¿Quién no ha tomado una aspirina? Para un dolor de cabeza, una gripe o un catarro común, alguna vez todos hemos tragado una pastilla o bebido una aspirina efervescente. Tan cotidiana y tan ubicua es esta sustancia que pocos conocen su nombre verdadero y casi nadie la considera una droga.

¿ASPIRINA MEJOR QUE SALICINA?

Como puede verse en el anuncio de Bayer que reproducimos en este artículo, la aspirina era publicitada con el subtítulo: “El sustituto para los Salicilatos, agradable al gusto, sin efectos secundarios desagradables”. Lo de agradable al gusto será cosa de opiniones aunque nuestras madres nos dieran siempre la aspirina machacada y mezclada con agua y azúcar. La verdad es que todos los alcaloides (sustancias nitrogenadas) son amargos, tanto la aspirina como la salicina, por eso la infusión de corteza de sauce se prepara con miel o azúcar. En cuanto a los efectos secundarios desagradables, pronto los pacientes más impacientes se empezaron a quejar de dolor de tripas.

LA ASPIRINA ES más TOXICA QUE LA HEROINA

La aspirina puede ser mortal para los adultos a partir de siete gramos (Escohotado 1992), es decir 14 aspirinas seguidas, ya que cada una contiene medio gramo de ácido acetilsalicílico. La distancia que hay entre dosis curativa y dosis mortal se llama margen de seguridad. Si este margen es estrecho se dice que la sustancia es muy tóxica. El margen de seguridad es en la aspirina de 1 a 20 mientras en la heroína pura se ensancha de 1 a 30. Para los que tengan la tentación de oponerse diciendo: “la heroína engancha, la aspirina no”, antes deberían documentarse. Hay casos registrados de habituación a la aspirina desde mediados del siglo XX, y conozco casos de personas que para aliviar sus males tragan todos los días varias aspirinas, sin que les sea posible abandonar su consumo. Ambas sustancias, aspirina y heroína, alivian dolores y sufrimientos crónicos, por lo que algunos enfermos ven imposible abandonar su consumo.

EFECTOS INDESEADOS DESAGRADABLES

Cada droga tiene su lado chungo y su lado placentero, es anticientífico y pueril pretender que la heroína es mala y la aspirina buena buenísima, tan buena que no es ni droga es una “medicina” que te la regalan en cualquier bar. Si es tan inofensiva como algunos creen, ¿por qué muchos consumidores se quejan de dolor de estómago? porque la aspirina hace sangrar al estómago, por eso está contraindicada en casos de úlcera. Según el prospecto de la aspirina, los efectos adversos frecuentes son: trastornos gastrointestinales como úlcera gástrica, úlcera duodenal, sangrado gastrointestinal, dolor abdominal, molestias gástricas, náuseas, vómitos y dificultad para respirar. Las molestias gástricas pueden llegar hasta el 10-30% de los pacientes con dosis > 3.6 g/día, y hasta del 90% en pacientes con úlcera péptica o hemorragia preexistente. La incidencia es menor si el fármaco se toma con alimentos, leche o fármacos antiulcerosos. La hemorragia gástrica es generalmente indolora, pudiendo derivar en anemia por pérdida de sangre oculta en las heces. Su gravedad está relacionada con la dosis del fármaco y el pH estomacal (hipocrates.com).

Por otra parte el uso de heroína pura, de calidad farmacéutica, no provocó -mientras fue legal, pura y “barata”- ningún problema de orden público, ni delincuencia ni problemas de salud; su mayor inconveniente es que causa un molesto estreñimiento (Escohotado 1992, Usó 1996, Ott 2000). Estudios clínicos demostraron que dos tercios de los voluntarios sanos drogados con heroína pura no sintieron ganas de repetir, mientras los aquejados de algún dolor o sufrimiento se agarraran a un clavo ardiendo, llámese aspirina, aspiriheroína o caer en los ardientes brazos de la vecina (una vecina curandera, por ejemplo).

