El dolor crónico es el eje sobre el que gira el proyecto Cannabis Fighting-Pain. O cómo luchar contra el dolor con cannabis evitando sus efectos secundarios. Bajo esta premisa, Rafael Maldonado, de la Universidad Pompeu Fabra, ha liderado este proyecto que viene a demostrar que es posible comercializar una nueva serie de compuestos que proporcionan el efecto analgésico de los canabinoides sin los efectos secundarios asociados más conocidos (como la ansiedad o afectaciones de memoria).

Su investigación supone un punto de inflexión para un porcentaje muy elevado de la población. “Hay una gran variedad de dolores para los que estamos huérfanos de tratamiento”, expone Maldonado. El dolor crónico es, de hecho, un problema de salud que genera un fuerte impacto en la vida diaria de las personas que lo padecen. Afecta al 20% de la población mundial, provocando anualmente 500 millones de horas de trabajo perdidas y costes de al menos 34.000 millones de euros para la economía europea.

 

El equipo de Cannabis Fighting-Pain está desarrollando una molécula para que, en combinación con el fármaco, se eviten los efectos indeseables del cannabis y mejore la calidad de vida de quienes padecen dolor crónico. Desarrollada la molécula, ¿cuál el siguiente paso? Su valorización. Es decir, “por eso el apoyo de CaixaImpulse es tan importante”, valora Maldonado que recuerda que en España, la investigación tiene una asignatura pendiente: “somos capaces de tener la idea, sacarla, pero no aplicarla”.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.