La Fiscalía había solicitado penas de prisión que sumaban 22 años de cárcel y multas por valor de casi dos millones y medio de euros, pero la Audiencia de Bizkaia les ha dejado en libertad
La Audiencia de Bizkaia ha absuelto a cinco miembros de la asociación de personas usuarias de cannabis Pannagh, para los que la fiscalía había solicitado penas de prisión que sumaban 22 años de cárcel y multas por valor de casi dos millones y medio de euros.
El tribunal ha argumentado en la sentencia, fechada el 27 de marzo, que no ha apreciado “vocación de tráfico ni una intención en los acusados de promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de drogas”, y, por lo tanto, ha estimado que no hubo delito en la actuación de los representantes de esa asociación.
La fiscalía acusaba a Martín Barriuso, presidente, a Igor Gaminde, tesorero, y a la secretaria de la asociación, de un “delito de tráfico de drogas con cantidad de notoria importancia”, para el que pedía penas de 4 años y medio de prisión, y otro de “integración en grupo criminal”, al que correspondería otro año y medio de condena. A los otros dos acusados, dos socios que trabajaban en la cosecha con contrato laboral, se les acusaba de tráfico de drogas.
Los miembros de la asociación de personas usuarias de cannabis Pannagh habían defendido en todo el proceso que plantaban la marihuana para consumo propio y que no tenían ánimo de lucro. Ahora, la sección sexta de la Audiencia vizcaína ha constatado que Pannagh se constituyó oficialmente y se inscribió en el registro como asociación sin ánimo de lucro en el año 2003 con la finalidad de estudiar el cáñamo y sus posibles aplicaciones y para promover el debate social sobre la ilegalidad de esa sustancia y evitar para sus usuarios el peligro para la salud derivado de la compra de marihuana en el mercado ilegal.
Acuerdo con la asociación de cáncer de mama
Según explicaron sus miembros en el juicio, esa agrupación está formada por más de 300 personas usuarias de cannabis y mayores de edad, que mantenían alquiladas varias fincas rurales para cultivar plantas de marihuana con las que abastecer a esos socios con hasta dos gramos diarios.
Los acusados indicaron también que algunos de los socios de Pannagh utilizaban el cannabis de forma terapéutica, fundamentalmente para paliar los efectos adversos de la quimioterapia que se usa para combatir el cáncer. De hecho, la asociación mantenía un acuerdo con la asociación de cáncer de mama.
La sentencia recoge que “la cantidad de sustancia estupefaciente intervenida procedía del cultivo compartido realizado conforme a las previsiones de consumo de los socios”, que estaban “debidamente identificados”. Así, no ha quedado acreditado que intentaran distribuir y vender la marihuana a personas ajenas a la asociación, ni que hubiera socios que emplearan esa sustancia para algo diferente que el consumo propio. Los socios de Pannagh que declararon como testigos corroboraron los testimonios de los acusados de que el cultivo de esa sustancia buscaba “conseguir marihuana buena y fiable para su consumo” y evitar la compra en el mercado ilegal.
Las pruebas incautadas en los registros de los locales de la asociación evidenciaron que mantenían un listado de socios y la contabilidad en regla, al tiempo que la documentación demostró que Pannagh “empleaba medidas de seguridad en el cultivo, recolección, selección y conservación de la sustancia estupefaciente con el fin de asegurar su destino al consumo propio de los socios”. En concreto, se calcula que las plantas eran suficientes para abastecer durante seis meses a unos 320 socios. Por ello, se absuelve a los acusados de los delitos señalados.
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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.