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La medicina oficial niega desde 1932 (cuando retiraron la heroína de las farmacias españolas), cualquier utilidad terapéutica a la heroína (=diacetil-morfina) por ser “adictiva y tóxica”, mientras receta generosamente toneladas de codeína (=metil-morfina) para la tos. Los anuncios de la casa Bayer estaban en lo cierto al subtitular la heroína como, “el sedante para la tos”, bastan 5 milésimas de gramo para suprimir un ataque agudo de tos, mientras que usando metil-morfina (codeína) hay que tomar seis veces más: 30 mg. Por una cuestión de economía de esfuerzos y para no inundar el cuerpo con cantidades innecesarias de drogas, sería mejor usar la sustancia más eficaz a la menor dosis posible: heroína mejor que codeína, aspirina, paracetamol, cafiaspirina, o mezclas de algunas de ellas.

Siguiendo con la aspirina, además de hacer sangrar las paredes del estómago, lo más peligroso de esta droga es el Síndrome de Reye, una afección que suele aparecer en niños de entre 4 y 12 años de edad con resultados graves que pueden llegar al coma mortal, intolerancia, alergia o hipersensibilidad al ácido acetilsalicílico que ha provocado que ya no se administre aspirina a los menores de 16 años para maquillar los síntomas de la gripe. La aspirina puede ocasionar, in vitro, roturas cromosómicas en los linfocitos (Ott 2000), como ocurre con la cafeína y muchas otras sustancias.

Ante el desencanto por este ácido que prometía ser el sustituto semi-sintético de los salicilatos naturales contenidos en la corteza de sauce, los laboratorios optan por cambiar la fórmula de la tradicional aspirina y rebajar a la mitad el contenido de ácido acetilsalicílico, de un gramo al medio gramo de la aspirina actual. En unos casos le añaden 50 mg. de cafeína dando lugar a una especie de “speedball” farmacéutico: la cafiaspirina, un estimulante con un sedante-analgésico. En época reciente la tradicional aspirina cambia su formula por una sustancia llamada paracetamol. Vano intento por hacer una aspirina más sana, el paracetamol le pega duro al hígado, es mil veces más hepatotóxica que el alcohol (Ott 2000), que ya es decir. ¿Por qué no volvemos a la natural infusión de corteza de sauce?

SAUCE BLANCO: SALICINA NATURAL

El sauce blanco (Salix alba) es un árbol de hasta 25 metros de altura, con ramas ascendentes, formando una capa. Es frecuente en nuestras tierras y muy barato en los herbolarios. Tanto la corteza como las hojas contiene salicina, que se extrae muy fácil, sólo hirviéndola en agua durante 3 minutos y dejándola reposar veinte minutos (Vázquez 2002). Aunque dicen que la salicina tiene menos actividad que la aspirina (Font 2000), a nosotros nos ha bastado para superar más de una gripe, y sin dañar nuestro delicado estómago, como hace la aspirina. Al contrario, el vino de sauce se bebe antes de comer y cenar para calmar los espasmos del vientre, la acidez de estómago y el reuma. Su elaboración es sencilla, se dejan 70 gramos de corteza de sauce en un litro de vino blanco, clarete o Jerez durante 15 días o 90 días (según los autores. Vazquez 2002; Font 2000), removiendo a menudo la botella, se filtra el vino y se guarda. Con tomar una copita en las comidas basta. Paradojas de la farmacología: mientras la aspirina suele dar dolor de estómago, la salicina lo quita. La infusión de corteza de sauce, endulzada con miel de romero, además de bajar la fiebre y eliminar el malestar general griposo, alegra y calienta el cuerpo aliviando neuralgias y reumas, diarreas y fiebres, reglas dolorosas, angustias e insomnios, no hay comparación posible con tragar una triste pastilla, y sin embargo los vagos y aquellas personas que no toleran el sabor de los té de hierbas, preferirán -como los astronautas y los pandilleros pastilleros- las drogas farmacéuticas: aspirina efervescente, cafiaspirina, paracetamol,…A mi dadme un poco de opio y dejaos de boticas.

