Cuesta alejar al cannabis de su uso más recreativo y medicinal, pero lo cierto es que las fibras de esta planta han estado ligadas a la navegación desde hace siglos, siendo un material habitual en la fabricación de cabos, velas, aparejo y de hasta los propios cascos. El cáñamo también se extendió a otros sectores como el automóvil, pero la irrupción del aluminio o la fibra de vidrio o de carbono dejó en desuso este material. Hasta ahora. Con compromisos medioambientales y económicos como los presentados por Naciones Unidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS), están surgiendo productos y tecnologías acordes a los nuevos tiempos, proyectos de toda índole que apuestan por materiales biodegradables. De esta manera el cáñamo reaparece en el sector náutico. Así al menos lo creen en el astillero Marservis, donde se va a construir un barco ecológico con cannabis.
Detrás de este proyecto no hay gigante de la industria, sino una pequeña empresa ubicada en la aldea croata de Katelir, que en 1995 abrió un negocio para dar servicio de electrónica y motores y acabó especializándose en el diseño y construcción de embarcaciones. En esa línea de desarrollo tecnológico, Marservis emprendió una búsqueda de procesos de producción de barcos sostenibles que funcionan con energías renovables.
La gran apuesta del astillero es un barco para pasajeros, en concreto un ecocatamarán de 16 metros de eslora por 6 de manga, con capacidad para 52 pasajeros y dos tripulantes, que será propulsado por motores eléctricos que emplean la energía obtenida de los paneles solares que cubren el techo y de un aerogenerador . Con una autonomía de 10 horas y una velocidad máxima de 14 nudos, esta embarcación ahorrará anualmente la emisión de 3,5 toneladas de dióxido de carbono, 4 de óxidos de nitrógeno y 150 kilos de partículas contaminantes. En el diseño ha colaborado la Facultad de Ingeniería Mecánica y Arquitectura Naval de Zagreb.
Gracias al uso de motores eléctricos, el barco apenas emitirá ruido hacia el fondo del agua, lo que le permitirá adentrarse en aguas protegidas, lo que encamina al producto al segmento del ecoturismo, navegando por parques naturales y otros lugares recónditos.
El astillero, que también trabaja en otros materiales como el lino o el yute, ha conseguido aunar todas las fases de fabricación desde un punto de vista ecológico. Ya el cultivo de cáñamo es una opción sostenible por su rápido crecimiento en áreas poco extensas. La producción del material es completamente natural, desde el proceso de siembra hasta el secado, y el tejido casi no requiere energía adicional, lo que significa que la energía utilizada para producir el material se reduce.
La construcción del barco se realizará bajo infusión al vacío, que evita la emisión de sustancias nocivas. Eso sí, una vez examinadas las proporciones, las resinas naturales formarán parte de un compuesto con fibras de carbono, producto poco ecofriendly, con el objetivo de ofrecer rigidez y rendimiento a la embarcación. Por último, una vez completada la vida útil del ecocatamarán, éste podrá ser eliminado de forma sostenible, cerrando así el círculo verde del proyecto.
Luciano Beg, propietario del astillero, está a la espera de recibir la ayuda concedida en concurso público por el Fondo Europeo de Inversiones, para iniciar la construcción del ecocatamarán. Calcula que la botadura se celebrará dentro de tres años. Mientras, seguirá adecuando sus biocompuestos para que materiales como el cáñamo vuelva a tener presencia en la industria náutica.
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.