Vaporizar cannabis con fines medicinales
Este mes nos centraremos en el uso de vaporizadores. ¿Por qué vaporizar cannabis con fines medicinales es el mejor modo de paliar tus dolencias?
En un principio, la vaporización se inventó especialmente para este fin. De hecho, en el Antiguo Egipto se tiraban semillas de cannabis sobre piedras calientes para paliar así ciertas enfermedades de la época.
Cannabis como medicina
El cannabis, al igual que ocurre con otras plantas ancestrales, ha sido utilizado desde los orígenes de la civilización con diferentes fines medicinales. Sin embargo, a lo largo de la historia ha pasado por diferentes estados, desde ser una planta tremendamente medicinal y usada de forma generalizada a estar perseguida por la mayoría de gobiernos, afirmando que dista mucho de ser medicinal y calificándola de droga peligrosa.
En la actualidad, estamos a caballo entre las dos vertientes: es considerada una planta medicinal con muchas posibilidades terapéuticas por unos, y una droga perjudicial por otros.
Dicha disparidad de opiniones viene provocada, entre otras cosas, por la gran diversidad de cannabinoides que tiene el cannabis. Incluso en el caso de plantas provenientes de semillas hermanas, y cultivadas en un mismo entorno, cada ejemplar puede mostrar unos u otros cannabinoides. Además, estos cannabinoides pueden encontrarse en mayor o menor porcentaje dependiendo de la planta. Por todo esto, es muy difícil obtener un extracto a partir de cannabis en el que todos los lotes tengan exactamente la misma cantidad de componentes como el THC o el CBD. Y si estos cannabinoides no son administrados de una forma correcta, pueden provocar que los enfermos pasen de un estado de bienestar a un empeoramiento clínico.
Como ejemplo podemos poner a un enfermo mental con esquizofrenia, el cual está siendo tratado con cannabis rico en CBD con notoria mejoría, y que empeora cuando la cepa utilizada como tratamiento paliativo es rica en THC.
Vaporizar cannabis con fines medicinales, la mejor forma de paliar tus dolencias
Pese a las múltiples posibilidades que existen para administrar cannabis a usuarios medicinales, la más sana y precisa es la vaporización. Esto se debe a que en el caso de la combustión se liberan –además de menos cannabinoides– varios componentes insalubres como pueden ser el benceno y el tolueno.
Otra de las formas más utilizadas para la administración del cannabis es mediante ingesta. Aunque, en mi opinión, esto puede ser peligroso al comienzo del tratamiento ya que en el caso de la ingesta, el cannabis tardará al menos 40 minutos en hacer efecto. Tiempo durante el cual algunos consumidores –al no notar nada de efecto– aumentan la dosis, corriendo el riesgo de ingerir demasiada cantidad y obteniendo malestar.
Centrándonos en la vaporización, ésta, además de ser totalmente saludable, ofrece otras ventajas como la rapidez en la que se produce el efecto del cannabis, pasando sólo unos segundos desde la inhalación hasta que sintamos el efecto deseado.
Otra de las ventajas de vaporizar cannabis con fines medicinales es la posibilidad de volatilizar unos u otros cannabinoides ajustando la temperatura del vaporizador. Consiguiendo, incluso, eliminar algunos cannabinoides –si se desea– mediante el ajuste de la temperatura. Con esto podremos eliminar parte del THC –u otros cannabinoides– de las plantas, potenciando el efecto de otros cannabinoides presentes.
Tantas son las virtudes de vaporizar cannabis con fines medicinales, frente a otras formas de administración, que ya son varios los países que incluyen vaporizadores en sus hospitales como parte de algunos tratamientos.
Modelos utilizados en hospitales
Pese a haber multitud de vaporizadores en el mercado, hay sólo tres modelos con certificación médica para uso en hospitales. Dicha certificación, además de ser una garantía de calidad, conlleva que estas unidades de vapor sólo puedan ser usadas por especialistas médicos. Por lo tanto, es imposible la adquisición de estos vaporizadores y su compra queda exclusivamente destinada a centros hospitalarios especialistas en dicha materia.
