El documental ‘El Científico’ narra la historia de Rafael Mechoulam, que pasó a ser hijo del Holocausto en Bulgaria a descubrir el THC, el componente psicoactivo de la marihuana.

 

 
Hay vidas que son de enmarcar. Extravagantes, paradójicas, impactantes. Así fue la de Rafael Mechoulam, que pasó a ser hijo del Holocausto en Bulgaria, viajar como inmigrante a Israel y más tarde descubrir el THC, el componente psicoactivo de la marihuana. Una vida con vaivenes que queda reflejada ahora en el documental El Científico, que ya puede verse incluso en YouTube.
 
Un día en 1964, el profesor Rafael Mechoulam hace un viaje en autobús de transporte público a su laboratorio en el Instituto Weitzmann, en Rehoboth, llevando cinco kilos de un hachís libanés en una bolsa plástica. Este perfumado viaje resulta notablemente trascendental. Durante el recorrido Mechoulam descubre el componente psicoactivo de la marihuana: el tetrahidrocannabinol (THC).
 
20 años después, Mechoulam comprueba que el THC interactúa con el sistema receptor más grande en el cuerpo humano, el sistema endocannabinoide (SEC), y más tarde descubre que el cerebro del hombre produce su propio cannabis, una sustancia química a la que denominaron anandamida, del sánscrito “ananda”, que significa “alegría, felicidad suprema”.
Si bien aún sigue siendo desconocido para la mayoría de los investigadores y profesionales de la medicina, debido a la prohibición mundial de la marihuana, la importancia del sistema endocannabinoide crece día a día. Debido a la presencia de receptores en todo el cerebro y en cada órgano importante, se cree que este sistema juega un papel en la mayoría de las enfermedades, siendo ésta una de las razones por las que la cannabis puede aplicarse para el tratamiento de múltiples dolencias. Mechoulam ha estado investigando este compuesto por más tiempo y más detenidamente que cualquier otro científico y ha descubierto su papel en el tratamiento de trastornos convulsivos, la esquizofrenia y el trastorno de estrés postraumático, además de su impacto en otras funciones que rigen la salud humana, como la rapidez con la que un bebé establece vínculos con su madre.
 
“Cuando Darwin concluyó sus ideas sobre la evolución, las guardó en un cajón durante 20 años porque temía lo que diría la Iglesia”, dice Zach Klein, escritor, productor y editor de El Científico. “Mechoulam nunca fue menospreciado por ser un gran científico, sin embargo, el mundo ha tardado en entender sus hallazgos y esto se debe a la demonización que ha sufrido la cannabis desde el comienzo de la guerra contra las drogas”.
 
Klein se reunió por primera vez con el profesor Mechoulam cuando investigaba de qué manera la cannabis reducía los efectos de la quimioterapia experimentados por su madre durante un tratamiento para combatir el cáncer de seno. Ahora su obra no reconocida mundialmente llega en formato cinematográfico.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.