Cataluña ultima la regulación de las asociaciones de venta de marihuana. Legislará todo el proceso: cultivo, transporte y condiciones de los socio.

Parte del muestrario de variedades de un Club de Cannabis

 

El camino para regular los clubes de cannabis será largo y complicado, pero las instituciones están dando los primeros pasos. La Agencia de Salud Pública de Cataluña ya dispone de un borrador que propone una lista de condiciones que deberán cumplir las asociaciones para su regularización. El documento, al que ha tenido acceso El PAÍS, no es definitivo, pero es la base de la propuesta que presentará el Gobierno en septiembre al resto de formaciones. El objetivo es ordenar un sector cada vez más importante, no solo porque represente la puerta de acceso a la droga, sino también porque solo en Cataluña cuenta con 165.000 socios y mueve cerca de cinco millones de euros al mes.

La propuesta es muy ambiciosa y pretende regular todo el proceso: el cultivo, el transporte de la marihuana hasta el local y los requisitos de acceso para los socios. Una de las principales novedades es que solo podrán ser socios los residentes, para poner fin al denominado turismo cannábico que cada vez está más de moda en ciudades como Barcelona. También será necesario tener más de 21 años y no se servirá a ningún socio hasta que pasen 15 días desde su registro. Además, tendrá que venir acompañado de otro socio.

Para regular el cultivo, el documento fija que “la producción de cannabis tiene que ser siempre bajo demanda previa de los socios”, es decir, que solo se podrá plantar la marihuana que se haya encargado previamente. La espera puede llegar a ser de un mes y medio ya que las semillas más rápidas tardan unos 45 días en dar fruto. La producción tendrá que quedar registrada y, una vez al año, se deberá peritar el cultivo por profesionales colegiados. En ningún caso las asociaciones podrán adquirir el cannabis en el mercado negro. De esta manera, la Administración tendrá la información de toda la producción de cannabis que hay en el mercado, algo que ahora es imposible.

La producción de cannabis tendrá que plantarse bajo pedido de los socios

El transporte de la sustancia también queda regulado. Los conductores deberán estar en plantilla y llevar la documentación que acredite que el cannabis que reparten pertenece a la asociación. Los locales de los clubes tendrán prohibido vender alcohol de alta graduación o tabaco. Y solo instalarán máquinas dispensadoras de refrescos. El horario será de 10 a 14 y de 17 a 20, menos los sábados que podrán abrir hasta las 21. Deberán tener control de acceso y aforo para que nadie entre sin ir acompañado de otro socio.

Falta por cerrar la cantidad de gramos que puede adquirir cada socio al mes (entre 60 y 100) y si se fijará un número máximo de socios por cada club. Algunas asociaciones tienen más de 5.000 socios, aunque la cifra que baraja la Administración está al en torno de los 500. Todos los movimientos económicos tendrán que quedar plasmados por escrito en un registro.

Muchas de estas condiciones ya las cumplen algunos de los 400 clubes de cannabis que hay en Cataluña, especialmente las que forman parte de las dos federaciones que se han constituido. El portavoz de la Federación de Asociaciones Cannábicas de Cataluña (CATFAC), Jaume Xaus, advierte de que hay que modificar algunos flecos de esta primera propuesta, como ampliar los horarios o permitir que se puedan vender refrescos sin máquinas dispensadoras, pero añade que “en general es positiva”.

También queda por cerrar la forma de pago para adquirir la marihuana. La Agencia de Salud Pública quiere que se pague vía telemática y solo una vez al mes, para facilitar el control. Las asociaciones están conformes en el pago telemático —algunas ya lo aplican— pero no quieren limitar a los socios a una sola compra al mes. “No todos pueden prever lo que van a fumar en un mes”, dijo Xaus. El portavoz de CATFAC también reclama que se fijen las condiciones que se deben cumplir para obtener una licencia municipal para evitar que dependa de cada alcalde.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.