Medic, el vaporizador alemán en los hospitales de Canadá
Desde que Storz&Bickel comercializó su primer vaporizador hasta que consiguieron tener un vaporizador con certificación médica han pasado varios años de investigación. A diferencia de otros modelos comercializados, el Medic debía cumplir unos estándares de salubridad mayores a los necesarios para comercializar un vaporizador de uso común. Estas exigencias se fundamentaban, sobre todo, en los materiales utilizados –pasando de usar plásticos “normales” a plásticos de grado médico–. A esto hay que añadirle el minucioso estudio que recibieron las boquillas de este vaporizador, ya que al utilizar una bolsa podían entrar virus o bacterias que, gracias a la humedad y la temperatura, encontrarían un sitio idóneo donde propagarse, conllevando riesgos graves para la salud de los pacientes inmunodeprimidos. Por ello, la empresa alemana ha diseñado unas boquillas antirretorno que no dejan pasar nada al interior de la bolsa, limitando, además, su uso a una bolsa cada 24 horas.
Otra de las mejoras de este modelo exclusivamente médico –que más tarde se llevó al modelo comercial– ha sido la posibilidad de ajustar digitalmente la temperatura a vaporizar, ya que los médicos ponían como condición de dicha certificación que poseyera un termostato de extremada precisión, para que así pudiesen trabajar a varias temperaturas sin correr el riesgo de estar vaporizando cannabinoides no deseados o incluso llegar a la combustión si se vaporizase a altas temperaturas con un termostato poco preciso.
Syque, el revolucionario vaporizador israelí
Al contrario de lo que muchos creen, Israel es uno de los países que más investiga las propiedades del cannabis y sus propiedades terapéuticas aplicables en hospitales. Siendo tantos y tan buenos los estudios realizados en los hospitales israelís, era de esperar que desarrollasen una nueva forma de administración del cannabis. Esta nueva forma de administración se lleva a cabo con un inhalador, muy parecido a los vaporizadores estándar pero con algunas –y notables– diferencias. Este singular inhalador es conocido como Syque.
La principal diferencia de este vaporizador frente a los tradicionales es que usa una especie de microcápsula rellena con una mezcla de cannabis. Esta mezcla se realiza a partir de varias cepas y se personaliza para cada paciente. De hecho, se realiza un minucioso estudio previo para poder administrar los cannabinoides necesarios para paliar las dolencias de cada persona. Estas microcapsulas son de un uso y solamente las puede rellenar el laboratorio encargado para realizar esta labor, el mismo que realiza el estudio a los pacientes.
Otra de las diferencias de este inhalador respecto a los vaporizadores es la capacidad de dosificación. Posee una ruleta para ajustar cuántos miligramos de cannabinoides necesitamos inhalar, pudiendo ajustar nuestra dosis de 100 en 100 miligramos. De esta forma se pueden realizar ensayos de dosificación sin tener que elaborar una mezcla con más o menos cannabinoides.
También quiero destacar que estas unidades no disponen de termostato regulable visible, ya que poseen un termostato inteligente que es capaz de detectar la mezcla que contiene la monodosis y ajustarse a ella durante la vaporización.
Tampoco podemos olvidar la simplicidad de su uso, ya que bastará con introducir la monodosis y ajustar la ruleta en la postura correcta para nuestro tratamiento, sistema muy parecido al utilizado en los “bolis” de insulina.
En cuanto al diseño, se parece mucho al de la típica etiquetadora Dymo, consiguiendo darle un toque más hospitalario en su diseño.
Canna-cigs ricos CBD, presentes en hospitales de Inglaterra
Aunque aún están en sus primeras fases, Inglaterra ha hecho un estudio, por vez primera, con canna-cigs ricos en CBD, para de esta forma comprobar su efectividad a la hora de paliar ciertas dolencias. Este estudio está realizado por médicos en algunos hospitales ingleses.