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OPIO: TRES EN UNO

Si uno tiene catarro, fiebre, malestar general y tos puede engordar al farmacéutico, que le dará aspirina o paracetamol para bajar la fiebre, y un jarabe con codeína o DXM (dextrometorfano, opiáceo sintético) para la tos. Al final te bajan la fiebre pero te estropean el estómago, desaparece la tos pero te hacen tragar un jarabe “de palo” y tú cuerpo parece un vertedero de sustancias medicamentosas. Lo bueno era lo de antes, cuando todo el mundo cultivaba en su jardín la amapola del opio o adormidera (Papaver somniferum), que cortada o rasgada rezuma un líquido lechoso: opio. Quita la tos, la fiebre, los dolores de la gripe, el malestar general y casi cualquier clase de dolor o sufrimiento. Y basta con colocar debajo de la lengua una bolita de opio del tamaño de una lenteja. Dado que el opio es ilegal y difícil de conseguir, suelo recurrir a un opiáceo natural, legal, barato y muy famoso en Holanda: Kratom en resina o en hojas secas (Mitragyna speciosa), arbusto asiático del que ya hablamos en el nº 46 de SPANNABIS MAGAZINE (marzo de 2008).

Pero, ¿hay que drogarse obligatoriamente cada vez que tenemos un simple catarro común o una gripe? No siempre, desde luego. Procuro no tomar nada el primer día, sólo si la tos me impide dormir entonces me drogo…terapéuticamente por supuesto. Según los higienistas las drogas lo único que hace es maquillar los síntomas, no curan la gripe que durará un par de semanas tomes o no tomes nada. Por otra parte la fiebre es un proceso natural de elevación de la temperatura corporal para matar bacterias patógenas. Sólo debería bajarse la fiebre en el caso de que fuera muy alta, o en personas debilitadas, ancianos o niños pequeños (Landaburu 1989; Vázquez 2002). La ecuación del doctor Eneko Landaburu parece de sentido común (el menos común de los sentidos): Demasiada actividad + descanso insuficiente = agotamiento. Y este agotamiento baja las defensas del cuerpo a la altura de las suelas de los zapatos, y entonces alguien a tú lado estornuda y ya has pillado el trancazo. Lo mejor es descansar, beber zumos, mucha agua y si la tos y la fiebre atosigan -valga la jerigonza- una infusión de sauce o de adormidera y…duermevela, mañana estarás mejor. La heroína se recetó en las farmacias españolas durante 34 años: desde 1898 hasta 1932 sin ningún tipo de problema. Fue su prohibición la que provocó muertes por envenenamiento-adulteración, encarecimiento astronómico, guerras entre bandas, contrabando, corrupción policial, consumos abusivos irracionales, etc. El opio es la aspirina de toda la vida, el ácido acetilsalicílico es una moda que pasará.

BIBLIOGRAFIA

Escohotado, Antonio. 1992. Para una fenomenología de las drogas. Mondadori. Madrid.
Font Quer, Pio. 2000. Plantas Medicinales. Península. Barcelona. Segunda edición.
http://hipocrates.com/  Interesante base de datos sobre las drogas medicamentosas.
Landaburu, Dr. Eneko. 1989. Curarse uno mismo sin los peligros de los medicamentos. Sumendi. Bilbao.
Ott, Jonathan. 2000. Pharmacotheon. Los libros de la liebre de marzo. Barcelona.
Usó, Juan C. 1996. Drogas y cultura de masas (España 1855-1995). Taurus. Madrid.
Vázquez Molina, G. 2002. Plantas Medicinales en el País Vasco. Txertoa. San Sebastián.

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