El aire, junto con la luz, el agua y los nutrientes, es uno de los elementos indispensables en el desarrollo vegetal.

por Mari SH

Asimismo, su tratamiento en el cultivo interior es uno de los factores de mayor importancia, ya que su correcto abastecimiento y distribución permite a los ejemplares cultivados desarrollarse sanos. Al mismo tiempo, regula la temperatura de las lámparas en aquellos casos en los que se cultive con bombillas DAI, así como la humedad relativa del ambiente. Además, la extracción del mismo cuarto o armario también es otro de los aspectos importantes para los cultivadores, ya que éste sale cargado de aromas delatores. En este artículo, trataré este tema tan vital en el cultivo indoor, explicando los conceptos básicos y problemas más comunes derivados de un mal tratamiento del aire.

El cannabis, como todas las plantas, también respira, pues necesita CO2 y oxígeno para realizar la fotosíntesis y otros procesos. Así que, para que nuestras plantas puedan obtener el aire que requieren, deberemos renovarlo del cuarto de cultivo continuamente en la medida necesaria, ya que si no lo hacemos, podrían agotar todo el dióxido de carbono llegando a tener dificultades para respirar y problemas de asfixia. Cuando las plantas se encuentran en un ambiente viciado, sus estomas se ahogan y su desarrollo se ve frenado consecuentemente. Además, cuando se emplea una iluminación basada en bombillas HID (High Intensity Discharge) o DAI, una buena ventilación ayuda a regular la temperatura del habitáculo reduciéndola. Por otra parte, una correcta distribución del aire también evitará la creación de bolsas de humedad dificultando, al mismo tiempo, la propagación de hongos.  

Potencia del extractor

Para poder determinar el caudal de aire de entrada que necesitaremos, es imprescindible conocer el volumen del habitáculo, ya que así sabremos cuántos metros cúbicos necesitamos renovar. Para calcularlo, como ya sabrás, bastará con multiplicar las medidas de su base por su altura y anchura. Por ejemplo, en un armario de un metro de ancho, uno de largo y dos de alto, multiplicaremos 1x1x2=2m3.

Lo ideal es que el aire de la sala se renueve cada minuto, aunque si queremos ahorrar energía, podemos renovarlo cada dos. Así que una vez conozcamos la cantidad de aire a renovar, multiplicaremos ésta por 60, que serán las veces que debe sustituirse el aire viciado por aire fresco. En el caso del ejemplo, necesitaríamos, al menos, una extracción 120 m3/h. Si queremos ajustar la renovación de aire al mínimo (30 veces por hora) bastará con temporizar el extractor para que funcione durante un cuarto de hora sí, y otro no.  Sin embargo, para poder controlar mejor la temperatura y poder compensar la fuerza de extracción de aire que se pueda perder a través de los tubos conductores, es recomendable escoger uno con una potencia un 30% superior. En el caso que estamos ejemplificando, escogeríamos un extractor de 160m3/h, ya que es el caudal de aire que más se aproxima al necesario. Por la noche, la necesidad de renovación del aire será menor, por lo que podemos encender la ventilación solo durante un cuarto de hora cada hora para ahorrar energía, al tiempo que seguimos cubriendo este requerimiento en la medida justa y necesaria.

La entrada de aire fresco

Además de extraer el aire viciado, también necesitaremos introducir en el cultivo aire fresco. La cantidad necesaria de éste la determinarán la potencia del extractor de salida y el tipo de habitáculo de cultivo que estemos utilizando. Si estás usando un armario de cultivo de los que suelen venderse en los grow shops para tal finalidad, aunque es aconsejable colocar una pequeña entrada de aire, se puede prescindir de ella. Dado que éstos están fabricados de tela y no cierran de forma hermética, la misma potencia del extractor hará que entre aire fresco a través de los agujeros, cierres y costuras del armario, permitiéndonos prescindir de un aparato para la entrada de aire. A este fenómeno se le conoce como “intracción” pasiva o forzada en el ámbito del cultivo indoor, pues, fuera de él, cabe recordar que la palabra “intracción” no existe en la lengua castellana. Por otra parte, si cultivas en un recinto completamente cerrado, necesitarás colocar una entrada de aire forzosamente, ya que si solo lo extraemos, pero no lo introducimos, el resultado final será la falta del mismo. Les ocurre a muchos cultivadores que, teniendo el resto de parámetros perfectos (pH, EC, temperatura, humedad, cantidad de nutrientes, etc.), las plantas se muestran con las hojas caídas como enfermas y no llegan a determinar el porqué. En estos casos, cuando todo está perfecto pero las plantas siguen evidenciando que les pasa algo, ese algo suele ser que les falta el aire. Aunque no es un problema muy habitual, puede ser bastante difícil de detectar si se desconoce su posible existencia. Por tanto, será obligatorio poner un aparato extractor que introduzca aire fresco en la sala para asegurarnos de que no se crea un “efecto vacío” que impida la correcta respiración de las plantas. En cuanto a la potencia de éste, dependerá de la del extractor de salida, debiendo ser inferior en todo caso a la de éste: lo ideal es un 20% menos como mínimo.