Estos atomizadores son muy parecidos a los comercializados, aunque sufren varias modificaciones en sus materiales, evitando el uso de plásticos, que se sustituyen por cristal de borosilicato.
En cuanto a la composición del líquido que llevan, son varias las fórmulas utilizadas aunque todas tienen como denominador común la ausencia de THC.
Como dicho estudio se encuentra aún en sus primeras fases, no se han difundido más datos. En 2017 se publicarán los resultados.
Vaporizadores medicinales caseros
Una vez que conocemos los vaporizadores usados en los hospitales, y dado que en España aún no podemos acceder a ellos, os daré unas pautas obligatorias que debe cumplir un vaporizador casero para ser usado con fines medicinales:
- Salubridad de los materiales: este punto es, en mi opinión, el más importante, ya que debemos asegurarnos de la salubridad de los materiales. Para ello evitaremos el uso de plásticos y/o metales de dudosa procedencia. Los materiales más recomendados son el cristal y el titanio, aunque en la actualidad podemos encontrar siliconas de grado médico que también ofrecen una garantía de salubridad. A estos materiales hay que añadir aquellos que han pasado un rigoroso control de calidad, como ocurre con los materiales de los vaporizadores de alta gama.
- Temperatura regulable: que el vaporizador lleve un termostato regulable es imprescindible. Cada cannabinoide se vaporiza a una temperatura y no todos los pacientes podemos o debemos consumir todos los cannabinoides. El control de temperatura debe ser muy preciso y no provocar fluctuaciones para que, de esta forma, siempre volatilice los mismos cannabinoides. Esto lo podemos comprobar utilizando un termómetro laser, midiendo con él la precisión de calentamiento de nuestra unidad de vapor.
- Hidratar el vapor: en mi opinión, todo el vapor que vayamos a inhalar debe ser filtrado e hidratado por agua previamente. Con esto conseguiremos un vapor mucho más fresco y suave, provocando un agradable frescor en las vías respiratorias. Además, gracias a esto, potenciaremos el poder expectorante del cannabis. Esta cualidad es muy apreciada sobre todo por los consumidores medicinales con dificultades respiratorias, las cuales entorpecen la administración del cannabis por dichas vías. De esta forma se consigue una notable mejoría en la administración del cannabis.
Consejos para una vaporización medicinal correcta
Para terminar este artículo dedicado exclusivamente a la vaporización medicinal de cannabis os daremos tres consejos casi imprescindibles:
- Analizar previamente el cannabis que consumimos, ya sean flores o extracciones. Incluso si las plantas son cultivadas por nosotros, y a partir de una madre, pueden tener variaciones en el porcentaje de cannabinoides (aunque mantengan ratios) e incluso restos de algún componente insalubre proveniente de los fertilizantes, el sustrato o los insecticidas.
- Mantener una limpieza impoluta en nuestra máquina de vaporizar cannabis, ya que la suciedad es el cultivo perfecto para bacterias. Si tenemos la posibilidad, cambiaremos con regularidad las piezas por las que circula el vapor evitando así la posible corrosión provocada por la temperatura y por el flujo del vapor.
- La supervisión de un especialista en estos temas, junto con la propia experiencia –nadie se conoce mejor que uno mismo-, es fundamental, ya que nos surgirán muchas dudas cuando nos iniciemos en este singular tratamiento. Es una gran ventaja partir de cierta experiencia y así evitar efectos desagradables como puede ocurrir si usamos una dosificación muy elevada para nosotros.
¡Yo vaporizo!
Acerca del autor
Raro Genetics
Cultivando, extrayendo y vaporizando desde el siglo pasado. Cientos de artículos publicados en los medios más prestigiosos del sector cannábico en España. Juez en las copas más renombradas en Europa. Presidente asociación de CBD-rich. Fundador de Origami Extracts Tools. @raroweed