajeron otras cosas también, yo tuve una cosa, que venía de Mozambique, se le llamaba, no lo sé, era una hierba roja, y era fuerte, fuerte, fuerte.

Joe: Sí, le llamaban hierba tropical.

Consuelo: Sí, yo me acuerdo de mi pedo más fuerte, en mi casa, que de repente llegó Pedro con un paquete de papel de periódico y dentro había un montón de hierba, y nos pusimos a fumar y al rato salen nuestros padres y nos llaman dentro de casa, y yo no me podía mover, estaba pegada a la pared y tuve que entrar reptando, ¡y directa a la cama! Me agarré a los barrotes del cabecero, y bueno… ¡todavía tengo las visiones en la cabeza!

CM:¿ Cuál era la visión de las drogas que se tenía en Portugal y cuál era en España? ¿Había más drogas en un país que en otro? ¿Por qué? ¿Era fácil conseguirlas?

Consuelo: Cuando volvíamos a España y les contábamos a nuestros amigos de allí las experiencias que habíamos tenido en Portugal ellos flipaban. En aquella época sólo algunas, las más especiales de mis amigas de Madrid, fumaban, mi mejor amiga no fumaba para nada.

Teresa

Joe: En Badajoz no había hierba. En todo caso, a finales de los 70 había hachís, que venía de

Sevilla. Teníamos como una especie de gurú, que nos enseñaba a fumar, pero eso fue mucho más tarde…

Consuelo: Sí, yo en Madrid, tenía que tener una especie de doble rasero, porque la gente que fumaba estaba muy mal vista, pero a mí me entusiasmaba esa gente, y yo fumaba, pero tenía amigas que nunca lo habrían aceptado.

Joe: Pero en Portugal también existía ese cisma. El problema que sigue habiendo hoy, del desconocimiento y el miedo que viene de ahí, seguía existiendo entonces y era incluso peor.

Los padres no distinguían la maria de la heroína. Yo nunca he probado la heroína, por ejemplo, y no creo que haya sido o sea adicto al cannabis y lo que sí tengo claro es que una cosa no lleva a la otra.

CM: ¿Creéis que vuestra relación con el cannabis en Portugal os ayudó a ser punteros en España?

Consuelo: Sí.

Joe: Sí, claro. Cuando llegó a España nosotros estábamos más que preparados. No nos extrañó nada de lo que hubo, nos pareció muy blandito todo.

CM: ¿Con que frecuencia consumíais cannabis? ¿Diríais que erais muy fumetas? ¿Usabais el cannabis con algún fin social?

Joe: Depende mucho, sin duda era un tema económico. Lo que sí está claro es que en las fiestas siempre había.

Conso en badajoz

Consuelo: Sí, era un tema más de fin de semana.

CM: ¿Consumíais algunas otras drogas?

Consuelo: Bueno, las veíamos pasar, entonces y más tarde también, en España, yo he visto de todo.

Joe: Yo también, y no me ha interesado, aunque yo ya tengo otra historia diferente que es en Madrid en los 80 y en Granada…

CM: ¿Creéis que el que vuestra juventud haya coincidido con este momento social tan específico en la historia de Portugal, y por consiguiente de España, os ha beneficiado/perjudicado en algún aspecto?

Consuelo: Yo a mí creo que me ha beneficiado. Mucho. He procurado disfrutar la época que me ha tocado vivir. Esto nos ayudó a soltarnos bastante.

Joe: Éramos muy rebeldes y esto nos ayudó a demostrar que podíamos ser diferentes a las generaciones anteriores, hacer otras cosas.

CM: ¿Creéis que el “despertar” en el uso del cannabis está relacionado con en “despertar” sexual? ¿El cannabis y la sexualidad han estado vinculados en vuestras vidas?

Consuelo: No, empezamos a consumir antes de empezar con la vida sexual.

Nancy y Nona

Teresa: Bueno, en todo caso ayudaba, obviamente el cannabis ayudaba en las relaciones. Era como el vino, yo siempre digo que el vino alimenta la imaginación, pues lo mismo.

Consuelo: Bueno sí, a mí me sorprendió en Badajoz, porque la gente lo usaba mucho para socializar, y aquí no, no era ex profeso para eso.

Joe: Sí, yo creo que sí se usaba para eso, pero el cannabis no era el detonante, aunque claro que lo aprovechábamos, porque sabíamos que con cannabis se iba a estar mejor, te iba a ayudar a sentir más.

CM: ¿Habéis compartido estas experiencias con vuestros hijos? ¿Creéis que su juventud y la vuestra han sido similares en lo que respecta al uso del cannabis y el intercambio cultural?

Teresa: Mi hijo sí que la ha probado, pero creo que no ha pasado de eso.

Joe: Hay una diferencia clara y absoluta: yo estoy en perfectas condiciones para mantener a mis hijos informados, y les voy a informar quieran o no quieran. Ellos pueden hacer oídos sordos, pero no lo van a hacer.

CM: ¿Cual es vuestra opinión sobre el cannabis?

Teresa: está muy bien. Si lo encuentro, sigo fumando. Me quedo muy contenta y ya está.

Joe: Es estupendo. Yo he comprobado una y mil veces que después de una temporadilla fumando, lo dejo y tan contento, sin problemas.

Pedro: Es como el tabaco.

Teresa: Yo prefiero el cannabis al tabaco. En mi casa no se puede fumar tabaco y sí marihuana.

Joe (de espaldas), Pedro, Teresa, amigo y Nancy

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.