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Los ventiladores

Los ventiladores son necesarios para la correcta movilidad y distribución del aire en la sala. En el cultivo indoor, éstos sustituyen la función del viento en la naturaleza. Las corrientes de aire, siempre y cuando no sean excesivas, favorecen el fortalecimiento del tronco y las ramas, volviéndolos más resistentes y dándoles más fuerza para aguantar el peso de los cogollos. Además, impiden la creación de bolsas de calor y humedad entre las plantas, disminuyendo las posibilidades de reproducción y propagación de hongos. Por otra parte, si la corriente de aire es excesiva podría causar deshidratación y las hojas de las plantas a las que les diera directamente empezarían a mostrar síntomas de ello. Por esta razón es importante guardar cierta distancia entre los ventiladores y plantas, evitando que les dé el aire directamente.

Situación de los extractores y ventiladores

Para que el aire se distribuya correctamente y poder optimizar al máximo el uso de los aparatos empleados para su tratamiento, éstos tienen que estar dispuestos de una forma determinada. Si cultivamos en un armario de dimensiones reducidas (menos de 1,5 m2) habilitado para tal fin, situaremos el extractor de salida del aire en la parte superior del mismo para que pueda extraer el aire caliente y, el de entrada, en la parte inferior para que entre aire fresco. Además, colocaremos un ventilador cerca de la entrada para que éste se reparta inmediatamente al entrar al cultivo. También será necesario colocar, si es posible, otro ventilador en la parte opuesta para que el aire se distribuya correctamente. Si la temperatura es muy elevada, a pesar de haber instalado una buena ventilación, podemos hacer uso de un reflector refrigerado (cooltube) para extraer el aire caliente directamente desde la bombilla y así reducirla. Hay cultivadores que lo utilizan sólo en verano y lo retiran en invierno, ya que, aunque sea mínimamente, influye en la cantidad de luz que llega a las plantas, restándoles un poco.

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Por otra parte, si cultivamos en una habitación que hayamos acondicionado para ello, aunque lo más recomendable para la situación del extractor sigue siendo colocarlo en la parte superior de la misma, en lo referente a la entrada de aire, la mejor opción en este caso es ponerla en la ventana, siempre y cuando es tenga esa posibilidad. Para evitar que pueda entrar algún tipo de plaga desde el exterior, a través del conducto de ventilación, algunos cultivadores colocan una tela muy fina (una media, por ejemplo) en el orificio de entrada. Si la sala que empleamos abarca una superficie superior a 1,5 m2, necesitaremos repartir el aire fresco de manera más eficiente que con un ventilador. Para ello utilizaremos tubo flexible con el que rodearemos las paredes y al que haremos algunos agujeros para que el aire se reparta por toda la zona de las plantas. Los ventiladores se situarán igualmente cerca de éstos para repartir mejor el aire. En cuanto a la colocación del tubo flexible, debes tener en cuenta que demasiados orificios para la entrada de aire pueden ser contraproducentes, ya que cada vez será más difícil que éste llegue hasta el final. Además, es de suma importancia que sitúe con el mínimo de dobleces posibles, ya que, las curvaturas conllevan una pérdida de la capacidad de transmisión de aire bastante importante.

Olores

En cuanto a formas para disimular los olores, disponemos de varias alternativas. Los filtros de carbón son una buena solución siempre y cuando vayamos cambiando el carbón de éstos al menos una vez al año. Si estamos dispuestos a hacer una buena inversión, también podemos recurrir a un ozonizador, aparato que genera ozono para limpiar de olores el aire que circula por el conducto de extracción. Al igual que ocurre con los filtros, se conectan a éste para purificar el aire, pudiéndose elegir entre varias medidas según la que más nos convenga. Además, también podemos disponer de geles y líquidos que neutralizan el olor con gran efectividad.  

En resumen, aunque normalmente no se le preste mucha atención, el aire es un elemento vital para cualquier planta terrestre, ya que lo necesitan para respirar. Es por esta razón que debemos prestarle especial atención en interior y ajustar la ventilación a las necesidades de nuestro cuarto de cultivo, procurando evitar su falta y, al mismo tiempo, previniendo que éste sea excesivo. Espero que te haya gustado el artículo y que pueda serte de utilidad en tu día a día como cultivador.

¡Buenos humos y hasta la próxima!

Acerca del autor

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Mari SH

Aventajada maestra en el arte del cultivo, tiene una larga trayectoria como cannabicultura y redactora de contenidos cannábicos